«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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miércoles, 27 de enero de 2016

Nadie muere de amor

He leído en redes sociales mucho sobre el amor y desamor últimamente. Me sorprende que la gente no se dé cuenta de algunas cosas evidentes a este respecto. Y como el blog es inclusivo, no me referiré específicamente a la orientación sexual de cada caso. Ya antes he dicho que los sentimientos son parte de la experiencia humana porque son intrínsecos a la persona, incluyendo el amor o como obvio resultado, enamorarse; absolutamente nadie tiene derecho a decirnos de quién podemos enamorarnos o no pero si alguien se atreve a prohibírnoslo por prejuicios, nos quita parte importante de nuestra humanidad, individualidad y libre albedrío. Esto considerando siempre que ejerzamos nuestro derecho sin lastimar la dignidad de otro, como un niño por ejemplo… Eso jamás lo aprobaré porque en una relación amorosa, los integrantes deben tener criterio formado. No obstante lo anterior, existen quienes con total descaro nos indican cómo o por quién sentir.
Cuando alguien es despechado, abandonado, humillado, engañado o peor aún, viudo, es completamente ridículo además de inexacto decir que «sufre por amor». ¡Qué frase más estúpida y poco pensada! Lo cierto es que con amor uno no sufre; el dolor viene con el desamor. Dicho del modo más práctico y para que todos me entiendan, cuando alguien anda malhumorado nadie dice «sufre por sexo» sino al contrario, se asume que es por la falta de éste.
¿Y qué sucede cuando una relación termina de mala manera o peor aún, acaba sin siquiera haber comenzado? Está bien y es hasta normal que por un tiempo te sientas rechazado, humillado o con derecho a tener diversas reacciones como llorar, deprimirte, gritar, enojarse, llamarle, escribirle e incluso creer que es el fin del mundo. Sin embargo, dentro de un tiempo se espera que tengas suficiente resiliencia para salir de la oscura cueva a enfrentar nuevamente el mundo como corresponde, lo más entero posible.
¿Pero qué hago si esto no sucede? ¿Me suicido? Basta. Todos hemos sufrido desamor alguna vez, pero nadie merece que tengas tendencias suicidas porque no te ama. Eso queda para las novelas decimonónicas como Anna Karenina, que puede parecernos una heroína del romanticismo pero llevado su caso a la vida cotidiana, resulta ser una estúpida como las que ya no nacen. Nadie debe ser Romeo o Julieta en esta vida… Es demasiado valiosa para desperdiciarla por alguien que no nos ama.
¿Qué te hace pensar que muriendo tendrás su atención, si estando vivo te ignora? Debes agradecer el cariño de la gente que está contigo cuando los demás se han ido y por otro lado, deja ir quienes te lastiman. Ellos son felices en su pequeño mundo y no saben valorar tu complejo universo de posibilidades. Allâh (swt) sabe esto y te limpia el camino. Debes ser inteligente para darte cuenta de que a veces apreciamos a personas poco convenientes para nosotros desde el punto de vista psicológico, afectivo, emocional y espiritual; no hablo de la conveniencia material o económica sino de cómo ese individuo nos hace sentir. Por ello, aunque nos duela en el alma o sintamos roto el corazón, es conveniente mil veces tomarnos un tiempo para calmarnos, viendo la situación desde la distancia. Tal vez así veas que tú no cabes en la vida del otro porque eres demasiado grande para él.
Esta vida tiene oportunidades y miserias, pero sólo tú puedes escoger. No digo que sufrir por desengaño amoroso sea una tontería; ciertamente es un derecho de nuestra condición humana. Pero después de llorar, gritar y romper cosas escandalosamente, es esperable que tengamos un golpe de dignidad –muchas veces nos humillan porque lo permitimos, siendo culpables de elloy así, ver que si alguien nos maltrata no nos quiere o quizás, es muy limitado su entendimiento para comprender que somos más completos. Nuestro principal error al amar espíritus simples, es adjudicarles demasiada influencia sobre nosotros y perder nuestra capacidad de valorarnos; entonces, comenzamos a vernos desde los ojos del otro, quien jamás nos apreciará en nuestra amplitud.
A veces –no siempre y evito generalizar– estas personas son crueles, soberbias y orgullosas pero nos seduce su aparente carácter aventurero porque viajan, exploran y hasta experimentan. En ocasiones incluso somos sus conejillos de indias. Sin embargo, ya que nuestra cosmovisión es más rica en matices, nunca debemos olvidar que tenemos dentro lo que ellos buscan en su entorno. Por esta razón, doquiera que vayamos tendremos un hogar y compañía mientras que estos individuos permanecen pululantes y solitarios hasta que realmente amplían sus horizontes.

lunes, 11 de enero de 2016

Muere David Bowie


David Bowie, una de las figuras de más éxito e influencia de la música rock, ha fallecido de un cáncer que había sido mantenido tan en secreto que el pasado mes de octubre su agente tuvo que desmentir que fuera a participar en la edición del Festival de Glastonbury de 2016. Según las páginas de Facebook e Instagram del cantante, David Bowie "murió en paz rodeado de su familia tras 18 meses de lucha contra el cáncer". Bowie ha muerto apenas unos días después de la publicación de su vigésimo quinto álbum, Blackstar, que ha recibido el aplauso unánime de la crítica. El 'hashtag' #RIPBowie ya era trending topic en Twitter apenas media hora después del anuncio del fallecimiento.
Hacía tan sólo tres días que Bowie estrenaba su nuevo single 'Lazarus', un adelanto de su último disco: siete canciones, largas y sinuosas, construidas con estrofas que se alargan, cambios de ritmo e instrumentación contemporánea que desasosiegan al principio y deslumbran al final.
Así, de una forma extremadamente discreta -como vivió en su última década- se cierra la vida del camaleón, como le llamaba la prensa coloquialmente, un personaje tan inclasificable que hasta tenía cada ojo de un color diferente -por una pelea en la escuela- y que marcó la historia del rock en las décadas de los 60 y 70. Y, también, de un cantante, instrumentista y productor que representó todos los excesos asociados al mundo del pop, incluyendo la capacidad de autopromoción y la capacidad para exprimir económicamente su obra al máximo, como cuando convirtió en bonos los derechos de autor de sus canciones y los vendió por 50 millones de dólares, a finales de los noventa. Era, exactamente, la misma técnica que sería empleada masivamente en EEUU después durante la era de las 'hipotecas basura'. 
David Robert Jones -su verdadero nombre- jugó con la ambigüedad sexual, creó un alter ego -Ziggy Stardust-, estuvo a punto de morir de sobredosis de cocaína en varias ocasiones y actuó en varias películas de Hollywood. Su legado musical es una combinación de soul, pop, glam, electrónica y disco que ha influenciado a artistas tan heterogéneos como Lady Gaga hasta The Cure, U2, Pulp, New Order o Franz Ferdinand. 
 Bowie, que nació en Londres, comenzó su carrera a principios de los 60, pero alcanzó dimensiones mundiales con la publicación, en 1972, de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and theSpiders From Mars. Desde entonces, Bowie no abandonó el estrellato, aunque en la década de los 80 la crítica le acusó de ceder a la complacencia y a las tentaciones comerciales. El cantante llevaba medio retirado desde hace una década, con escasas apariciones en público y discos esporádicos. En 2006 se había subido por última vez a un escenario. Fue en Nueva York, con Alicia Keys, para interpretar tres temas. Poco antes, había interpretado con el líder de Pink Floyd, David Gilmour. Una canción muy poco bowieana que, sin embargo, acabó siendo una de sus últimas actuaciones en público del camaleón.

Fuente: El Mundo.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.