«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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jueves, 31 de agosto de 2017

Ser soltero no es tan malo

Era octubre de 2009 cuando escribí la entrada que quizás sea una de las más comentadas en este blog, titulada Haygente que nace para estar sola. Extrañado por la llegada que mis palabras tienen en algunas personas, decidí leerla para recordar qué escribí tan significativo y para mi sorpresa, no resistí darle una completa lectura al verme decir entre otras barbaridades que «Me resulta completamente desolador un paisaje en el cual alguien no únicamente esté solo, sino que además lo acepte, y se sienta conforme con ello». ¿Y por qué no?
Hoy me espanto viendo que a esa edad pensaba como una típica mujer decimonónica victoriana cuya única meta podría ser casarse antes de quedar solterona. Soy un hombre del siglo XXI, pertenezco a la generación de los jodidos Millennials y debería tomar en cuenta todas las oportunidades que esto ofrece.
Más me horroricé al leer «Sea por el costumbrismo social o el tradicionalismo, a los veintiocho años aún tengo la esperanza de terminar mi vida acompañado». Conste que jamás me he drogado para escribir… Está bien querer estar con alguien cuando lleguemos a la senectud, pero decirlo teniendo menos de treinta, proyectándome como si ésta fuese la única alternativa para ser feliz en este mundo, me parece demasiado pesimista.
Está claro que los lectores ni siquiera vieron qué más había en este blog y a esa edad, yo todavía no había viajado a Turquía, no tenía como meta el volver y dicho sea de paso, tampoco había tenido grandes experiencias en el terreno amoroso sino en su mayoría, sólo expectativas. Mis lectores deberían considerar que alguien inexperto no puede dar consejos y yo sólo estaba dando mi opinión sobre un asunto específico, pero jamás he sido dueño de la verdad.
No me malentiendan, pues me halaga enormemente que sientan como suyas mis vivencias y puedan identificarse con algunas cosas que me pasaron. Sin embargo, sería apropiado no sólo tomar en cuenta esos artículos donde critico nuestra sociedad, aunque sean la mayoría sino además, aquellos donde de alguna manera he pretendido abrir la puerta para que entre aire fresco.
Actualmente no pienso de la misma manera que lo hacía en 2009. Supongo que por entonces debí estar enamorado de alguien que me ignoraba, pero ahora pienso que uno mismo debe ser el primero en valorarse, en darse la oportunidad y no esperar que el amor toque a la puerta.
Y si uno está soltero, tal vez deba dejar de buscar entre la fauna que le rodea, hacerlo en horizontes más lejanos o plantearse nuevos retos. Considero que la máxima meta en esta vida no puede ser hallar con quién compartirla hasta que nos llegue la muerte, como dándole a otro la responsabilidad de completarnos... Hay tanto por hacer y no gozamos de tiempo sobrante para amargarnos porque una, dos o tres relaciones fracasaron.
Sería egoísta de nuestra parte entregarle a una pareja la carga de satisfacer aquellas carencias que nosotros mismos no hemos podido completar. Además, para tener una relación amorosa satisfactoria primero se debe estar mental y emocionalmente sano; quiero decir que si pretendemos encontrar a la pareja perfecta, mejor leamos cuentos de hadas porque nadie es perfecto y quien esté con nosotros, carga su propio pasado. Añado a esto que podamos pedirle al otro una solución si no hemos resuelto nuestros propios asuntos.
Esto, chicos y chicas, es como la masturbación… Una de nuestras primeras relaciones es con nosotros mismos y si estamos disconformes, no vendrá un extraño a darnos aquello que ignoramos necesitar. ¿Cómo pretendo que un extraño me haga feliz si no lo soy en mi soledad, si no me conozco lo suficiente?
Algunas personas cometen el error de esperar que una relación amorosa les solucione la vida vacía que llevan. Conozco gente soltera y madura que no se amarga, porque viaja bastante, conoce otras culturas, les gusta su trabajo, etcétera. Hay quienes siempre ven el vaso medio vacío, considerando prioritario aquello de lo cual carecen en desmedro de lo que tienen. En esta vida no se debe ser desagradecido porque puede ser importante tener una relación amorosa pero si estamos solteros, al menos tenemos religión, familia, amigos, salud y algunos hasta trabajan. ¿Por qué no valorar todo eso?
Tal vez algunos están solteros porque de momento, no se encuentran maduramente preparados para sostener una relación amorosa, pero son aventureros y les gusta viajar, tener nuevas experiencias, aprender del diario vivir. Una pareja te limita en todo esto, porque debes estar presente y en algunos casos, no se disfruta de la libertad necesaria para tener una vida propia.
El mejor ejemplo de esto es que alguien con vida amorosa descuida a sus amistades y sólo las atiende cuando está soltero o dicho de otro modo, tiene tiempo libre. Las personas a quienes les amarga su soledad prolongada –y lo digo por experiencia propia–, suelen creer que una relación es sólo aquel estado inicial de enamoramiento, pero en realidad es bastante más demandante que eso y a veces, no les gusta estar para el otro.
Foto: Escritora Adèle Hugo (1830 - 1915). 
En otros casos, todo se derrumba porque no aceptamos la relación como viene y en gran medida, tampoco a la pareja que tenemos sino al contrario, tratamos de amoldarla según un ideal, pero tratándose de sentimientos, las idealizaciones sólo causan frustración.
¿Y por qué validarnos a través de una relación? O sea que si no somos felices sería culpa del otro; eso es algo bastante egoísta. Cuando uno madura, la principal característica de nuestra adultez es hacernos cargo de nosotros mismos, aceptarnos tal cual somos y desarrollar las oportunidades que tenemos… Está bien deprimirse cuando una relación se acaba, pero también deberíamos concentrarnos en los demás aspectos de la vida, fijarnos metas, perseguir sueños y veríamos que al estar contentos con cuanto hacemos, la plenitud se hace más fácil.
Por otro lado, la gente ve lo que proyectamos al mundo. Sería muy difícil hallar pareja y hacer funcionar una relación si el resto nos ve depresivos, enamorados de alguien que no nos corresponde y sin ganas de seguir adelante… Por el contrario, si desarrollamos la resiliencia causaremos admiración en otros y cualquiera quiere estar con alguien capaz de continuar tras una caída. Además, es muy interesante un individuo cuyo centro en la vida no resulta ser el amor perdido.
Para qué vamos a ser delicados…, resulta patético perseguir a alguien que no nos corresponde, insistir en retomar una relación fracasada o creer que aún tenemos una oportunidad cuando en realidad, todo está de un siniestro total. No podemos obligar a una persona para estar con nosotros, si lo sabré yo. Los sentimientos deben darse de manera espontánea y voluntaria.
Si nos empecinamos en mantener relaciones enfermizas o mantener vínculos sentimentales con alguien que ya nos ha sacado de su vida, podríamos obsesionarnos al punto de desarrollar una erotomanía, locura de amor o como también se le conoce, el síndrome de Adèle Hugo. Ésta escritora fue hija del también autor francés Víctor Hugo y se le conoce por padecer esquizofrenia siendo todavía una mujer joven; su obra más reconocida quizás sea el diario íntimo que llevaba describiendo el enfermizo amor que sentía por un militar británico que le rechazó y al cual, siguió por varias partes en sus viajes.
Yo también he sufrido por amor y de ello hay tanta constancia en mis diarios íntimos como aquí. Pero por dignidad uno debe darse cuenta cuando la persona amada no nos quiere. Además, si avanzamos en la vida seremos los únicos lamentándonos a un costado del camino mientras el resto continúa y nos deja atrás.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.