jueves, 3 de abril de 2008

Engañoso amor

Llamado por la celestial canción de tu voz,

acudí a la suave caricia de tu calor,

cuando la piel me ardió

con sólo una saeta de tu amor.


Que no demore el caprichoso amor

en oír mi clamor:

Oh, sentimiento juguetón,

que a mí vengas veloz.


Suplicar quiero que mi devoción

correspondas sin pudor;

lo que en otros tiempos se me negó,

que me den a manos llenas pido yo.


Ni el sol con su intenso resplandor

puede igualar el poder de mi amor,

que en cada caricia se entregó

sin importar el dolor.


Todo haría con valor

sin sentir ningún temor,

para ganarme tu atención

sin importar de nadie el perdón.


Bajar al infierno me gustó,

disfruté las llamas en su fulgor;

después gocé tu calor

que me diste en compensación.


Dios se apiade de este pecador

que todo por ti lo dio,

fuerte espada empuñé yo

matando a todo opositor.


Cada uno de mis pies voló

sin demora ante tu rumor;

saber de ti, mi corazón,

que vivo y muero de pasión.


Desmembrar mi cuerpo no tiene dolor,

si antes tu memoria me olvidó

o si de mi nombre tu boca abusó,

dando burla en un oscuro rincón.


Que a mí la vida postergó

por entregarme a tu sudor;

que la amargura a mi casa llegó

cuando tu mirada en mí no se posó.


Desde que tu mirada me flechó

y que tu risa de mí se burló,

paraíso e infierno no son dos

porque están en tu boca que me besó.


Llegó a mí la Gracia de Dios

cuando mi alma languideció

y mi corazón en tu abrazo se fundió

pasando a ser uno de haber sido dos.


Con oro tu lujuria se disfrazó

engañando a mi virgen corazón

que el pecado conoció

y en ti la inocencia perdió.


Que el conjuro cantado por mi voz

libere de tu yugo mi amor;

rompiendo la red que me envolvió

un día tu caprichoso amor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario