No puedo tener un tono completamente positivo al pensar en todas aquellas personas que debido a esta crisis sanitaria, han perdido seres queridos y de hecho, empatizo con su sufrimiento porque conozco gente que no ha podido despedir a algún difunto en condiciones y ya sea coronavirus u otra la causa de deceso, morir ahora es una condición muy solitaria.
Sin embargo, Ramadân siempre trae consigo buenas nuevas, bendiciones y perdón divino. He publicado en mis redes sociales el aviso que por correo electrónico envía el Centro Islámico de Chile con motivo del inicio de este Mes Sagrado y muchos amigos me han felicitado o expresaron sus buenos deseos que desde luego, agradecí. Empero, como mencioné en algunas de mis respuestas, no es sólo para los musulmanes una ocasión auspiciosa sino más bien, para toda la Creación pues Allah (cc) es muy Generoso y en este sentido, nuestras esperanzas deben ser renovadas.
Ramadân es un milagro en sí mismo, una oportunidad de acercarnos al Creador, una pausa para revivificar la fe y los buenos sentimientos en medio de un mundo que muchas veces nos marea con sus ilusiones o desalienta con sus sombras.
Sí, en el párrafo anterior he dicho que Ramadân sirve para acercarse al Creador y leyeron bien. Allah (cc) está más cerca de nosotros que nuestra propia vena yugular, como enseña el hadiz, pero a veces lo olvidamos.