«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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jueves, 10 de abril de 2014

Y a pesar de todo, sigo escribiendo

Es difícil mantener un blog cuando no puedes decir públicamente lo que te ocurre porque no deseas que se confunda con un diario íntimo o en mi caso, la extensión de éste. Durante el último tiempo me ha sido inevitable plasmar aquí brevemente algunas experiencias, postergando aquellos artículos críticos que alguna vez caracterizaron este espacio. Sin embargo, no es mi intención y jamás ha sido exponer morbosamente aquí algo que debería permanecer entre mis cuatro paredes.
Extraño aquellos tiempos en los que me sentía libre de escribir sin restringirme demasiado, cuando buscaba en You Tube alguna canción de pop turco o varias y me lanzaba toda una mañana, tarde o días enteros llenando entre cinco y diez páginas con algún tema que me apasionara como Turquía o simplemente dando mi humilde opinión sobre asuntos tan graves como la discriminación.
Foto 1: Típico atardecer osmanlí.
Hace dos días supe que mi novela Síndrome de Estambul: el diario de Sofía Mustakis había perdido otro concurso literario internacional. Me cuestioné sobre mi talento y si acaso debía seguir intentándolo o simplemente claudicar. Afortunadamente estaba ahí Francisco para aconsejarme: «Nunca dejes que tu talento se mida por concursos literarios. Son enormemente subjetivos. Recuerda que el verdadero talento se dedica al público objetivo y no a los críticos; su razón de ser es ser entregado, no ser evaluado».
Sin embargo, no puedo dejar de pensar que desde críticos hasta lectores potenciales, muy pocos aprecian realmente el esfuerzo detrás de un artículo como éste, aparentemente simple o una novela como Alma Negra, que pudo ser publicada. Y es porque nadie necesita saberlo para disfrutar la lectura de un resultado final.
Tras años de tener el manuscrito guardado en mi repisa llenándose de polvo, Alma Negra fue publicada en 2009 sin que muchos supieran de mis trasnoches editando o las constantes correcciones que debí hacerle antes del lanzamiento. Es un parto.
Luego me aventuré a escribir ¿Con cuántos hombres has amanecido? Me aconsejaron concentrarme en el morbo que a veces le gusta a la gente y con el objeto de vender, recurrí a licencias poéticas como sexo y droga. Empero, parece que esos relatos no son rentables ya para ninguna editorial, aunque me esforzara en entregar un mensaje significativo a la sociedad, pues me negaba a escribir sobre sexo porque sí. Ahora ningún editor sabe leer más allá del análisis contable del manuscrito y no presta atención al contenido, la interpretación y valorización de cada palabra.
Foto 2: Harén del Palacio Topkapı.
Por último y luego de haber estudiado todo lo relacionado sobre Turquía durante doce largos años, sin olvidar que además viajé a la mismísima Estambul para empaparme de la esencia osmanlí, me atreví a saltar desde el blog al papel escribiendo Síndrome de Estambul: el diario de Sofía Mustakis, donde quise volcar mi experiencia plenamente adjuntándola a un relato romántico en el cual el lector que jamás ha viajado, podría sentirse transportado a una tierra donde el atardecer nos roba en un suspiro el corazón para siempre.
Sin embargo, los críticos prefieren ahora novelas eróticas o ficciones sobre seres fantásticos eternamente adolescentes. Si quisiera escribir sobre hadas ninfómanas o monstruos sombríamente ambiguos. Las editoriales y el público comenzarían inmediatamente a preferir otro tema que estuviera de moda.
Cuando te dedicas a ser escritor, talento y mucho esfuerzo no bastan. Ni siquiera si te das el trabajo de experimentar en carne propia aquello que escribes, viajando a lugares tan distantes como soñados. También es necesario tener uno o dos buenos amigos editores que además de creer en ti, sepan apreciar el sudor de la trastienda como habló una vez Juan Antonio Massone, por sobre el sucio dinero.

lunes, 7 de abril de 2014

Muere el actor Mickey Rooney

80 años dedicados a la interpretación que hoy han puesto su punto final. El veterano actor Mickey Rooney, quien fuera una de las estrellas infantiles más famosas de la historia de Hollywood, ha fallecido por causas naturales a los 93 años, según confirmó la Oficina del Forense del condado de Los Ángeles.
La muerte de Rooney había sido adelantada por el portal de internet TMZ, que indicó que la salud del intérprete se había deteriorado desde hacía tiempo.
Rooney rodó más de 200 largometrajes en una carrera que comenzó con 6 años con un pequeño papel en el filme mudo 'Not to Be Trusted' (1926), y en estos momentos trabajaba en el filme 'The Strange Case of D.r Jekyll and Mr. Hyde', según The Hollywood Reporter.
Joe Yule, Jr nació en Brooklyn en 1920 y desde bien pequeño, con tan sólo dos años, ya daba sus primeros pasos en el mundo del espectáculo en el vodevil en el que trabajaban sus padres como cómicos. Fue tras la separación de sus padres y su marcha a Hollywood cuando su carrera comenzaría a despuntar gracias a la insistencia de una madre que tenía claro lo que podía dar su hijo.
Debutó en el cine con sólo seis años en la comedia muda 'Not to be Trusted'. Sólo un año después, en 1927, se convertía en el protagonista de la serie Mickey McGuire, en la que encarnaba a un joven golfillo, vitalista y campechano que le llevó a meterse directamente en el corazón del público.
Las décadas de los años 30 y los 40 fueron los años dorados de este jovencito. TRabajó en infinidad de proyectos como 'Los hijos de la farándula' , 'El joven Edison', 'Fuego de juventud', con una jovencísima Elizabeth Taylor, o 'Rueba heroica'.

Un galán poco caballeroso

Su vida al límite entre adicciones, sus fracasados matrimonios y sus malas inversiones financieras provocaron que el niño convertido en estrella fuera un hombre obligado a trabajar para saldar sus deudas sobre todo después de que quebrara la productora que había creado en 1948.
Su corta estatura (1,57 metros) nunca fue un impedimento para ser un auténtico seductor. Le gustaban las mujeres altas, voluptuosas y bien dotadas. Su primer matrimonio fue con una adolescente Ava Gardner (tenía 19 años) en 1942. sólo duraría un año. A ésta le siguió Betty Jane Rase de 1944 a 1948, Martha Vickers de 1949 a 1952, Elaine Devry de 1952 a 1958, Carolyn Mitchell entre 1958 y 1966, Marge Lane entre 1966 y 1967, Carolyn Hockett de 1969 a 1974 y con Jan Chamberlain con la se casó en 1978 y hasta su muerte. "Tengo tantas esposas e hijos que no sé en que casa pasar la Navidad", llegó a decir el actor.
Sus ocho matrimonios, aunque nunca se arrepintió de ellos, sí que le costaron grandes sumas de diner al tener que pasar una pensión alimenticia a cada una de sus mujeres a excepción de Ava Gardner, la única que no le pidió nada tras su divorcio.
Poco caballeroso se vanagloriaba de sus conquistas a las que describía en algunas ocasiones con comentarios muy poco políticamente correctos. Como con Lana Turner de la que hizo gala de su capacidad para satisfacer a un hombre en la cama o de Marilyn Monroe de la que destacó su habilidad para el sexo oral.

Una leyenda

Una vida al máximo para el que muchos consideran uno de los grandes actores de Hollywood. "Una leyenda, obviamente, pero algo más: agradecido, gentil, vital y cálido", dijo Levy en un tuiteo.
La última película que había estrenado en la gran pantalla fue el "thriller" 'The Woods' (2012).
Rooney fue candidato al Óscar en cuatro ocasiones por las películas 'Babes in Arms' (1939), 'The Human Comedy' (1943), 'The Bold and the Brave' (1956) y 'The Black Stallion' (1979), aunque sus únicas estatuillas fueron honoríficas.
En 1939 la Academia de Hollywood le concedió un galardón por su aportación como actor juvenil, y en 1983 le entregó un segundo premio en reconocimiento a sus 50 años de carrera.
A medida que su rostro envejecía, la estrella de Rooney parecía que se fuese apagando hasat que en la década de los 80 renació como Ave Fénix de las cenizas gracias al musical de Broadway 'Sugar Babies' y la nominación al Oscar por su papel en 'The Black Stallion'.
En los años 80 y 90 se le podía ver en populares series de televisión como 'The Love Boat' (1982), 'The Golden Girls' (1988), 'Murder, She Wrote' (1993) o 'ER' (1998), o en filmes como 'Babe: Pig in the City' (1998).
Tras conocerse su deceso, el director de '"Night at the Museum 3', Shawn Levy, confirmó que el nonagenario actor había rodado algunas secuencias para esa secuela el mes pasado.

Fuentes: 

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.