«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

Comenta en este blog

Selamünaleyküm: No olvides dejar al final de cada artículo tu comentario para el autor de este humilde blog que acabas de leer. Tus opiniones serán tomadas en cuenta para mejorar el contenido en la forma y el fondo.

Si esperas respuesta a tu comentario, debes buscarla dentro de la misma sección del artículo que comentaste. Gracias. Selam.

Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

Sobre Facebook

Por favor, si me agregas a Facebook, envíame un mensaje privado diciendo que has visto mi blog, para saber dónde me encontraste. De lo contrario, tu solicitud podría ser rechazada por seguridad. Muchas gracias por tu comprensión.

sábado, 1 de abril de 2017

Exhibicionismo sin contenido

Foto: Doctora María Luisa Cordero para Guachacas.cl.

La psiquiatra, doctora María Luisa Cordero, dice que los seres humanos tenemos cierto porcentaje de voyerismo y exhibicionismo en nuestra personalidad. Según afirma, esto queda plenamente demostrado en el mal uso que le damos a las redes sociales.
Siendo comunicador social y sin tener ningún estudio de medicina, me es muy fácil darme cuenta de que actualmente la gran masa usuaria considera las diferentes plataformas sociales como un medio no para relacionarse con gente sino al contrario, sólo para tener más seguidores.
Pretenden tener mil amigos que comenten todas sus publicaciones, pero no les gusta ser parte de los mil amigos de otro ni comentar nada. Hay algunos quienes tampoco se dan el tiempo para responder algún mensaje y dialogar.
Te eliminan y hasta te bloquean porque pasaste dos días sin reaccionar a cada foto y estado suyo. Pero por otra parte, tampoco les gusta cuando pasas al pendiente de sus palabras, pues lo consideran acoso. Tienen complejo de diva.
Hago mea culpa en reconocer que como escritor, también busco seguidores aunque no me guste esa palabra. El Islam enseña que uno no debe seguir a hombres sino sólo a Allâh (cc); tampoco me gusta llamarles admiradores, porque siendo autor no soy mundialmente conocido ni he hecho algo merecedor de admiración. Me parece despectivo denominar como fanáticos a quienes simplemente me escriben buscando amistad, familiaridad porque les guste mi trabajo.
Por otro lado, hago una diferenciación bastante marcada entre quienes son mis amigos y conocidos. Detesto cuando alguien asegura que todos sus contactos en Facebook son amigos, pues es imposible relacionarse con todos del mismo modo; no existe el tiempo o la disposición suficiente para dedicarle a cada persona.
Además, a todos nos interesa decir lo que pensamos pero no meditar sobre las palabras ajenas. La actriz Calista Flockhart interpretaba a Cat Grant, jefa y fundadora de CatCo Worldwide Media en la serie estadounidense de ficción Supergirl; en una charla con Kara Danvers, personaje interpretado por Melissa Benoist, le dice que todos los Millennials exigen su derecho a la libre expresión, aun cuando no tienen nada qué decir.
Ésta es una crítica abierta, seria y muy cierta a la actitud mostrada por los usuarios de redes sociales en general –habrá alguna excepción, porque no me gusta generalizar–. El ácido comentario no apunta a que los jóvenes deban siempre hablar sobre temas de importancia global como la guerra civil en Siria, la permanente crisis en Palestina o la inestabilidad política y económica de algunos países. Más bien se refiere al empeño de todos por conseguir seguidores, pero despreocuparnos absolutamente del mensaje entregado.
Peor aún, en busca de seguidores, admiradores, fanáticos o como quieran llamarles, la mayoría ha olvidado cómo hacer amigos porque no les interesa la calidad humana de esos usuarios y se transforman en meras fotos de perfil sin valor ni contenido. Esto demuestra el desorden emocional e incluso psicológico de quienes se concentran excesivamente en los Me gusta. La generación de los Millennials prefiere relacionarse con usuarios de distintas plataformas sociales porque les resulta emocionalmente menos complicado que vincularse con alguien real, más allá del ordenador y que también tenga bemoles.
Siempre hago críticas de esta clase aunque pareciera ser que nunca doy una solución. Es porque no la hay o al menos, no una que pueda dar resultado para todos los casos. Conservar y desarrollar nuestra propia capacidad de mantener los afectos o relaciones depende de cada uno individualmente; tener éxito en esta tarea se logra sólo con el respeto mutuo.
Habrá quienes pasen de largo este artículo ni bien lean el título, otros lo dejarán a la mitad por aburrirse y los peores, serán incapaces de darle sentido e importancia a mis palabras porque simplemente no les importa el prójimo. Sin embargo, me explicaré de la manera más simple posible a aquellos que puedan internalizar esto hasta llevarlo a la práctica… Actualmente todo está globalizado al extremo de poder contactarme con un desconocido en Kuala Lumpur, por ejemplo; pero dejemos de buscar la fama instantánea publicando cualquier mensaje irrelevante y al contrario, comencemos a considerar que nuestro público está compuesto por seres humanos heterogéneos, iguales a nosotros en importancia y también quieren ser escuchados.
La única manera de comenzar a recibir la importancia que creemos merecer tanto de otros es ser recíprocos y  darles atención, escribirles, interesarnos por ellos como personas –no sólo por su apariencia física–. Cuando comentemos sus publicaciones hagamos intervenciones inteligentes, que ameriten una respuesta diferenciándose de las típicas trivialidades breves o los emoticones. De esta manera se verán obligados a desarrollar un discurso con contenido o significado. Más aún, nos distinguirán entre la muchedumbre y tal vez, correspondan nuestro interés.
Usemos las redes sociales de manera positiva; si tenemos aquella tendencia exhibicionista que expone la doctora Cordero, mostremos algo bueno; seamos seres pensantes y afectuosos, dejemos de convertir a los demás en objeto de fanatismo frívolo, ganémonos la verdadera admiración del lector, oyente o espectador.
Hasta ahora los usuarios de plataformas sociales han empleado la política del quid pro quo o traducido del latín una cosa por otra. Es decir, si no comentas mis publicaciones yo tampoco comento las tuyas, si me eliminas yo te bloqueo, si me ignoras te ignoro. Comencemos pues a emplearlo de manera positiva, es decir tanto me das tanto te doy y si alguien se nos acerca, acerquémonos; seamos respetuosos del otro en cuanto a su calidad como ser humano, sin considerarle basura desechable.

No hay comentarios.:

Gracias por tu visita

Si llegaste a este blog y lo leíste, agradezco que me dedicaras un poco de tu tiempo.

Asimismo, te invito a dejarme tus comentarios, sugerencias, peticiones y críticas constructivas en los posts.

Por último, si te agradó, puedes añadir un vínculo de La Pluma Dorada en tu página web, blog, fotolog o espacio personal y así, colaborar al crecimiento de este humilde rincón. También te invito a convertirte en seguidor.

Espero tenerte de regreso; siempre serás bienvenido. Hasta pronto.

Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.