Con el favor de Allâh (cc) la comunidad musulmana ha iniciado un nuevo Mes Sagrado de Ramadân en este año1438 AH y se nos das la maravillosa oportunidad de acercarnos más a Nuestro Señor, mejorar como personas, conseguir el perdón de nuestras faltas y purificarnos de aquello con lo cual nos intoxicamos en todo sentido durante el año.
Sé que al llegar estas fechas publico ewntradas como un predicador, haciendo que el blog parezca desperfilarse un poco de lo que comunmente trato, como temas de discriminación o crítica social. Sin embargo, es precisamente por el tono negativo que muchas veces adquieren mis artículos, que ahora me doy el lujo de tomarme una pausa contemplativa a mi modo, porque un musulmán siempre reecuerda a Allâh (cc) -no sólo una vez cada doce meses-, y ahora puedo reconsiderar muchas cosas, asimilar tristezas y valorar mis alegrías... Las bendiciones llegan de muchas maneras y no siempre nos damos cuenta de inmediato.
Muchas veces algunas personas cuestionan mis prácticas religiosas creyendo que soy demasiado exigente conmigo mismo. Empero, pocas cosas en esta vida mundana son tan satisfactorias como dedicarle un tiempo al cultivo de nuestra propia espiritualidad, sin que nadie nos obligue sino porque queremos hacerlo habiendo adquirido un compromiso con Allâh (cc) y con nosotros de igual manera... En ese sentido, la gente no comprende que para un musulmán los actos de adoración no son un sacrificio.
El sacrificio como yo lo entiendo, es algo que nos cuesta porque incluso sufrimos haciéndolo. Pero algo que hacemos por la complacencia de Allâh (cc) no nos duele ni molesta. Lo realizamos con agrado.
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