Hoy ha sido mi segunda visita a la Mezquita As
Salam, gracias a que el hermano Ismail me llevó. Pero esta vez junto con hacer
las oraciones correspondientes y oír el sermón, pude compartir con mis hermanos
en un ambiente donde todos me hacen sentir querido.
Estos días han sido extremadamente difíciles porque
como siempre, no he sabido mantener cerrada mi boca, amparado en el argumento
de ser honesto pero desgraciadamente, sin tener filtro alguno.
Además, mis crisis diabéticas se han hecho muy
frecuentes y me tuvieron al borde de la muerte al menos un par de veces. Sumada
a la preocupación anterior, supongo que toda consecuencia tiene su costo y en
ocasiones, podría ser demasiado alto.
Elhamdulillah tengo la oportunidad de ir a la
Mezquita y tranquilizar un poco mi alma en estos días tan atribulados, cuando
la angustia se ha hecho presente para acosarme desde temprano hasta cuando
cierro los ojos cada noche.
Confío en que Allah (swt) pronto me muestre el
camino y tenga misericordia de mí. Amin.