Hacía tiempo no escribía porque me dediqué durante meses a mi nueva novela. Escribí a diario desde las 8:00 hasta las 13:00 y por las tardes desde las 15:00 hasta las 21:00 horas, obviamente dejando tiempo para mis oraciones y comidas. ¿Por qué tanto afán? Pues quería participar en un concurso literario para el cual tenía como último plazo de entrega el próximo 10 de abril.
Sin embargo, antes de enviar el manuscrito por correo electrónico, debía imprimir dos copias de las cuales una tengo yo y la otra debía ser entregada en el Departamento de Derechos Intelectuales. Lo hice hoy y teniendo el número de registro, pude participar del concurso.
La obra quedó registrada bajo el título Síndrome de Estambul: El diario de Sofía Mustakis y en ella me valgo de la narrativa de ficción para detallar mi viaje a Turquía en 2011.
No quiero dar más detalles, pues sabré los resultados dentro de tres meses a partir del 10 de abril. El ganador obtiene un contrato de edición, la publicación del libro y una cuantiosa suma de dinero como adelanto.
Espero ganar, no porque sea buen escritor o tenga una cara bonita, sino porque en realidad trabajé mucho para obtener un buen producto final detallando mis aventuras en un país maravilloso, pero mezclándola con una historia ficticia que enmarca la crónica y dejé finales abiertos, por si se me antoja escribir una secuela pero para ello, tendría que hacer un segundo viaje.
Lo único malo es que mientras hacía el trámite de inscripción, perdí mi teléfono móvil que cayó de la mochila y debí bloquear el número. Pero es una nimiedad.