domingo, 24 de enero de 2010

Lo que tiene mayor peso

En estos días he hablado sobre mi equivocación al idealizar al Sr. L y mi relación con Dios.
Es verdad que estoy angustiado, triste y durante el último tiempo este blog me ha servido para expresar ese dolor e impotencia de manera descarnada o incluso, descuidada. Sin embargo, analicé mis rollos y tal como supuse, pude tomar decisiones:
  1. Puse en una balanza mi más que justificada molestia por su indiferencia, el dolor de estos días y el cariño que siento hacia un hombre esencialmente bueno. Descubrí que los errores pasan y la estima permanece.
  2. Una vez le dije "Te quiero y estaré contigo siempre, pase lo que pase". No puse fecha de vencimiento a esa promesa... Por lo tanto, tampoco importa si debo cumplirla hoy o dentro de cuarenta años. Lo importante es cumplirla.
  3. Un buen amigo no debe llenar mis expectativas, más bien ser él mismo. Si quiero a alguien, no es para hacer una buena inversión, sino sólo porque me despierta cariño, aunque al menos espero ser correspondido.
  4. El cariño que siento por una persona distante es intransferible, pues sólo esa persona me dio razones para tener aquel aprecio. Nadie para mí es reemplazable y hay un espacio que sólo ese individuo puede ocupar.
  5. Si no lo juzgué antes por todo lo que me confió, tampoco será ahora cuando lo señale. Es un simple mortal, expuesto a cometer errores y no es culpable de mi idealismo.
  6. No puedo acusar tan ligeramente, pues meterme en la cabeza de alguien para saber qué está pensando o sintiendo con respecto a determinada situación, es imposible.
Me siento mejor ahora, sabiendo que la rabia, el dolor, la desilusión y el orgullo no pueden superar mi cariño.

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