«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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martes, 13 de mayo de 2008

Algunos tipos de gays

Tal como reza el sabio proverbio, “Para gustos, colores” y ya que en todos los aspectos de la vida existe variedad, no tiene por qué ser distinto en los grupos humanos. Por ello, tras una larguísima investigación, les entrego un compendio donde aparecen los principales tipos de gays que pueden llegar a conocerse tanto dentro como fuera del ambiente, no refiriéndome a ser activo, pasivo o moderno.
ACTIVIÓTICO: Dícese del individuo activista, que va a cada marcha de protesta lo convoquen o no y considera todas las causas como propias, pero si se trata de los derechos de homosexuales se vuelve fundamentalista, no teniendo reparos en encadenarse desnudo frente a La Moneda en pleno julio a las 5:00 A. M. A veces, pareciera necesitar un antibiótico muy potente para matar las bacterias que fluyen de su boca cuando apasionada y monótonamente defiende sus ideales, sin importar que nadie le escuche.
BOTULINA: El nombre de esta toxina también se aplica al mundo gay. Es el homosexual que en su juventud ponía las discotecas de moda, pero a sus cuarenta años lucha contra la edad y la gravedad con toda arma disponible. En la cartera lleva botox como un diabético llevaría azúcar por una hipoglucemia. El quirófano es su segundo hogar y cada año no cumple más de cuarenta. Mata a quien le sugiera lo contrario y su obsequio ideal sería una máquina del tiempo. Es capaz de recurrir a la brujería por mantenerse joven y su baño es un verdadero laboratorio cosmético.
LLORONA: No para de sufrir, por el novio con quien acaba de terminar, por un antiguo amor de hace veinte años y de quien aún se engancha o por su constante soledad que nadie comprende, excepto él. Maniaco depresivo por excelencia; su diario es una colección de amores imposibles y romances que no pudieron ser.
MADRE SUPERIORA: Pocas veces sale de casa, sólo cuando hay un terremoto de 8.5º Richter y lo hace para pararse en el dintel de la puerta golpeándose el pecho y gritando misericordia a Dios verdadero. Lógicamente no va a ningún sitio de ambiente gay si no es arrastrado por amigos más animados y una vez allá, le da sueño, no baila, no conversa y se siente como pollo en corral ajeno. En lugar de tener una revista Men’sHealth sobre su mesa de noche, atesora un libro de oraciones de San Expedito, a quien todas las noches le ruega por su Príncipe Azul; en vez de ver una buena porno de Bel Ami, delira con los episodios repetidos de Grey’s Anatomy ¡Y los comenta!
MUSCULOKA: Clásico gay de ambiente, que come ligero no sin antes leer absolutamente toda la información nutricional de cada alimento. Son al sauna o gimnasio lo que la aceituna a una empanada de pino y de hecho, les falta aire el día que no se ejercitan dos horas como mínimo. Eruditos en lo que a dietas hipocalóricas y deportes de toda clase se refiere; si quieres bajar de peso, es más seguro preguntarle a él que a una nutricionista titulada. Es el típico mino que te hace doler los ojos con su belleza, pero su única función es pararse en un rincón a esperar que le hables para luego, reírse de ti y hace un estupendo papel como streeper.
NOVIA ETERNA: Vive esperando que se legalice el matrimonio entre homosexuales y le vendería su alma al Diablo por dos pasajes a un país donde esta ley ya exista. No se vincula con el Activiótico a menos que éste luche por el homomonio. Sólo va a la Marcha Gay y al Gay Parade para conocer a su “novio”, quien probablemente saldrá corriendo despavorido cuando sepa sus verdaderas intenciones, si no lo sorprende volando bajo. Cuando tiene pareja es bipolar, porque se deshace en atenciones que no le daría a su propia madre, pero cuando su pololo se toma una radiografía, él sale por detrás.
PAVO REAL: En el ambiente gay no hay una loka más evidente. No tiene una pluma, sino varias y de tantos colores como nuestra bandera. Goza meneando la cartera y sólo con la danza del vientre puedes mover la cadera igual que él. Su irreverencia raya en la demencia, pero es de carácter afable cuando no se le ataca. Siempre está a la moda y su persona es el accesorio infaltable en cualquier grupo de amigas sofisticadas.
PRÍNCIPE VALIENTE: Tan escaso como la nieve en el Sahara. Es el que todos los gays queremos encontrar y cuando lo hacemos, debemos pagar una manda eterna, porque con él desatamos la envidia de cualquiera. Es más atractivo que hermoso, pero su belleza es casi angelical. Es el caballero en brillante armadura y siempre podemos contar con él para lo que se nos ofrezca. Su fidelidad es a toda prueba, porque tiene la maldición de haber sufrido muchas decepciones. Entre todas las cualidades que posee, la más valiosa es el don de ver nuestro interior, porque no le importa nuestra apariencia física y es tan romántico, que nos hace sentir como Ana Karenina o Scarlett O’hara. Regularmente, somos nosotros quienes fallamos en la relación, cansados de estar inmersos en una novela decimonónica.
PSICOLOKA: El gay que nunca falta. Sirve como paño de lágrimas para cualquiera y su consejo es casi siempre acertado. Llena su agenda con más consultas que panoramas y cuando dice tener amigos, en realidad es otro apelativo para sus pacientes. Se maneja con las teorías amorosas como tiburón en el agua y huele desde lejos cuando uno está sufriendo. Es capaz de hacer ver a un ciego con las grandes verdades que revela sobre las relaciones, pero regularmente está como espectador y casi nunca como protagonista de la obra; cuando al fin lo es, olvida todos sus consejos, convirtiéndose en un gay doliente.
PORN STAR: Es quien cuya apariencia física de tipo Musculoka sólo se iguala a su amplia experiencia sexual. En la cama es tan original como amante, que compite con un artista del Circo del Sol. Su Biblia es el Kama Sutra Gay, que se sabe de memoria y practica fluidamente. Su cuarto es un templo del sexo, donde puedes encontrar todos los juguetes eróticos existentes y hasta los inimaginables, porque ni siquiera un sex shop está tan bien provisto. Quienes comparten su lecho son verdaderos afortunados aunque sean amantes de una noche, porque resulta demasiado selectivo y es prácticamente inaccesible para los pobres mortales.
REINA HARPÍA: Cómo tiene amigos es un misterio cósmico. Se especializa en intrigas escabrosas, vive solo porque nadie lo soporta más de media hora y de tener pareja, ni hablar. Considera un arte romper relaciones y más aún, si son consolidadas. Se mueve por emociones bajas como el odio y la envidia al punto de considerar ídola a la mala de cualquier telenovela. Se identificaba desde su infancia con el lobo, la madrastra o la bruja de los cuentos. Destila veneno con una facilidad asombrosa y es el anticristo de la comunidad gay. Adora a Eris, la diosa griega de la discordia y podría vivir perfectamente en una cueva… Es más sencillo matar un vampiro que deshacerse de esta clase de persona.
REINA MADRE: Debería tener un trono. Es el antítesis del anterior espécimen y cualquier grupo gay no es tal hasta no incluirla. Encaja en cualquier evento o grupo social, sin importar la orientación de éste. Muy difícil hallar alguien más simpático, porque es el alma de la fiesta y de su boca sólo sale el comentario preciso para cada ocasión. Tiene el don de la oportunidad para la broma perfecta y su cetro varía desde una cerveza hasta un Cosmopolitan. La madrina ideal cuando el matrimonio homosexual se legalice.
SOR-TILEGIO: Es casi como la Madre Superiora, porque predica santidad, pero con el falo en la mano. Quien le ve en el día no cree lo pecaminosa que puede llegar a ser una de sus noches. Es como una chupacabros y dentro de sus rituales, es infaltable consultar el horóscopo cada mañana antes de salir, sólo para saber si tendrá sexo durante el día. Su amuleto erótico es el primer condón que compró y nunca usó, su rosario es el calzoncillo del amante con quien tuvo el mejor sexo que puede recordar. Vive sacándote en cara hasta el más mínimo pecadillo tuyo, como si él no hubiese hecho nada.
SUSTIPUTO: Amigo, conocido o scort al que recurrimos cuando estamos solteros, para que se haga pasar por nuestro novio en alguna reunión social donde corremos el riesgo de ser el único impar. Usualmente favor con favor se paga, pero en estos casos es mejor contactar a alguien que nos cobre dinero.
ÁNGEL DE CHARLIE: Experto en todas las técnicas de espionaje cuando de descubrir infidelidades se trata. Huele a kilómetros el engaño y la mentira; su razón de existir es descubrir los secretos o acusar conspiraciones sentimentales. Para él hacer un seguimiento es como prepararse un pan con mantequilla. La Operación Hawai 5-0 o seguimiento completo hasta el motel con grabaciones y fotos es su especialidad. Serle infiel y salir ileso es imposible.
AUTÓMATA: Dícese del homosexual que yace permanentemente en un rincón, haciendo menos bulla que un ninja. Se queda donde lo dejan, como un paquete; es prácticamente una muerta y casi no habla. De hecho, a casi todo responde con un “Sí” o “No” que apenas se escucha. Hay áreas de conocimiento en las cuales es un verdadero erudito, pero no se luce a menos que alguien medianamente más activo lo saque de su letargo. Casi invisible, es posible que hasta te tropieces con él en alguna reunión social. Se le debe tener mucha paciencia, pero si aprendes a conocerle, tal vez descubras a una buena persona.
AUTOSUFICIENTE: En muchos aspectos es bueno estar con él porque se caracteriza por su independencia (no en mamón), solvencia y capacidad de animar el ambiente. Sin embargo, su lado B es irritante, porque cuando le hablas de sexo, relaciones o tener pareja a todo responde “Yo no me urjo por eso, no lo necesito”, aunque pueda estar con alguien que, para efectos prácticos es casi un accesorio.
BETTY: Alude a la popular telenovela colombiana “Yo soy Betty, la fea”. Pocas clases de gays son más envidiadas que ésta. Feo como Hulk sentado en el W. C., su desfavorecida apariencia física se acentúa aún más por su mal gusto en ropa y no se puede decir que es dejado de la mano de Dios, porque en realidad él mismo es una blasfemia; es tan feo, que las tribus africanas lo usan como amuleto viviente para ahuyentar al Diablo. Pese a todo, lo envidian porque este desgraciado casi siempre se queda con el mejor partido, a quien enamora con ardides de ternura, inteligentemente apareciendo como el cachorro atropellado e indefenso, que necesitas al caballero en brillante armadura. Por esto, su vida es un auténtico culebrón venezolano y el diario que escribe, porque siempre lleva uno, te saca lágrimas desde la primera página.
BIPOLAR: Entiéndase por un sujeto incapaz de conectar sus emociones con su accionar. En el ambiente gay este espécimen es una verdadera plaga. Para él un compromiso emocional es como la cruz para un vampiro y si tiene pareja, a ésta le pesan los cuernos hasta padecer una escoliosis. Toda interrogante le resulta un misterio cósmico indescifrable porque siempre responde con un “No sé”, “Tal vez”, “Quizá”, “A lo mejor”, “Posiblemente” y jamás tiene los pantalones bien puestos para una contestación definida. Si el matrimonio gay existiera en Chile, este sujeto iría camino al altar como la vaca al matadero, caminando dos pasos hacia delante y uno para atrás… Bajo presión vive choqueado. Que ni se te ocurra preguntarle “¿A dónde va nuestra relación?” o largarle un “Te amo” antes o durante el acto sexual, porque no le levantas el ánimo ni con una tortilla de Viagra y si lo haces post coito, la relación se termina, pero al menos habrás podido compartir el lecho brevemente.
CAZADORA: Es como “Buffy”, pero en lugar de cazar vampiros, caza gays y no los mata, se los folla. No estudia artes marciales, a menos que sea para atrapar una presa, pero sabe toda técnica de emboscada. Su arsenal incluye condón, consolador, lubricante y puede llegar al extremo de llevar una pastilla de Viagra o peor aun, Yohimbina.
COMEDIANTE: Quien se junta con él corre riesgo de sufrir incontinencia urinaria, porque su vida es una constante broma. Aunque hable en serio, la gente creerá que está bromeando, porque cada cosa que dice es un chiste. No lo pongan en la vía pública, porque la gente se detendrá a oírlo y le arrojará dinero a los pies. En un evento social es el payaso. Maestro del doble sentido hasta hacerlo directo, pues habla de su sexo y anatomía interior como si todo el mundo quisiera saberlo. En un funeral hace que hasta el muerto se ría y seguramente es el antídoto infalible para cualquier tipo de depresión.
CRITICONA COMPULSIVA: Todo lo encuentra feo, malo, anticuado o desubicado. Cree que dicta la moda y siempre te dice cómo vestirte, peinarte, decorar tu casa o moverte, aunque no le preguntes. Irónicamente su opinión suele estar errada y por eso, no sigas sus consejos ni aunque te pague en dólares.
DESARRAPADO: La versión contemporánea de James Dean. Desarreglado; lo último que está en su lista es el cuidado del cabello y cutis. Antiguamente se le confundió hasta con los hippies y ahora pasa desapercibido entre skaters. No es raro verle usando una mochila cutre cuyo contenido es mejor ignorar. Sin embargo, todo lo anterior se contrapone al buen estado físico que algunos tienen, generalmente por genética. Esto sumado a su carácter rebelde, lo hace atractivo ante los gays más desesperados. Tiene su propio concepto de “Estética”, que incluye el gel por kilos, la barba de dos, tres, cuatro o cinco días, la ropa suelta y ultra usada, utilizar calzoncillos por dos jornadas y luego voltearlos para continuar por dos más o sencillamente, no incluir la ropa interior dentro de su tenida. Eso sí, se baña a diario. Pese a ello, lo increíble es que al momento de ligar, Dios no les falta.
DESTRUCTORA DE HOGARES: Maldita, La Otra y muchos apelativos son sinónimos. El gay que nunca falta y al cual se le debe ahuyentar en cuanto uno lo ve rondando a la pareja. Seductor como serpiente e igualmente peligroso. Se deleita orgásmicamente separando parejas y los infieles le ligan. Es más seguro ser asechado por jotes y buitres en el desierto. Hace de todo lo inhumanamente imposible por alejar de ti a tu pareja, sólo para usarlo un par de veces y luego desecharlo. Ni su familia lo quiere, porque hasta con primos, cuñados y tíos se ha metido. Sin embargo, Dios es justo y con toda seguridad, esta clase de gay termina solo, viejo y apestado.
FALOCÉNTRICA: El término lo dice todo. Es aquel gay que vive en función del sexo, pasa más tiempo en sitios de ambiente que en su casa y es probable que este último lugar ni lo conozca completamente, porque su habitación es donde más está. Su cama es tan visitada, que aparece en toda guía turística gay. Puede olvidar cualquier cosa, pero jamás nunca un condón, aunque en pos de gozar, a veces no lo usa… su fruta favorita es el plátano y el vegetal, un pepino, aunque no siempre se los come. No pasa un día sin tener sexo y cuando está solo, recurre a su fiel amiga, la mano. Su lema: “El que nace chicharra, muere cantando”.
GATITA: Gay excesivamente tierno, tanto dentro como fuera de sus relaciones. Se muere si su pareja no lo mima diariamente y todo lo que habla es en diminutivos: Cosita, chanchito, mi amorcito, etcétera. Estar con él es como criar un niño mimado, porque cada vez que está molesto, se taima insoportablemente. Celoso como sólo él sabe serlo. Hasta tener sexo debe ser cuidadoso porque en una semana de abstinencia se revirginiza; ni hablarle en términos grotescos, porque para él cada encuentro sexual es “Hacer el amor”, aunque sea con alguien que recién viene conociendo. Es tan tierno, que hasta de sus ex habla bien, sin importar que alguno le haga la peor canallada.
LESBOFÓBICA: Chicos, reconozcámoslo…, muy pocos gays no sentimos algo de rechazo por nuestra contraparte femenina, igualmente antigua. Esta clase de gay suele catalogar a las lesbianas con horribles apelativos e incluso, aludiendo a la teoría freudiana denominada “Envidia de pene”.
MARICOTAKU: Típico gay consumidor de Yaoi (anime-manga gay) Fácil de reconocer porque parece un personaje de animación japonesa, pero homosexual.
PORNOMANIACA: Casi nunca tiene sexo satisfactorio; la masturbación no es para él un modo de desahogarse, sino un pasatiempo que podría convertir en un deporte olímpico. Consume pornografía gran parte del día y sus preferencias no se limitan a lo gay, sino también al material hetero y bisexual…, todo con tal de ver un hombre desnudo, porque escasamente los tiene en vivo.
REINA DEL DRAMA: Pasa todo el tiempo ahogándose en un vaso con agua. Su vida es tormentosa, como una tragedia griega. Sufre hasta hacerse el seppuku o harakiri si su novio le promete llamarlo a las 8 y lo hace a las 8:05. No hay mejor ejemplo de paranoia emocional, porque sólo le falta ponerle un cinturón de castidad a su marido para asegurarse de que no le sea infiel. Su música favorita incluye impajaritablemente a Ana Gabriel y cuando estrenaron la película “Titanic” juraba que era su autobiografía.
Espero que esto te sirva para moverte en el ambiente gay reconociendo a cada espécimen.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.