«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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sábado, 18 de marzo de 2017

Ignacio Fritz y su seducción oscura

Desde hace un tiempo he dejado de lado este blog por escribir mi nueva novela y tampoco me he ocupado de otros asuntos como por ejemplo, analizar la obra de otros escritores, colegas que tienen más talento y dedicación, como es el caso de Ignacio Fritz… Pocas veces hablo de colegas porque no me doy el tiempo de disfrutar su trabajo, salvo que sea tan publicitado comercialmente, que me sienta obligado a criticar, lo cual en algunas ocasiones me ha costado incluso amenazas de demanda. Elhamdülillah no se ha dado la ocasión en que algún escritor frustrado (sin nombre) lleve a cabo sus reacciones desproporcionadas.
En este mundo literario me ha tocado tener buenas y malas experiencias, como todos quienes intentamos incursionar en las letras. También sé que los egos son una competencia muy exacerbada, dejando el talento y la dedicación en un segundo o tercer plano.
Afortunadamente el terreno cultural en este país todavía cuenta con guerrilleros revolucionarios e idealistas, quienes sin tener una metralleta Hekler & Koch MP5, siguen defendiendo los pocos puntos restantes de narrativa valiosa con una pluma o su laptop. Éste tal vez no sea mi caso, pero sí el de Fritz, a quien como todo narrador rupturista, se le podría considerar caudillo de una literatura oscura, nada tradicional, pero excitante para un público exigente y disconforme.
Fundador de su propia editorial, defiende constantemente la postura del escritor emergente que tiene nuevos mensajes para difundir. Su propia obra es una colección polémica de palabras que los lectores necesitan interiorizar, para salir de la modorra hasta hoy conservada en un ambiente intelectual conservador.
Acostumbrado a romper con gusto los patrones tradicionalistas, el joven autor no necesita esforzarse demasiado para conducir a sus seguidores por un mundo de fantasía policial y terrorífica a la cual el común de la gente se resiste, paralizada por el mismo miedo que les hace quedarse en su zona de confort. Ignacio al contrario, es como un engendro salido de su propia pluma, que no resiste el encierro ni la impuesta estructuración; es un espectro seductor, que desde la tenue flama del rincón donde escribe, nos entrega generosamente su arte, incomprendido a veces por los sectores políticamente correctos. Sin embargo, es un bardo cuyos poemas novelados encantan al público más díscolo.
Podría decirse que Fritz es un moderno Lovecraft, cuyos demonios no se limitan a la tinta y papel sino que invaden impetuosamente el espacio real, hablando sobre lo que nadie más se atreve a decir. ¿Es esto algo negativo? Para nada sino al contrario, durante toda la historia el mundo ha sido movido por los innovadores y subversivos de quienes mientas más se les hace callar, mayor es el volumen de su voz, para derribar las altas murallas de los círculos más herméticos, hasta romper la estructura en sus bases y construir algo nuevo, mejor, libre.
Cuando el autor se propuso establecer su propia casa editorial, la idea era publicar aquello que otros sellos rechazaran por considerarlo poco comercial aunque fuese excelente. Con el tiempo y después de mucho esfuerzo, nos han entregado obas brillantes, capaces de renovar el universo literario chileno y global. En este sentido, los monstruos de Fritz han hallado en las obras de otros autores a perfectos cómplices para alimentar un imaginario colectivo en pleno crecimiento.
Bram Stoker hizo lo propio en el siglo diecinueve con su obra Drácula, para denunciar realidades sociales de las cuales nadie quería hacerse responsable y al igual que su personaje ha sabido entregar el mensaje sin verse limitado por el tiempo, muy probablemente los engendros del genio que nos convoca en este artículo también sabrán adaptarse a las eras más evolucionadas en un futuro desconocido.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.