Tiempo es lo que falta al amante
cuando la aurora lo priva de su arte,
en medio de caricias, besos y trances,
prolongando el engaño de dulces frases.
Ansioso se muestra a las luces brillantes
de quien promete amores, sueños y planes,
cantando dulcemente para cautivarle
y después, a medio camino dejándole.
Así es deudo de su propia muerte,
llorando la pérdida amargamente,
cual niño destetado se enciende
si huérfano queda de repente.
Y pierde la memoria según parece,
emprendiendo su marcha nuevamente
para buscar otro amor que le consuele,
como si el desamor nunca ocurriese.
La delicada y suave sábana
se torna en áspera mortaja,
cuando el velo del amor se arranca,
mostrando la traicionera daga.
Ningún dios tan piadoso es
para amar y morir después,
como lo hace el amante vez tras vez,
dando vida y muerte también.
Soy la voz que exige un beso,
con la dulce entrega en esto
de tus labios casi perfectos,
que sin los míos, están incompletos.
Hace calor aquí dentro,
aunque afuera sea frío invierno,
porque el amante es como un incendio
que confunde pasión con sentimiento.
que hermoso, en muchos aspectos este visión del amor me interpreta, excelente, Carlos, portentosa pluma tienes.
ResponderBorrarSi es verdad se confunde la pasion con el sentimiento... Gracias Carlitos es precioso.
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