Por
José Promis.
El asunto del que se origina la ficción de Síndrome de Estambul y la justifica es
un episodio real en la vida de su autor. La solapa del libro nos informa que
Carlos Flores se convirtió al Islam y adoptó el nombre musulmán de Yahya
después de un viaje a Turquía en el año 2011. La novela, publicada
recientemente, es un relato que se equilibra con agilidad y soltura entre la
ficción y la farmacopea de recuerdos de las experiencias vividas en el viaje de
conversión religiosa que transformó para siempre su existencia. Sebastián
Mustakis, el narrador creado por Yahya, relata las experiencias de este viaje
desde la perspectiva de un converso que desea comprobar a sus lectores que “es
un enorme consuelo tener a Allah en mi vida. Desde un punto de vista literario,
sabe, pues, que convencerlos dependerá en gran medida de la atmósfera de
confianza e intimidad que logre establecer con sus destinatarios. Su voluntad
para aproximarlos hacia su punto de vista narrativo haciéndoles partícipe de
sus sentimientos y peripecias de su viaje a Turquía queda, por lo tanto,
explícita desde temprano en el discurso: “Como ustedes supondrán, mi intención
de viajar a ese lugar tan lejano no era solo para vacacionar”.
Sebastián es hijo de una familia conservadora
de inmigrantes griegos que contra los deseos de Laertes, su padre, decide
estudiar periodismo. Su resolución tiene origen en la rebeldía que en su
momento exhibió Sofía, una tía abuela que los Mustakis han considerado siempre
como la oveja negra de la familia porque en su momento mostró el coraje para
desobedecer los cánones tradicionales, viajar a Europa y después enamorarse de
un comerciante turco de Estambul, desde donde su familia la trajo de regreso a
Chile para casarla contra su voluntad con un hombre machista y abusivo. A pesar
de sus impedimentos físicos y de salud, Sebastián decide retomar los pasos de
su tía abuela acompañado de su madre y de un grupo de amigas porque, como le
dice una de ellas, “pretendes encontrar algo allá”. Las primeras páginas de la
novela se centran en los preparativos del viaje; su principal interés reside en
las informaciones que entrega al lector acerca de los comportamientos
cotidianos de una familia griega en Santiago y, más que todo, sobre las
conflictivas relaciones que existen aún hoy entre inmigrantes griegos y turcos
debido al tumultuoso pasado histórico que comparten.
La narración del viaje ocupa los dos tercios
restantes de la novela. Su trasfondo biográfico pareciera manifestarse en
observaciones y descripciones de espacios, ambientes y personajes que salpican
el discurso de Sebastián desde el momento en que el avión despega del
aeropuerto de Pudahuel. Asimismo, el nivel imaginario se enriquece con los
avatares cotidianos del pintoresco grupo de viajeros en un mundo árabe de
hermosura material y espiritual, pero, sobre todo, con la periódica inserción
en el discurso del narrador de fragmentos del diario de vida escrito por Lucía.
Se establece así un paralelismo que al avanzar hacia la conjugación de tiempos
y textos permite el descubrimiento de los orígenes del narrador, el encuentro
con su definitiva identidad religiosa y la reconciliación del pasado y el
presente.
Solo el autor sabe cuánto contiene de vívido y
de imaginario su relato, pero al final no importa. Síndrome de Estambul es una narración que fluye con facilidad, marcadamente
descriptiva, redactada con un lenguaje desnudo de personalismos retóricos y que
de vez en cuando deja de lado su carácter propiamente narrativo para introducir
reflexiones, observaciones y comentarios que pertenecen a quien escribió el texto
y no a quien relata las aventuras que contiene en su interior. Es un relato híbrido
donde la entretención, sea producida por elementos imaginarios o reales, sirve sobre
todo para resaltar la faz pacífica, solidaria y religiosa de una religión cuyos
excesos fundamentalistas despiertan hoy el horror y el repudio de la mayor parte
de la civilización contemporánea.
FUENTE: Revista de Libros, Artes y Letras de El Mercurio. Domingo 24 de abril de 2016.
2 comentarios:
¿Falta mucho para que publiques la continuación de "Síndrome de Estambul"?
Sí, falta. Con permiso de Allah debo buscar una editorial y esperar respuesta. Saludos.
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