«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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martes, 17 de mayo de 2011

Una nueva mirada

Muchos no entenderán que al comenzar un nuevo diario me guste oler las páginas aún vírgenes, sintiendo aquella suavidad que se va perdiendo con los trazos de tinta cuando forman las palabras que narran algún período de mi vida. Sin embrgo, esto tiene una explicación simple: dejar atrás el diario anterior, ya sea que lo haya terminado o no, para iniciar otro es clara señal del constante ciclo donde mis energías se renuevan sin olvidar lo aprendido, esperanzado en mejorar como ser humano y superar las adversidades presentadas durante mi trayectoria.
Es irónico que termine justo hoy el cuaderno celeste con bandera turca, pues en el Día Internacional contra la GLBT-Fobia seguro hay situaciones más importantes qué destacar. Pero allí registré cinco meses bastante matizados, donde mis afectos fueron cuestionados y gran parte del entramado emocional que cargo se revela sin pudores, completamente honesto e intenso en sus formas.
Éxitos y fracasos encuentran un espacio propio entre aquellas líneas tan vacías al principio, ajenas al complejo mundo donde aparentemente gobierno y que hasta hoy nadie ha podido compartir.
El 17 de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia debido a la eliminación de la homosexualidad como enfermedad mental del manual de la OMS. ¿Cómo se relaciona esto con escribir un diario, sea el mío o de otro?
Cada persona lleva un recuento personal de los momentos cuando debido a diversas circunstancias, se ha visto forzada a reivindicar su propia existencia y el valor que ésta tiene dentro de un marco determinado... La sociedad, por ejemplo.
Considerando esto y que todavía hay muchos ámbitos donde en mayor o menor grado se discrimina a los individuos por su orientación sexual, se hace cada vez más necesario legitimar la presencia de minorías dentro del entorno. ¿Pero por qué cuesta tanto?
No ha de ser sólo por la innegable insolidaridad de la cual resulta objeto un gay, sino también porque aunque no nos guste admitirlo y suene adverso, en muchos aspectos la comunidad GLBTI continúa marcando el paso con conductas que pudieren ser comprensibles dentro de un contexto pero que en el cuadro general, son inevitablemente contraproducentes.
Legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y validación de conducta promiscua son conceptos incompatibles. Obviamente siempre existirán losdos extremos: quienes crean en un compromiso estable y quienes prefieran creer en el sexo como único valor objetivo. Sin embargo, aunque a algunos no les importe el avance o retroceso que nuestra sociedad haga en cuanto a los derechos que defienden activistas GLBTI, la discriminación les afecta a todos.
Y es por esto que en el mundillo gay, a muchos les conviene más involucrarse con personas que apenas conocen, para evitar relacionarse con alguien a quien verdaderamente le importa el amor. El miedo a fallar, perder y sufrir es muchas veces superior al empeño que se hace para consolidar una relación valiosa.
¿Quién más que nosotros puede decir si lo que sentimos es amor? No hace mucho en una conversación, dije que el amor según yo lo entendía, era velar por el bien del otro satisfaciendo sus necesidades, muchas veces postergándonos. Dijeron que era patético porque así siempre viviría la vida ajena. Empero, tal vez lo correcto sea alcanzar un punto intermedio en el cual ambos puedan sentirse plenos sin postergar al otro.
Pareciera que me desvío del tema, pero éste puede ser un asunto muy disperso. Desde lo que escribo en mi diario íntimo, pasando por la reivindicación de los derechos que reclama la comunidad GLTBI hasta determinar según mi particular opinión qué cambios sustanciales deberíamos hacer como sociedad, para tener nuevos conceptos de aceptación y tolerancia.
Es claro que en un artículo no hallarán la verdad definitiva y seguramente muchos discreparán. Pero en este mundo hipócrita, algunos subestiman la honestidad porque es más fácil protegerse emocionalmente disimulando. Exponer nuestros corazones es más peligroso que apuntarnos un arma en la sien. Decir un sincero "te amo" es la nueva ruleta rusa, porque a partir de ese momento somos vulnerables y algunos hasta manipulables.
Por eso algunos eligen la promiscuidad y no dan tiempo a enamorarse. Que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda. ¿Pero hasta cuándo es emocionalmente rentable ese estilo de vida? No llegue aquel a una edad donde los errores antes considerados placeres, pesen más que la experiencia amorosa sincera jamás vivida.
No pretendo predicar sobre el amor eterno, pero sí el verdadero. Aquél que implica amanecer juntos, compartir un hogar, hacer proyectos en común, respaldarse mutuamente, tener un vínculo real que dé seguridad. Pero para ello, antes hay que saber qué se quiere y atreverse a luchar por ello.
Otro tema es amar sin esperar nada a cambio. Éste es el peldaño más alto. Pero para llegar a él, primero debemos amar sencillamente y no podemos conseguirlo sin antes aprender a recibir el amor que alguien sienta por nosotros, respetarlo, valorarlo y cultivarlo. No se puede aprender a caminar sin antes gatear y ponerse de pie.
Nuestra sociedad necesita una nueva perspectiva. Pero antes, debemos dejar de lado todos los relativismos morales. La vulnerabilidad del alma desnuda al declarar un sentimiento, halla la fortaleza más absoluta en su honestidad.
En cuanto a lo que mi siguiente diario registre, sólo espero que se concreten las metas inconclusas de todo nivel a mi favor.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.