«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

Comenta en este blog

Selamünaleyküm: No olvides dejar al final de cada artículo tu comentario para el autor de este humilde blog que acabas de leer. Tus opiniones serán tomadas en cuenta para mejorar el contenido en la forma y el fondo.

Si esperas respuesta a tu comentario, debes buscarla dentro de la misma sección del artículo que comentaste. Gracias. Selam.

Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

Sobre Facebook

Por favor, si me agregas a Facebook, envíame un mensaje privado diciendo que has visto mi blog, para saber dónde me encontraste. De lo contrario, tu solicitud podría ser rechazada por seguridad. Muchas gracias por tu comprensión.

lunes, 31 de enero de 2011

Aplazamiento

Entre la semana pasada y esta todo se ha retardado. Para empezar, mis clases de inglés y turco con Ahmet y las chicas de Tarkan Fans Chile debieron postergarse un mes -en lugar de comenzar el 5 de febrero, lo haremos el 5 de marzo- porque papá quiere ir a Callejones este fin de semana y durante la quema de ladrillos, a mitad del mes. La familia es primero.
De todos modos, será mejor porque a partir del tercer mes es muy improbable que las clases sean inconstantes. Aún así, las muchachas y Ahmet han demostrado voluntad y paciencia de oro conmigo.
El lanzamiento de mi segunda novela se posterga hasta que alguna editorial dé el visto bueno y comencemos a editarla. Ya lo he dicho antes.
Mañana Madelaine y yo iríamos a la embajada de Turquía para recoger mapas, guías turísticas y confirmar si en realidad no son necesarias vacunas y visas. Sin embargo, por comodidad mía, lo postergamos hasta después del Día de los Enamorados, fecha en que Gabriel comienza sus vacaciones, pudiendo llevarnos, porque un radio taxi me costaría más de $ 10.000.
La compra de pasajes a Estambul ya no se hará el 1 de marzo sino el 17. Paulina leyó un artículo en Publimetro donde aseguran que los costos de viajes en temporada baja -a partir del 15 de marzo- pueden ser inclusive un 30% más baratos y entonces, ni siquiera debemos pensarlo dos veces.
La compra de mi nuevo diario íntimo -de los cojones- se hará recién cerca del 9 de febrero, cuando recoja mi pasaporte en el Registro Civil. Por mientras, casi sin percatarme he escrito aquí, cuidando no ser indiscreto.
Mi encuentro con el Sr. L en su departamento no será el jueves 3 como habíamos quedado, pues recibirá visitas importantes y obviamente debo comprenderle. Además, me ha telefoneado esta tarde para avisarme; siempre se agradece que alguien sea cortés.
Lo importante no es que todo esto se haya postergado, sino más bien concretarlo.

"En busca de Troya. La vida de Sophia y Henry Schliemann". Stone, Irving.

En 1975 Irving Stone escribió esta magistral obra, joya de la literatura universal cuyo título original, “The Greek Treasure”, es un perfecto calificativo. Emecé Editores nos sigue entregando tres décadas y media después, por la excelente traducción de Benigno Héctor Andrada, esta apasionante biografía novelada del arqueólogo autodidacta Henry Schliemann.
En ella se narra cómo este hombre de cuarenta y siete años, hacedor de tres fortunas y políglota que dominaba catorce idiomas, conoce a la joven griega Sophia Engastromenos, quien tenía apenas diecisiete años cuando comenzó a cortejarla.
La vida íntima del clan helénico, sazonado con interesantísimos detalles sobre cotidianeidad y tradicionalismo griego, da paso lentamente al relato de cómo esta pareja descubre las ruinas troyanas en la actual Turquía.
Quien crea que fue fácil, se equivoca garrafalmente. Stone nos enseña correspondencia privada, hechos históricos e inicia una ardua investigación para enseñarnos la laboriosa odisea de Henry, quien armado con su ejemplar de “La Iliada” emprende un camino de autodescubrimiento hasta dar con Troya siguiendo las indicaciones homéricas.
Éste no era un simple capricho de quien naciera en un pueblito alemán y luego se hiciera estadounidense de adopción. El libro revela que desde su niñez Schliemann tuvo un gran interés por las civilizaciones prehelénicas. Sin embargo, cuando finalmente descubrió Ilión, los afamados científicos de entonces no dieron crédito.
Efectivamente, el hombre de negocios y arqueólogo fue inmensamente humillado por eruditos, quienes le insultaban llamándole despilfarrador, bandido, idiota, farsante e impostor. Sólo pudo dar credibilidad a sus impresionantes hallazgos al dar con el tesoro de Priamo, mencionado en la obra de Homero.
Esta lectura puede impresionarnos con los peligros o frustraciones que debieron superar Henry y su fiel compañera, Sophia. Ésta era una griega tan interesada como su marido en el increíble pasado milenario de aquella civilización y fue esto lo que los mantuvo unidos siempre, además de aquella complicidad originada en admiraciones.
Es que esta pareja era digna de ser admirada. Intrépidos y constantes, Stone también enseña su lado frágil y humano al cual podemos acercarnos. De hecho, el libro comienza revelando las dudas que Sophia tiene sobre su pretendiente, aunque siempre respetándole.
¿Quién no ha soñado alguna vez con sentirse como Indiana Jones? Pues bien, Irving Stone nos muestra con un realismo cautivante las hazañas de quienes descubrieron Troya, Mecenas, Ítaca y Tirinto hasta fallecer Schliemann en 1890.
Ésta es la historia de alguien que habiendo hecho dos fortunas en Rusia y otra durante la fiebre del oro en California, decide dedicar su vida a cumplir un sueño aparentemente imposible: descubrir Troya. Pero también nos narra cómo su mujer le apoyo y defendió incondicionalmente, llevada por la misma pasión aventurera y el amor.
Tengan presente que además de ella, sólo el entonces primer ministro británico, William Gladstone, creyó en Henry Schliemann. Esta pareja le entregó a la Humanidad algunos de los descubrimientos arqueológicos más importantes hechos durante la Edad Moderna.
Por su parte, Irving Stone es el exponente de la biografía novelada por excelencia. Entre sus obras más destacadas se hallan: “La agonía y el éxtasis. Vida de Miguel Ángel”, “Pasiones del espíritu. Vida de Sigmund Freud”, “Lujuria de vivir. Vida de Vincent Van Gogh”, “El origen. Vida de Charles Darwin” y “Abismos de gloria. Camilla Pissarro y los impresionistas”, todas publicadas por Emecé Editores.
Ha vendido más de treinta millones de ejemplares considerando todas sus obras pero además, las traducciones llegan a sesenta idiomas y dialectos.

domingo, 30 de enero de 2011

Visitando a Paulina por primera vez

Ayer mamá y yo visitamos a Paulina, quien nos invitó a tomar el té para conocer a su familia. Ni les digo lo difícil que fue llegar porque estando próximos, sufrí una hipoglicemia y casi debimos regresar a casa. Sin embargo, mi amiga salió a nuestro encuentro y ya en su hogar, me recuperé habiendo comido azúcar. Por suerte mi vieja pudo dar con un bazar donde compró bebida dulce.
No es que me preocupe tanto esta situación, pero me avergonzó un poco llegar a nuestro destino haciendo espectáculo. De todos modos, Paulina se ocupó constantemente y al poco ya habíamos olvidado el mal rato, porque ella se complementa tan bien con mamá, que ambas me sorprenden.
Estábamos en el antejardín, bajo el parrón comiendo chocolates finos mientras charlábamos, y no pude evitar recordar las casas de mis tíos Hilda y Fernando en Callejones, pues allí uno siente que es el único lugar del mundo donde puede hallarse tranquilidad.
Era lógico. La casa es realmente acogedora, pero gran parte de eso lo hace la gente. Sus hijos, al contrario de como los describe, se integraron bastante y fueron muy amables.
Da gusto ir a un sitio donde son buenos anfitriones, porque mi amiga se desvivió atendiéndonos. Sin embargo, aún más grato es darte cuenta de que eres realmente bienvenido. Como si eso fuera poco, aquella familia tienen mucho en común con nosotros y eso hace cómoda cualquier conversación.
A decir verdad, no debería sorprenderme tanto, porque Paulina tiene su afabilidad como carta de presentación y eso, obviamente es heredado.
Mamá quedó encantada. La madre de Paulina le pareció increíblemente culta -por cuanto habló de Grecia y Turquía cuando tratamos el tema del próximo viaje-. Y los hijos, mi pobre viejita quedó embobada con ellos.
Es que yo también tuve breves regresos a mi infancia pues el hijo quinceañero de Paulina comentó haber ido a una feria de manga. Éste era mi pasatiempo durante la Enseñanza Media, cuando veía mucho más a Cury, que solía dibujar personajes del animé.
Paz, la primogénita, se interesó de manera especial en mi perrita; apenas en la última Navidad perdieron a su mascota. Empero, Paulina y yo intentábamos hablarle sobre Ahmet, para ver si le interesa cultivar esa amistad ya que ambos estudian ciencias políticas.
Ya siendo bastante tarde se me ocurrió enseñarle a mi amiga la pronunciación en turco de los números y algunas frases, para que no llegue tan nerviosa a la primera clase el sábado 5 de marzo. Fue muy cómico hacerle pronunciar las letras c, ç, I, ğ, ö, ş y ü porque en un momento su hijo salió del cuarto modulando perfectamente la I, como si hubiese hablado turco toda su vida.
Además una vecina muy considerada aportó un premio estupendo para rifarlo entre los miembros de Tarkan Fans Chile -amigos y parientes-, permitiéndonos recaudar fondos: sandwichera Valory modelo VS 600.
No es menor, considerando que cualquier dinero extra servirá ahora que además de conocer Estambul, pretendemos escaparnos a Atenas, si Dios así lo permite. Es increíble cómo se ha presentado todo casi por intervención divina.
Esta visita fue, a todas luces, algo que debíamos hacer porque pudimos comprobar una vez más que Paulina es la persona con quien no sólo podemos viajar, sino también forjar una amistad sincera y perdurable.

viernes, 28 de enero de 2011

Sacando mi pasaporte

Esta tarde fui con Paulina al Registro Civil de Providencia para sacar por vez primera el pasaporte y de paso, renovar mi cédula de identidad, que vence el 19 de julio del presente año, cuando ya debiera estar en Chile, pero por si las dudas...
Llegar al edificio fue fácil, porque me moví en radio taxi como casi siempre lo hago. Estaba allí a las 12:20 aunque había quedado con Paulina para dentro de quince minutos más tarde. Sin embargo, como ella iba desde el trabajo, tardó un poco más; el calor de 31º C y un tráfico poco fluido hizo comprensible su demora.
Mientras esperaba medí mi glucosa -62 mg/dL- y como estaba a punto de sufrir una hipoglicemia, tomé azúcar después de comer el sánwich que mamá me preparó.
Cada vez que veía la interminable fila, me angustiaba. Empero, cuando mi amiga llegó no necesitamos formarnos. Sólo pasamos por el lado y esperamos dentro la atención.
Como casi todo en esta vida cuesta dinero, les doy los valores.
  • Por un pasaporte de treinta y seis hojas: $ 48.900.
  • Por la cédula de identidad: $ 3.600.
  • En total: $ 52.200.
Afortunadamente había ahorrado dinero para tales propósitos sin considerar la movilización.
Ahora debo esperar hasta el 9 de febrero para retirar mis documentos en una oficina más cercana.
Paulina en tanto debe acompañar a Cristina, que aún no tiene pasaporte.
¿Han notado lo difícil que resulta firmar digitalmente en aquella maldita y diminuta pantalla táctil? Intentamos plasmar nuestra firma lo más legible que pudimos, aún cuando hubiese mucha gente esperando su turno.
- Dibuje cualquier cosa -me sugirió impaciente la señora que nos atendía. Es que debí hacer el proceso varias veces porque ya tenía listo el pasaporte y no me escuchó pedirle la cédula de identidad.
Algo importante es que debido a la naturaleza de estos documentos, sólo pueden ser retirados con un comprobante entregado al final, por el titular. Si éste no pudiere ir al Registro Civil personalmente, debe otorgar un poder notarial señalando a alguien.
Si el pasaporte no es recogido en la fecha señalada, será destruido al día siguiente por considerársele caduco.
Nos desocupamos casi a las 14:15 y obviamente me correspondía acercar a Paulina, quien ya estaba atrasada, hasta su trabajo. Es lo mínimo que puedo hacer después de tanto jaleo.
Ahora sólo queda esperar la entrega, pero cada vez va quedando menos. Estoy emocionado.

jueves, 27 de enero de 2011

Novela busca editorial

Hoy otra editorial ha rechazado el manuscrito de mi segunda novela.
No puedo evitar pensar que en alguna medida, este país no esté preparado aún para leer una novela polémica, donde sexo, VIH, adulterio, drogas, amor y relaciones familiares son temas abordados de una manera cruda pero realista.
Las editoriales por lo general están libres de prejuicios contra homosexuales, pues su evaluación se centra en un estudio sobre la redacción y narrativa para determinar el grado comercial del texto.
Tal vez escribir narrativa gay sea sólo por esta vez para entregar un mensaje específico que de ser publicada la novela, será interpretado por mis lectores. Sin embargo, como no quiero dedicarme a un estilo exclusivo, podría abordar otros géneros literarios en mi tercera novela.
Tendré que buscar otras editoriales para insistir en esta publicación. De todos modos, Pablo Simonetti ha sido muy amable recomendándome editoriales, aconsejándome y consolándome.
Siempre me ha agradado que siendo tan famoso y exitoso, este escritor de reconocida trayectoria conserve su humildad, aquella prestancia que lo hace cercano  sus lectores. Sí, lo admiro profesionalmente, pero aún más por interactuar respetuosamente con quienes le seguimos.
Conozco escritores elitistas -no daré nombres- que sin haber llegado al nivel de Simonetti no se bajan de las nubes. Pero él, con sencillez, se da tiempo para tutelarme en cierta medida. Se lo agradezco.
Mamá dice que por mi próximo viaje a Estambul y todo lo implícito en ello, quizás no sea momento de publicar la novela y posiblemente ocurra a mi regreso, cuando disponga del tiempo necesario para editarla.
Sinceramente espero que esta obra no permanezca inédita. Alguna editorial debe valorar su mensaje y mi trabajo. Además, no puedo romper tan fácilmente el compromiso adquirido con quienes en ella aparecen.
Si existe alguna parte demasiado fuerte, no estoy pidiendo que el manuscrito sea publicado intacto. Agua, café y endulzante dan el mismo sabor y aroma sin importar el orden de la preparación.

martes, 25 de enero de 2011

Vistazo al infierno

Esta mañana me desperté horrorizado tras soñar con terribles imágenes infernales. Estaba sumido en una oscuridad tan profunda que no me veía envuelto, sino más bien formaba parte de ella, suspendido e incorpóreo pero consciente del entorno.
intentar escapar en dirección al Cielo se me hacía terriblemente laborioso, como si en algún grado fuese observado desde una profundidad más oscura y temible, donde demonios aguardaban.
Aunque conozco el tema, sé que ser ignorante no me salvaría de tales visiones. Cualquiera reconoce el purgatorio, infierno o Cielo al sentirlo.
Habiendo llegado al Cielo, la luz era tan intensa que en un principio casi no podía ver nada y luego, rodeado de intangibles nubes, el vapor dio paso a intensos colores azulados brillantes.
Más allá de las descripciones, lo que más me preocupó fueron mis percepciones. Según las diversas creencias y religiones existen muchos Cielos e infiernos, pero tuve la muy desagradable impresión de que cada sitio se ajusta a personalidades individuales.
Así por ejemplo, el Cielo puede ofrecer distintos placeres y comodidades dependiendo de las necesidades que tenga cada persona en su alma.
Del mismo modo, el infierno nos tortura con nuestros temores más ocultos, aquellos que incluso ignoramos pero al estar solos allí, no existe nada salvo ese miedo paralizante e incomparable y nosotros. No hay esperanza, salvación ni paz.
La sensación es indescriptiblemente negativa, asfixiante, escalofriante. Ninguna experiencia en la vida puede compararse, pues cuando algo malo nos sucede al menos tenemos esperanza de recuperarnos, pero allí no queda nada.
Ninguna ilustración de Dante es tan exacta como el verdadero infierno y seguramente mi sueño fue apenas una muestra muy parcial.
Por experiencia les digo que muchas veces los sueños son engañosos. Las imágenes oníricas pueden anuncios de otras realidades, que ignoramos por considerarlas producto de nuestra imaginación. ¿Sería mejor arriesgarse a comprobar lo contrario cuandi fuera demasiado tarde?
Hay a quienes no les importan las consecuencias de sus nefastas acciones, pues tampoco creen que serán castigados por Dios, el destino, la vida o la justicia humana. Sin embargo, aquellas personas codiciosas cuya moral es casi inexistente ni siquiera imaginan cuan real puede ser el precio a pagar.
Asesinos, violadores, psicópatas, codiciosos, furibundos, orgullosos, lujuriosos... ¿Por qué llevar esa vida siendo tan simple ser mejor persona? Algunos han perdido aquí la esperanza de salvarse, sin ser necesario visitar el infierno y cuando alguien no se restringe buscando placeres, riquezas o alimentando odios, jamás halla satisfacción.
Aunque el mundo actual se parezca mucho a lo que podríamos llamar infierno por las atrocidades vistas aquí, como alguien capaz de escandalizar niños inocentes, no podemos estar seguros de haberlo visto todo.
Algunos no se restringen porque creen que después de esta vida no hay otra. Ello les facilita dejarse llevar sin restricciones. ¿Pero y si la hay? ¿Qué pasaría si creyeramos en una vida única y libertina pero luego de morir, debiéramos pagar eternamente?
Les puedo describir mi infierno como un sitio de oscuridad absoluta, donde el menor temor es sentir a entes empujarme hacia abajo y no me atrevo a mirar porque la impresión sería casi mortal. Empero, hay tantos infiernos como personas. Me parece insensato arriesgarse por gusto.
Para salir de ahí prometí llevar una buena conducta y ser más virtuoso, porque nunca lo he sido. Pero jamás dejaré de cometer errores por mi propia condición imperfecta.
Que triste es vivir en un mundo donde Dios ha muerto y los grandes valores son constantemente subestimados: amistad verdadera, amor, respeto y fe son tesoros de unos pocos o conceptos románticos considerados impracticos e inalcanzables. Si alguien se pregunta de qué sirve la amistad sincera existiendo Facebook, le responderé que un ordenador nunca debe apagar la calidez humana.
Es extremadamente fácil ser inicuo en esta vida, porque hasta nos puede dar placer, pero éste es tan pasajero que a veces ni se disfruta.
Cuando oigo a un fumador diciendo que de algo debemos morir, siento cuan rendido está. Nada merece la pena condenarse para siempre en una prisión donde los peores castigos son indescriptibles aún para el escritor más prodigioso.

lunes, 24 de enero de 2011

"El diario íntimo de Lucrecia Borgia". Bouflet, Joachim.

La Editorial Diana publica por vez primera en julio de 2006 esta novela histórica del investigador Joachim Bouflet, quien además se especializa en el estudio de las concepciones religiosas.
Basándose en registros históricos, el autor expone la sufrida fortaleza de un personaje célebre por su infame reputación, desmitificando los acontecimientos atribuidos a la hija del Papa Alejandro VI -Rodrigo Borgia- y hermana de César, quien además de ser conocido por sus atrocidades, fue literariamente inmortalizado como el «Príncipe» de Maquiavelo.
En esta biografía, la diarista que comienza a escribir dos meses antes de su muerte, muestra una faceta humanista, filosófica y atormentada. En la obra se revela alguien muy alejada de aquella cortesana, envenenadora y asesina que solemos reconocer por ilustraciones modernas.
Antes de descubrir este libro, habría creído cierta la leyenda negra de esta mujer, porque inmersa en un mundo bélico, traicionero y codicioso sería entendible defenderse con las armas femeninas. Sin embargo, Lucrecia no fue una psicópata como bien podría ser calificado su hermano, sino que se relacionaba con filósofos y místicos renacentistas, alcanzando notoriedad en aquel entorno..., raro para mujeres de aquella época.
La historia atrapa más por el hecho de averiguar los verdaderos acontecimientos en la vida del personaje, aunque cada entrada al diario es en sí misma un capítulo y parecen a ratos que son muy extensas. No es como aquellas crónicas donde las anotaciones pueden ser breves.
Sin embargo, se entiende que inteligentemente el autor logre reivindicar a Lucrecia en la historia, aún cuando la mayoría de las fuentes -verdaderas o falsas- digan lo contrario.
En realidad, Lucrecia fue relegada a ser instrumento político porque en aquellos años, la mujer debía ocupar una posición inferior a la del varón. Por ello, para leer esta novela es necesario deshacerse de prejuicios.
Totalmente contraria a las leyendas originadas en la obra de Víctor Hugo, esta biografía novelada nos permite reconstruir no sólo hechos sino también hasta cierto punto, la historia.
El autor de "Falsarias de Dios", "Edith Stein" y "Padre Pío" podría habernos mostrado a su heroína con cualquier otro género literario, pero al enseñarnos un diario íntimo, capta el interés del lector por este personaje que en otro contexto podría parecernos sombrío o poco atrayente.
Bouflet nos embelesa además con su maestría narrativa, cuando personifica a Lucrecia y sensibiliza por su prosa casi poéticamente, en un diario más reflexivo que sólo escrito para registrar acontecimientos exactos.
Extendida hasta las 432 páginas -con Epílogo incluido-, el autor da contexto histórico a su relato enseñando pequeñas reseñas biográficas de algunos personajes contemporáneos de la protagonista.

domingo, 23 de enero de 2011

Almuerzo de Tarkan Fans Chile

La vez anterior fue una cena y ahora un almuerzo en Döner House. Muchas asistentes eran caras nuevas, pero sin duda lo más gratificante fue recibir socias que viajaron desde Antofagasta y quienes están comprometidas con la causa de viajar a Estambul en junio próximo.
La pasamos genial comulgando en torno a Tarkan, su música y deliciosa comida turca mientras planificábamos nuestra aventura.
Paulina y yo nos transportamos en Metro y aunque tuvimos la mala suerte de que el ascensor estaba descompuesto en la estación donde nos dirigíamos, ella no se hizo problema al pedir asistencia a guardias para subir mi silla de ruedas por los escalones. Es cierto que gestionando se puede lograr casi cualquier cosa o como ella dice: «A Dios rogando y con el mazo dando».
Afortunadamente en Estambul todo está habilitado para turistas y minusválidos porque aquí, eso no puede esperarse aunque sea ley.
Cuando ya habíamos acabado nuestro almuerzo y tras mucho reír, se nos aproximó Ahmet, chico estudiante de ciencias políticas a quien conocí hace dos años en Fundación Catarata. Con toda la amabilidad y simpatía que siempre le ha caracterizado dio consejos, recomendaciones, datos turísticos y otras referencias muy útiles.
Como si ello fuera poco, nos ofreció impartirnos clases grupales de turco a un costo voluntario. Francisca estudió con él durante dos meses y maneja muy fluidamente el idioma. Esto es en especial importante no sólo por cultura general, sino también porque deseábamos estudiar inglés pero una vez allá, resultará estupendo ser trilingüe.
La madre de Paulina tiene razón al pensar que cualquier viaje -en este caso a Eurasia- te amplía el horizonte y para nosotros, también significa superar nuestras propias limitaciones.
Un ejemplo claro es que agotaremos todas las instancias posibles para conocer a Tarkan y presentarnos como un grupo oficial de fanáticos, aunque vivamos en el último lugar del mundo.
Le agradezco de manera especial a las chicas que viajaron desde Antofagasta: Eurídice con su hermana y Graciela con su marido.
Además, debo agradecer a los esposos de Graciela y Madelaine, que las acompañaron a pesar de no compartir su fanatismo por Tarkan.
Me alegra especialmente que todos los asistentes se hayan sentido cómodos y pudieran disfrutar del encuentro, porque nuestra idea era también afianzar lazos, hacer amistad.
Ahora debo ejercitar mis piernas de algún modo para no sufrir el mal de la Clase Turista y acabar con un edema pulmonar, como Fulvio Rossi cuando fue a China.
Ya estoy contactándome con algunas admiradoras internacionales de Tarkan, pretendiendo entrevistarnos una vez en Turquía y conocer al artista.
Espero que las ideas planteadas para recaudar más fondos puedan llevarse a cabo, como la completada.
Nuestro viaje está a la vuelta de la esquina y ya sea que conozcamos a Tarkan o no, dependiendo de su agenda -esperemos tener suerte-, nos aguarda una gran aventura y cuando seamos viejos, aún recordaremos cada paso en aquella hermosísima ciudad.
No puedo acabar este artículo sin antes expresarles mi gratitud y admiración por su prestancia integrándose activamente. Hermanos todos en la causa, gracias totales.

viernes, 21 de enero de 2011

No seas majadero

No hay caso. Ni por broma se le puede mencionar al Sr. L que me invite a Horcón, porque enseguida reacciona como un tonto grave y temeroso diciéndome "Carlos, una vez te expliqué por qué era difícil ir a Horcón contigo, no seas majadero con un tema más que conversado..." (faltas ortográficas corregidas).
En realidad, no lo conversamos sino que se impuso la idea de no poder viajar conmigo a la dichosa playa porque para llegar, había que caminar mucho con la silla de ruedas. Hasta ahí es entendible, aunque poco creíble porque según entiendo durante temporada alta se puede llegar en lancha (Ángel M. lo dijo en la segunda reunión del grupo).
¿Pero me lo tenía que decir en el muro de Facebook de otra persona? Él, que constantemente se siente humillado por alguna broma para mí inofensiva, no se mide al restregarme públicamente cuan difícil es hacer -sólo para él- algunas cosas conmigo por mi enfermedad. ¿No podía tomarlo como una broma o decirme lo mismo por mensaje privado? ¿En qué estaba pensando? Pues en nada.
Pensé bastante antes de escribir esto, especialmente porque prefiero ser juicioso al momento de exponer la discriminación. Pero qué coño... Estoy molesto, dolido, desilusionado porque me doy cuenta de que no importa cuánto tiempo transcurra, siempre habrá gente temerosa de hacer cosas conmigo. Además, si al Sr. L no le importó exponerme en un Facebook ajeno, tampoco debería molestarle leer esto, porque más encima protejo su identidad.
Me importa un soberano carajo ser considerado acomplejado. Es el hecho de sentirme excluido y expuesto (humillado) sin siquiera haberse atrevido a intentar primero las cosas, lo que me molesta.
Durante mi vida nadie me ha dado facilidades para lograr llegar hasta donde estoy y me acostumbré a esforzarme igual que el resto del mundo. Detesto cuando la gente se rinde antes de intentarlo porque es más fácil.
De todos modos, no habría podido ir porque mañana tengo programado el almuerzo con las chicas de Tarkan Fans Chile para organizar el viaje a Estambul. ¿Pero era necesario pararme los carros tan estúpidamente? ¿Qué sabe él lo que puede o no hacer conmigo, si ni siquiera lo intenta? ¿Qué idea tiene de cuáles y cuántos obstáculos he debido superar antes de conocerle e incluso después? ¿Se ha preguntado alguna vez a cuántos he debido demostrarles de lo que soy capaz sin ayuda?
Conozco por montones personas que pretenden obtener el máximo resultado con el mínimo esfuerzo, sin tener ninguna discapacidad.
Quienes leen este blog, saben que no uso groserías, pero por la mierda. ¿Hasta cuándo la puta silla de ruedas tendrá más importancia que yo? La verdadera discapacidad es no poder ver más allá del aparato o peor aún, creer que debe cuidárseme, vigilárseme... Hace muchos años aprendí a atarme los cordones del calzado solo y no necesito niñera.
No es por nada, pero a riesgo de sonar duro -y es que ahora soy yo el herido o molesto-, me parece que si bien en muchos momentos mi amistad con el Sr. L me llena de satisfacciones hasta el punto de descubrir que a un amigo puede amársele sobre sus defectos, en el aspecto específico de mi silla siempre tendremos encontrones.
Ahora me doy cuenta de que no ha superado sus miedos o al menos, no aquél que realmente importa. ¿Y qué tan iguales somos? Esa pregunta no me corresponde responderla. Tal vez ni siquiera pueda contestarse, porque sólo a él le compete superarlo.
Sin embargo, acostumbrado estoy a que en este mundo haya gente tan diversa como es posible. Extraño sería que siendo discriminado por tantas razones, me diera el lujo de rechazar a otros. Mientras Sr. L que me conoce desde hace prácticamente dos años teme ir conmigo a Horcón aún en automóvil porque el acceso es difícil -no imposible- o le molesta "cuidarme", Paulina que me conoce hace poco abordará conmigo un avión para ir hasta Estambul y está dispuesta a moverme por donde sea.
¡Carajo! Estambul es una ciudad eurasiática, con otro idioma, otra cultura, fundada sobre siete colinas y Paulina está dispuesta a ir conmigo no porque me tenga pena, sino por querer compartirme un sueño. ¡¿No es eso tener cojones?!
Me he paseado por casi todo el Litoral Central, la cordillera de Los Andes, La Serena, Mendoza, todo Santiago. Subí a lanchas, buses, taxis, automóviles y caballos. Voy a Horcón riéndome, pues hay varios caminos.
Les contaré algo -no acostumbro meter aquí a mi familia pero dado el caso, servirá para ilustrar-. Mamá no siempre tiene buena opinión de gente extraña, pero últimamente ha visto las actitudes del Sr. L o Paulina y ha llegado a pensar que Dios me pone buenas personas en el camino, incluso solidarias.
Después de leer el tan diplomático comentario del Sr. L, le respondí "Ok, ni por broma, fin del tema. Tonto grave" y me dice "¡Así me gusta!". O sea que encima de todo, lo toma como si no debiera ofenderme -quizás ni cuenta se dio, por no verme la cara-. Entonces le dije "Quédate con la última parte" (léase "Tonto grave").
Sus temores eran entendibles cuando apenas nos conocíamos, pero tras dos años, es su problema y no el mío. Jamás he esperado que la gente me acepte de buenas a primeras. Sin embargo, tampoco me presento como alguien con quien se deba tener cuidados especiales.
Soy realista y obviamente hay cosas que no puedo hacer, pero estamos en Chile, un país sin mayores adaptaciones para la gente minusválida. Aquí uno no puede pretender que todo sea fácil. Empero, tampoco me rindo sin previo intento y jamás he puesto mi discapacidad como excusa para evitar esforzarme.
¿Acaso todo tiene que ser siempre como a él le gusta? ¿Y dónde quedo yo? Aún recuerdo cuando dije que el Príncipe Azul se destiñe al primer lavado y se enojó a muerte porque yo no sabía nada de su sufrido pasado. Al parecer, él también opina desde la ignorancia sobre lo que puede o no hacer conmigo.
¿Y qué sería de él si -ni Dios así lo quiera- debiera usar silla de ruedas? ¿Se sentiría bien o entendería cuando alguien lo discriminara en cualquier aspecto? Uno debe decidir si la vida sigue o termina.
¿Acaso debo mudarme a un mundo de minusválidos para sentirme igual que los demás? No. Yo me siento bien conmigo mismo. ¿Qué debo esperar en el ámbito amoroso-sexual según ese criterio? Tal vez deba casarme con una inválida (término peyorativo) o mejor aún, una enfermera musculosa.
No sé. Tengo tanta rabia, tanto dolor. Hice todo para superar aquellas diferencias que él hace conmigo en distintas instancias, demostrarle que soy como cualquier individuo pero con una frase volvemos al punto de partida, como si en este tiempo el Sr. L no hubiese aprendido nada. Ahora tengo la mente en blanco y mi corazón debe rehabilitarse.
Ya que al Sr. L le gusta tanto "Sexo en la Ciudad", le recuerdo: Carrie Bradshaw aprendió que cuando se trata de relaciones, las palabras de Jack Berger son sólo eso. En relaciones de amistad, ruego a Dios que Sr. L no sea un Berger aunque para ser realista, veo difícil un cambio cuando sepa cómo me siento.

NOTA: Sr. L si lee esto, ni se moleste en exigirme explicaciones; usted sabe cuánto ha metido la pata. En lugar de enfadarse, supere sus miedos. Esto no se trata de ver quién tira más la cuerda. Deje de poner obstáculos, pues son más suyos que míos.

jueves, 20 de enero de 2011

Necesito un diario

Esta tarde mamá y yo fuimos al Mall Plaza Alameda para comprarme pantalones cortos que pueda llevar a Estambul. La verdad es que mi armario necesitaba renovarse hace bastante tiempo y como antes no había una razón para hacerlo, seguí usando la ropa de años, con algunas excepciones.
Es increíble que en algunas grandes tiendas la atención al cliente deje tanto qué desear. Casi no hay vendedores, sólo cajeras. Además, los departamentos de mujer, hombre, niño, ropa, perfumería y otros están distribuidos de tal forma, que casi es necesario usar brújula para hallarlos.
Después fui a la librería Lápiz López para comprar un cuaderno donde reiniciar mi diario. Sólo quería uno con muchas hojas de composición, tamaño mediano y una portada atractiva porque ésta sería mi bitácora de viaje. Daba lo mismo si era empastado o anillado. Sin embargo, sólo había cuadernos universitarios de matemáticas, donde el espacio interlineal es tan pequeño que prácticamente escribes una letra sobre otra y ni siquiera un grafólogo podría descifrar mis escritos.
En todo caso, el vendedor estaba más preocupado de trapear el piso que de atenderme. ¿Cómo pretenden vender así?
Espero no exagerar, pero casi me siento desnudo sin un diario, porque he llevado uno desde los cinco años y aunque no todos se hayan salvado con el tiempo, siempre tuve dónde registrar mi existencia. Alegrías, penas, dudas, seguridades, paranoias, éxitos, fracasos, amores y desilusiones.
Un ejemplo claro de la importancia que un diario tiene para mí es que en el pasado terremoto chileno del 27 de febrero, allí desahogué mi angustia por ignorar cómo se encontraba el Sr. L cuando aún estábamos mal, mis parientes o Cury, porque los teléfonos móviles aparentemente tan confiables y sofisticados no tenían señal.
Otro caso es la graduación de Enseñanza Media, la tenotomía de Eggers y posterior rehabilitación, el viaje a Mendoza, mi titulación como Técnico en Comunicación Social con mención en Producción de Eventos, edición y el lanzamiento de la primera novela, etcétera.
Como si ello fuera poco también narré mi paso por la Teletón, el año en que me diagnosticaron diabetes mellitus insulinodependiente o tipo 1A o cuando fui columnista del portal Mitos Radio, Televisión y Magazín.
Allí también hallé consuelo y refugio al fallecer mi abuelita materna, Victoria Ester, gracias a quien descubrí mi vocación literaria porque ella me obsequió el primer diario, en mi cumpleaños.
Por mi diario -o este blog- consta que Tarkan ha recibido mis cartas, saludos grabados y mensajes mediante los grupos de admiradores. También cuando nació Tarkan Fans Chile e incluso cómo nos integramos a las comunidades de Tarkan Latino y Tarkan Internacional.
Ahora que todo parece ir tan perfecto en mi vida por reanudar amistad con el Sr. L, esperar una respuesta del editor sobre la segunda novela, firmar más ejemplares de "Alma Negra", haber superado las réplicas sísmicas, conocer a Paulina González y especialmente viajar a una ciudad que ha sido mi sueño durante los últimos once años, no tener un diario es casi motivo para abofetearme.
Pueden pedirme que no suba al avión con armas, drogas o alcohol -hipotéticamente hablando porque jamás pensé hacerlo-, pero abordar sin mi diario es como dejar la cámara fotográfica digital en casa.
El diario es para mí lo que una estaca a Buffy Summers, un Birquin a Victoria Beckham, los Malono Blahnik para Carrie Bradshaw. ¿Cómo esperan que salga de casa sabiendo tan efímera la vida?
Tal vez les parezca egocéntrico, pero necesito registrar cada paso en Estambul, porque no me basta haber publicado una novela, también quiero decir con mis propias palabras cómo vivo la vida aunque muchas anotaciones puedan perderse.
Mamá dijo que me comprará un cuaderno cuando vaya al Centro durante los próximos días o acabaré como la chica drogadicta de "Pregúntale a Alicia", haciendo anotaciones sin fecha en hojas sueltas y bolsas de papel.

lunes, 17 de enero de 2011

Mi diario editado

Para nadie es un secreto que me había comprado un nuevo diario íntimo. Planeaba comenzar a escribirlo el 1 de enero pasado con grandes acontecimientos. Sin embargo, a estas alturas ya debo cambiarlo por otro completamente virgen y empezar desde cero.
Cometí el error de usar un lápiz con tinta gel que se corre al menor estímulo dejando manchones-son unos mal pensados- y además, hice algo que no debía siendo escritor: dejarme llevar por las emociones sin cuidar la redacción. Como resultado tengo un cuaderno lleno de borrones, pésima caligrafía y expresiones redundantes..., indigno de mí.
Por último, desperdicié espacio anotando entradas irrelevantes cuando lo más prudente, dada mi muy probable aventura en Estambul, es ahorrar hojas para escribir durante el viaje.
Por todas aquellas razones el diario que escribí desde Año Nuevo se va al tacho de la basura y mis anotaciones serán  transcritas a un nuevo cuaderno.
Sí. Es verdad que un auténtico diarista sólo escribe y no pretende ser el mejor redactor. También lo es que mediante sus letras revela su mundo interior y en gran medida, registra realidades.
Un detalle frecuente en los diarios íntimos es que al parecer, el velo de la fantasía tiene una extensión suficiente como para vestir la realidad, aún cuando pretendamos ser diaristas objetivos. Resuta inevitable.

"Estambul. Ciudad y recuerdos". Pamuk, Orhan

Ahora que estoy embarcado en la aventura de conocer la ciudad más bella del mundo dentro de algunos meses, me di al placer que proporciona Mondadori habiendo publicado en 2006 la obra “Estambul. Ciudad y recuerdos”, del escritor turco Orhan Pamuk, quien fue además el Premio Nobel de Literatura ese mismo año.
Aunque algunos discrepen radicalmente con el autor, él nos entrega mediante la traducción de Rafael Carpintero, una visión completamente distinta de la que podríamos tener los occidentales sobre esta milenaria urbe, porque le quita en parte el exotismo y la dota del necesario realismo de quien ha vivido allí prácticamente toda su vida.
Es cierto que Pamuk mata en parte el mito de la ciudad mágica que muchos tenemos en mente, pero a cambio le da vida al paisaje citadino describiéndolo como melancólico y siendo absolutamente crítico.
De hecho, estas memorias son ricas en detalles sobre travesías, amores, relaciones y rencores, siempre con el característico toque osmanlí que para mi sorpresa, difiere mucho del folleto turístico.
Cuando lo compré, le pregunté al vendedor de la librería si acaso tenía algún texto que hablara sobre Estambul, pero este libro muestra realidades vistas por alguien nacido y criado allá, quien en párrafos para nada elogia la cualidad cosmopolita de su hogar, tan destacada por el mundo entero. Tal vez este tono notoriamente desafiante le da su merecida reputación polémica.
Orhan Pamuk nos dice «El que Estambul esté dividida entre la cultura tradicional y la occidental, y entre una minoría inmensamente rica y los suburbios, donde viven millones de pobres, y el que permanezca constantemente abierta a una inmigración permanente, ha provocado que en los últimos ciento cincuenta años nadie sienta la ciudad como su verdadero hogar» (p.137).
Es ciertamente un juicio lapidario, considerando que el escritor es la única voz alzada para discrepar del resto. Esto le da a su obra una distinción bastante particular y muy interesante.
Por la misma razón, Pamuk puede resultar acusador a ultranza con sus reproches, pero si bien esta descripción podría agradar y disgustar al estambuleño en igual medida, sirve muchísimo a un lector extranjero que quizás viaja llevando ideales, porque previene la decepción turística mediante el relato simple y elegante de un conocedor.
Como escritor, siempre he querido escribir una novela ambientada en esta urbe, pero cierta vez un amigo eurasiático me dijo «No puedes hablar sobre Estambul sin conocerla, porque darás descripciones que están en tus fantasías y ningún turco se identifica con visiones occidentales de nuestra ciudad». Creo por ello, que la obra analizada ahora es completamente desprejuiciada aunque no lo parezca.
En sus cuatrocientas treinta y seis páginas el libro complementa su cautivante relato con fotografías personales del autor, que atrapan aún más al lector mostrándole Estambul no sólo mediante una redacción sostenida, sino también le enseñan la veracidad del relato.
Después de todo, parece que al menos en cierta medida tanto mi amigo turco como el propio escritor, tienen razón al decir que sólo puede conocerse la verdadera ciudad a través de los ojos estambuleños.

jueves, 13 de enero de 2011

Las relaciones virtuales

Acabo de leer una columna femenina en Yahoo! del tipo "Sex and the City", pero francamente muy al pedo. Se titulaba "Un novio virtual" y pretendía en base a una experiencia fallida, aconsejar sobre cómo las mujeres deberían buscar relaciones virtuales, especialmente siendo madres solteras.
Ximena conoció a un ingeniero agrónomo, padre soltero, muy interesante y mientras más se escribían, mayor era la ilusión pese a las distancias. Cuando ella debió viajar al campo desde Buenos Aires para conocerle, pagando su pasaje en bus, el tipo prometió que le regresaría su dinero.
Como lo importante era encontrarse y estaba tan ilusionada, Xime partió a la aventura y una vez allá, tras tener gran sexo, el ingeniero le ignoró por todo un fin de semana dejándola abandonada en los campos y al final, esta ingenua mujer debió regresar a Buenos Aires por sí misma pero, sin dinero del primer pasaje.
Me pareció bastante ridícula -la columna y no la autora-, porque en gran medida es muy difícil encontrar una pareja estable haciendo click y basándose en fotos de perfil. No nos engañemos, conozco algunos casos exitosos, pero son dos entre miles y la verdad es que del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Un individuo -regularmente un hombre- puede parecer muy guapo, encantador, romántico, sensible, interesado, sexual y fascinante por la Web, pero cuando da la cara resulta ser todo lo contrario.
Es cierto que ahora gran parte de las relaciones se establecen a partir de Internet porque, querámoslo o no, es el medio más masivo y en la sociedad actual, por diversos motivos a veces no podemos conocer a alguien por otros medios. Sin embargo, lo más prudente es dejar fluir la relación sin tener expectativas desde un principio.
Ello nos lleva a idealizar al individuo -si lo sabré yo-, ilusionarnos y luego, pagamos las consecuencias decepcionándonos.
Les parecerá bastante desalentador lo que diré, pero a estas alturas de mi vida -con veintinueve años- me resulta ingenuo esperar algo de cualquier persona. Tampoco digo que uno deba conformarse mendigando cariño, porque es agradable percibir interés de la otra parte, pero hasta cierto punto no podemos somos culpables de nuestras propias desilusiones.
Antes las abuelas usaban ese viejo y conocido refrán "El papel aguanta mucho". Hoy en día es la página web y aunque cueste aceptarlo, si esperamos encontrar a la pareja ideal con sólo un click, acabaremos encontrando siempre gente interesada únicamente en sexo esporádico o inclusive menos.
Hace poco me di cuenta de que la gente le teme más al sufrimiento que a la muerte. Dolor por ser heridos, rechazados, engañados, etcétera. Por ello, ahora prefieren echarse un polvo con distintas personas para no comprometerse, que varios polvos con la misma pareja y tener un compromiso establecido.
Por eso uno, que sigue siendo tonto romántico, debe tener especial cuidado con los elogios gratuitos y el interés esporádico.
En algo sí le concedo razón a la autora del artículo: prestar atención a las señales de alerta como excusas para conocerlos, plantones, correos electrónicos informando cosas que deberían decirnos por teléfono, horarios extraños para arreglar citas, etcétera.
Cuidado también con leer falsas señales o involucrarse con gente que tira la piedra y luego, esconde la mano. Me pasó y lo pagué caro. Aunque Jack Berger acabara siendo un maldito hijo de perra, Carrie aprendió que cuando se trata de relaciones, las palabras de Berger son sólo eso.

miércoles, 12 de enero de 2011

Mi posible viaje a Estambul

Artículo escrito para folleto de Fitur.

Aunque no lo he querido divulgar a los cuatro vientos, basado en el hecho de que un proyecto suele estropearse si hablar demasiado sobre ello, cabe la posibilidad de viajar a Estambul durante junio próximo, junto a una socia del grupo Tarkan Fans Chile. Con esto, cumpliría mi segundo sueño tras ser escritor publicado desde 2009. ¿Pero por qué es interesante ir a esa ciudad?
Quien me conoce sabe que soy admirador de Tarkan, hasta el punto de presidir el grupo y además, escribo bastante sobre aquella urbe aún sin haberla vivido personalmente. ¿Y cómo puedo hablar tanto de Estambul sin conocerla? Pues, porque con internet es casi imposible desconocer este mundo u otros.
A decir verdad, muchas personas me han orientado sobre costos de transporte, sitios turísticos interesantes y hospedaje. Pero eso es para un turista. Yo soy más bien, un viajero que hasta ahora usa la imaginación y el teclado, pero pronto si Dios quiere, agarraré mi mochila con cuatro trapos y partiré a la ciudad más bella del mundo.
Polis griega, capital del imperio romano occidental, el otomano y desplazada por Ankara al declararse la República de Turquía por Mustafa Kemal Atatürk el 29 de octubre de 1923, Estambul ha sido siempre considerada de gran importancia. Tan sólo en 2010 fue asignada como Capital Europea de la Cultura (además de Pecs en Hungría y Essen en Alemania), nombramiento por demás merecido considerando la historia e influencia que desde allí se ha ejercido sobre el orbe.
Estambul es la castellanización del nombre turco İstanbul, que a su vez proviene de los términos griegos eis tin poli (pronunciado como is tim boli) del griego clásico eis tên Polin, que se traduce ‘en la ciudad’ o ‘a la ciudad’ por ser el corazón del mundo helénico bizantino.
Durante distintos períodos históricos y aún hoy en muchos aspectos, Estambul ha sido estimada como la ciudad más bella, grande y cosmopolita de Europa, mucho antes de serlo París o Milán. En tiempos medievales los cruzados y sarracenos se disputaron su dominio básicamente para utilizar su estratégica ubicación, entre dos continentes donde además, hay tres mares.
Sí, es cierto que mucho se habla de otras capitales europeas o incluso sobre Nueva York, pero el legado estambuleño de antaño bien le merecería titularse como la Primera Gran Manzana. Es la más condensadamente habitada ciudad turca por su gran tamaño y aunque tiene un régimen musulmán laico, también posee carácter cosmopolita debido al altísimo índice turístico anual y por ser capital económica.
No obstante la occidentalización, el turista siempre debe tener presente que se encuentra en tierras desconocidas donde existen otras costumbres y modos de vida. Es aconsejable no sólo documentarse mediante internet sino también, en lo posible, pedir asesoría a algún amigo osmanlí que pueda orientarle sobre diversos aspectos.
Lo digo porque mucha gente que ha visitado Estambul me llena de consejos útiles y aunque no he revisado la web, es inestimable saber por ejemplo:
  • Que se debe separar el dinero en distintas monadas (euro, dólar y nueva lira turca) así como también en monederos diferentes, pues el euro se parece a la nueva lira y los turistas suelen confundirse.
  • Dependiendo de la divisa, comprar con nuevas liras turcas puede ser muchísimo más conveniente que usar euros o dólares.
  • Paulina, mi acompañante, tiene las obvias preocupaciones de una turista en tierras distantes. En cuanto a vestimenta, los pantalones cortos y los escotes muy pronunciados no son recomendables. Para visitar las mezquitas, es necesario cubrirse la cabeza con un pañuelo.
  • Además, se debe usar calcetines para ingresar a las mezquitas o en su defecto, entrar descalzo. Algunas proporcionan pantuflas, que le he visto a Karina en fotos de su viaje.
  • En internet leí, aunque no lo he confirmado, que juntar el pulgar y el índice para hacer la señal de OK en Turquía, es llamar a alguien “invertido”.
  • Rentar un departamento en grupo, de las múltiples ofertas existentes, puede resultar mucho más barato e incluso cómodo que hospedarse en hoteles u hostales. De hecho, así puede uno disponer libremente de los espacios.
  • Comercio, sitios de interés, horarios de atención en ellos y transporte son temas en los que resulta bueno complementar la información de guías, agencias y conocidos, especialmente si alguien nos espera allá.
Podría hablar en este artículo sobre los más de cinco mil sitios turísticos para conocer y disfrutar, como el harén del Palacio de Topkapı. Mencionaría también la belleza que tanto he oído, visto o leído en testimonios, fotos, videos, películas y documentos como el film "Un toque de canela" o las memorias "Estambul. Ciudad y recuerdos" del Premio Nobel de Literatura en 2006, Orhan Pamuk. Seguramente no diría nada nuevo, distinto a lo ya dicho durante milenios; pero me resulta más significativo e importante dejar a un lado lo obvio, considerando cuan corto se hace el tiempo más largo recorriendo esta parte del planeta.
Es evidente que aún me queda mucho por hacer: pasaporte, pasajes, maletas, itinerario y control con mi diabetóloga para cualquier asunto médico… Aún más falta por aprender. Empero, todo es parte de mi odisea particular.
Sin embargo, viajar a Estambul es mi sueño y en cierta medida, nuestros sueños son parte de nosotros mismos, no algo extraño. Por tal razón, está dentro de mi alma. Bien podría decir que me siento como Ulises cuando regresó a su amada Ítaca, porque la espera ha sido larga y el anhelo quizás parezca demasiado pero cuando esté allí, seguro habré llegado a mi destino.
No estaré conociendo esta ciudad, sino reconociéndola. Si Dios quiere, dentro de muy poco tiempo podré saber con certeza por qué me parece más romántico observar un atardecer enmarcado por las hermosas mezquitas de la silueta estambuleña, que pasear en góndola por los canales venecianos o cenar observando la torre Eiffel en París.

lunes, 10 de enero de 2011

"Vlad. La última confesión del conde Drácula". Humphreys, C. C.

En 2009 Ediciones B se aventuró a publicar una nueva visión sobre la vida de quien es el personaje histórico, literario, cinematográfico, televisivo y popular más reconocido de los últimos cinco siglos y fracción.
C. C. Humphreys realiza una exhaustiva investigación y utiliza su maestría literaria para entregarnos una narración cruda sobre el célebre voivoda rumano que otrora gobernara Valaquia con sangre fría para mantener a los otomanos al margen de sus dominios.
Es cierto que Occidente conoce a Drácula por el mítico vampiro fruto del genio de Bram Stoker y en muy menor medida, por el histórico personaje europeo en quien se inspiró. Sin embargo, Humphreys retoma las leyendas rumanas sobre éste último para concretar un relato que va más allá de la simple ficción novelada.
Él entremezcla personajes reales y ficticios para darle cierto matiz realista muy interesante a su obra, cautivando al lector, mostrándole tanto la corte de Vlad como los dominios turcos. Puede así, presentarnos al protagonista desde múltiples perspectivas.
Transcurre 1501 y el príncipe Horvathy llega al castillo de Poienari, en los Cárpatos, pretendiendo descubrir la verdad sobre el conde. Para conseguirlo, debe entrevistar a tres individuos, considerados sus más cercanos. El primer testimonio es de Ion Tremblac, antiguo caballero y amigo de Vlad, que lleva años prisionero. El segundo es de Ilona Ferenc, una misteriosa mujer que fue amante del noble. El tercero es del hermano Vasilie, que era su confesor.
Es cierto que en su obra el autor no pone a Vlad con su verdadero título de príncipe y lo conserva como conde. Empero no debemos equivocarnos confundiendo novela e historia.
Según puede leerse, además de ser ágil, la novela nos da detalles de un Drácula cruel pero al mismo tiempo atormentado por sus propias acciones, lo cual permite al lector disfrutar con un relato enriquecido en cuyas entrelíneas las aventuras abren paso al alma desnuda del Vlad descubierto.
Si bien el gobernante auténtico fue hecho prisionero por los turcos otomanos en dos oportunidades a lo largo de su existencia y ser sometido a torturas pudo originar su megalomanía, este libro nos permite redefinirlo según el contexto histórico y personal que le tocó vivir.
Aunque suene contradictorio decirlo, el autor diseña a un héroe sin adjetivos que podríamos encontrar en los registros históricos o documentales y no se ciñe únicamente a hechos puntuales, pues da libertad al lector para calificar por sí mismo.
Tal vez lo más fuerte sea la escalofriante exactitud con que cuenta pasajes reconocidos universalmente. Empero, sin ánimo de ser frívolo, me pareció encantador mostrar los mapas al principio y final para delimitar las zonas geográficas donde ocurre la historia. Así también, iniciando podremos encontrar una lista de los personajes.
Es una novela absolutamente recomendable, que les helará la sangre.

lunes, 3 de enero de 2011

"Vidas vulnerables". Simonetti, Pablo

En la última Feria Internacional del Libro de Santiago tuve el placer de adquirir la reedición de "Vidas vulnerables", colección de cuentos del escritor chileno Pablo Simonetti bajo el Grupo Editorial Norma.
En esta entrega, el novelista narra historias con exhaustivos detalles cuya realidad bien o mal he podido comprobar personalmente... Como escritor, reconozco que a veces describir situaciones y lugares me resulta dificultoso si trato de ponerme en los zapatos del lector. Sin embargo, se agradece que Simonetti relate brevemente sin perder el hilo conductor.
Hago mea culpa. Cuando leo algún libro que requiere demasiada atención, es muy probable que lo deje a la mitad aunque en un principio parezca entretenido. Empero, Simonetti logra seducirme al danzar literariamente, sin ceder demasiado ni reteniéndome forzosamente. Así, me deja en un punto intermedio donde hasta cierto punto le admito aquel secuestro.
Sí. Es cierto que ocasionalmente repite palabras cual estribillo en el canto de sirena. Pero no lo considero redundancia o pobreza de lenguaje, sino un recurso válido para entregar su mensaje masivamente.
Existen otros escritores, que no vienen al caso, capaces de utilizar hasta el hartazgo términos muy rebuscados, con el ánimo de presumir su amplio vocabulario como reconocidos intelectuales. Uno debe sentarse a leerlos con una enciclopedia acompañando el viaje literario. Simonetti en cambio, siendo un hombre por demás culto y cosmopolita, escribe para entretener sin ánimo de pedantería académica.
Esto además lo dota de una cualidad especial: voluntaria o involuntariamente -habría que preguntárselo- hace reflexionar entregando sutiles moralejas, lo cual da a sus textos un contenido extra.
Es verdad que juega con la ambigüedad de sus personajes y es un tema recurrente en sus obras, pero la estructura y el contexto narrativo hacen que finalmente esto pase a segundo plano y no choque.
En el relato "Santa Lucía", que le hizo ganador del concurso de cuentos de revista Paula en 1997, no se necesita ser lector consumado para apreciar la cruda realidad desnuda de un matrimonio cuya crisis desemboca en este cerro santiaguino.
Cuando lo leí, sea por incredulidad o ingenuidad, creí que era una chocante ficción. Sin embargo, hace poco tiempo paseé por ese sitio y cuál fue mi sorpresa al ver tres parejas de amantes tendidas en el pasto. Moraleja: la realidad es más increíble que la ficción.
En "Los jardines del Bóboli" el autor hace gala de la descripción, que según veo es el principal atributo narrativo de un buen escritor, especialmente para quienes como yo, no han tenido la suerte de visitar Italia. Si es cierto que debemos escribir sobre lo conocido, nuestra experiencia contribuye bastante aunada a la investigación del tema y escenario escogido para alguna obra.
Es con este estilo que Simonetti demuestra su bagaje cultural y hasta sibarita sin necesitar vanagloriarse, siendo humilde en la expresión artística y consiguiendo una notoriedad que muy pocos merecen.

sábado, 1 de enero de 2011

MMXI

Por fin llegó 2011. La verdad es que hasta ayer estaba cansado del año que acabó, pues comenzó en lo personal, muy mal, conmigo y Sr. L distanciados, un terremoto con tsunami, defunciones... Lo que es un verdadero cataclismo emocional.
Aunque no lo crean, recién ayer me atreví a escribir en mi diario de 2009 lo ocurrido en cuanto al desafortunado conflicto que destruyó parte de quien fui hasta entonces.
Ocurre que un buen diarista no sólo escribe las vivencias felices sino también aquellas experiencias nefastas; del mismo modo que un periodista no sólo informa las buenas noticias sino también de catástrofes.
Sí. Sería más digno, aunque deshonesto, omitir aquellas vivencias desagradables, editando los errores, desamores, humillaciones y sufrimientos, pero también perderíamos parte de nuestra esencia humana. ¿Cómo aprenderíamos?
Tía María Adriana me dijo una vez que los humanos podemos sentir amor verdadero por parejas, padres, hijos o amigos y que declarar abiertamente ese amor no condiciona.
Conozco mucha gente que aún teniendo avanzada edad carga rencores de su juventud. Les he visto apagarse por el odio, ennegreciendo su corazón y corrompiendo su alma. Yo mismo he querido sacar de mi vida a algunos seres verdaderamente malignos, cuya influencia por poco apaga la flama de mi vida... No hablo de una muerte física sino de un deseo mortal, cuando se extinguen nuestras ansias por vivir.
En otras palabras, prefiero sentir amor, contagiarlo, alimentarlo, declararlo abiertamente aunque parezca tonto demostrar tal sentimiento por el viejo padre, la sacrificada madre, el esforzado hermano o algún amigo que uno mismo ha escogido como destinatario del afecto porque el corazón lo exige.
Anoche llamé a Sr. L, Esteban, Paulina, Carolina y Cury entre otros para felicitarlos en este nuevo año. Sin embargo, no pude evitar sentirme un tanto desamparado cuando Cury no reconoció mi voz. Había perdido mi número telefónico y por los quehaceres laborales ya casi no tiene tiempo...
Cuando cursábamos Enseñanza Media e incluso mucho después pensaba que jamás nos distanciaríamos, que la llamaría desde el hospital geriátrico para comparar dolencias y recomendarnos secretamente medicinas. Empero hoy me di cuenta de que con los años, ella ha hecho su vida y yo la descuidé por estar más al pendiente de mis novelas u otras personas a quienes doy mi amor porque se lo han ganado.
Los tiempos cambian al igual que la gente. Ya le decía yo a Sr. L hace unos días que nada es definitivo en este mundo: ni su enojo, ni nuestro distanciamiento, ni mi cercanía con Cury, ni las personas que una vez amé con toda el alma y hoy están con Dios. Sólo Él se mantiene inmutable, porque todo lo demás cambia.

Gracias por tu visita

Si llegaste a este blog y lo leíste, agradezco que me dedicaras un poco de tu tiempo.

Asimismo, te invito a dejarme tus comentarios, sugerencias, peticiones y críticas constructivas en los posts.

Por último, si te agradó, puedes añadir un vínculo de La Pluma Dorada en tu página web, blog, fotolog o espacio personal y así, colaborar al crecimiento de este humilde rincón. También te invito a convertirte en seguidor.

Espero tenerte de regreso; siempre serás bienvenido. Hasta pronto.

Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.