«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

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domingo, 16 de septiembre de 2012

Capítulo 7: Retroalimentación

Falta poco para comenzar otra primavera lejos de mi amada Turquía. El calor santiaguino no remedia el invernal frío que existe en mi alma desde haber echado un último vistazo a la pista del Aeropuerto Internacional Atatürk en Estambul.
Cuan romántica puede ser la evocación del viaje, leyendo las breves palabras de mis amigos escritas desde allá en un cariñoso mensaje dándome noticias.A veces es un saludo o sólo una frase y otras es alguna novedad como estudios, trabajo o desafíos que les plantea la vida. Lo más importante es sentir que estamos cerca a pesar de cuanto difiera el mapa.
¿Cómo era antes de nuestra época? El sufrimiento podía ser mucho mayor y más las páginas que se escribían exponiéndo los sentimientos de un modo tan poético como les permitía el corazón. Más refinada y detallada resultaba la prosa si el vínculo era mayor. Ahora en cambio existen las redes sociales, correo electrónico, chat, telegrama, fax, mensajería instantánea, teléfono y móvil entre otros mdios sin dar resultado. Pareciera ser que sólo si el vínculo emocional es verdadero se da un contacto permanente, pues cada día aparece un nuevo medio de comunicación pero teniendo tantas alternativas, las relaciones continúan enfriándose por falta de contacto.
Pareciera que ahora tenemos muchas más razones para mantener contacto y aún así, no lo hacemos, porque estamos demasiado abrumados con nuestras obligaciones y sin darnos cuenta, hemos perdido la habilidad de charlar. Antes la conversación era considerada un verdadero arte, pero ahora nos da pereza mantenerla con alguien por mucho tiempo y siempre cometemos los mismos errores:
  1. No escuchamos a la otra persona, nuestro interlocutor.
  2. Creemos que sólo es interesante ese único tema del cual queremos hablar, aunque sepamos que a nadie más le interesa.
  3. Dejamos pasar demasiado tiempo sin comunicarnos, porque siempre creemos que mañana podremos hacerlo y ese día jamás llega hasta que realmente nos proponemos tomar cartas en el asunto.
  4. Mientras más rico lenguaje tenemos, menos palabras usamos y nos hemos olvidado de cómo hablar o escribir correctamente.
Así podría seguir enumerando muchas razones. Por eso considero tan valioso que desde el otro lado del mundo haya algunos dispuestos a responder cordialmente mis mensajes sin importar cuan superficial sea el contenido. Saben que me alegra el día saberlos parte de mi vida y no sólo se conforman con ver mi foto de perfil; realmente les interesa saber qué contiene mi corazón.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.