«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

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sábado, 23 de junio de 2018

Razones para sentir orgullo LGBTI

A ver chicos y chicas, hoy se realiza en Chile una nueva Marcha del Orgullo LGBTI, adelantándose a la fecha internacional que corresponde históricamente al veintiocho de junio. ¿Pero qué significa y por qué se realiza?
Debo confesar que para escribir este artículo me vi en la obligación de investigar porque ni siquiera tenía una idea básica y anoche, habiendo puesto la bandera arcoíris como foto de portada en mi perfil de Facebook, tía Gabriela me preguntó de qué se trataba… Ya antes había leído que este ícono fue diseñado por el célebre artista Gilbert Baker en 1978 con ocho franjas originales de las cuales actualmente sólo sobreviven seis, representando la diversidad sexual de la comunidad LGBTI además de cualidades como vida, salud, luz del sol, naturaleza, serenidad y espíritu de arriba abajo (habiéndose quitado el rosa de la sexualidad y el turquesa de la magia o arte).
Me gustaría asistir a este evento y seguramente la primera pregunta, algo prejuiciosa, que debe saltar en sus mentes es qué pinta un musulmán ahí. Pues bien, resulta que en esta vida no tenemos sólo una cara para mostrarle al mundo. Actualmente se habla mucho de TOLERANCIA y RESPETO, pero yo prefiero hablar de ACEPTACIÓN y EMPATÍA porque Allâh sabe lo que hay en nuestros corazones y nosotros ponemos las etiquetas, pero no debemos permitir que definan quiénes somos.
En este caso como muchos otros, me parece incluso violento utilizar el término de tolerancia, como si unos a otros debiéramos soportarnos aunque algunos secretamente no aguanten al prójimo; me resulta más honesto referirme a la aceptación porque desde ella podemos al menos intentar una convivencia pacífica o civilizada en una sociedad donde actualmente todos se llenan la boca con supuesta integración… Y me van a disculpar si les parece mal, pero un ejemplo de esto es la mediocre iniciativa feminista de de cambiar el idioma español o castellano utilizado durante siglos para no discriminar a mujeres, hombres, transexuales, etcétera. ¿Qué diantres se consigue deformando la lengua más de lo que ya está con WhatsApp y otras redes sociales?
Si las feministas realmente quisieran ser útiles, se preocuparían de casos como la recientemente fallecida señora Margarita Ancacoy, asesinada salvajemente a palos por cinco delincuentes de origen ecuatoriano –y me refiero a su nacionalidad por contextualizar– mientras se dirigía a su trabajo sólo para quitarle su teléfono móvil y muy poco dinero. No quiero finalizar este párrafo sin antes manifestarles respetuosamente mis más sinceras condolencias a los familiares de esta honesta y esforzada trabajadora.
En lugar de eso, marchan mostrando sus pechos desnudos tras una máscara u orinando públicamente en la calle. Quiero ponerles un contexto histórico, pues la célebre escritora británica Virginia Woolf nunca se desnudó y finalizando la segunda década del siglo XX publicó la obra Una habitación propia, donde expuso su pensamiento feminista sin pudor. Además, era reconocidamente bisexual.
Otro ejemplo es Cleopatra VII, legendaria reina egipcia de origen helénico cuya sexualidad fue exaltada por los machistas aristócratas e historiadores romanos, quienes vieron amenazado su sistema de gobierno por una mujer que manejaba perfectamente siete idiomas, fue educada por filósofos griegos en la Biblioteca de Alejandría –comparable hoy en día a las mejores universidades del mundo–, fue autora de diversos tratados sobre filosofía, cosmética, química e incluso venenos. Fueron todas estas cualidades las que le permitieron poner en jaque al gran Imperio Romano y no mostrar los pechos.
Finalizado este paréntesis, sigo escribiendo el artículo desde mi escritorio, mientras bebo té, como huevo y llevo mi pijama, sin hacer escándalo. ¿Por qué no fui a la Marcha del Orgullo LGBTI? Simplemente por tres razones:
La primera es que recientemente enfermé de rotavirus –como diabético mi sistema inmunológico no es tan fuerte– y no habría sido sensato salir de casa con este frío invernal.
La segunda es que no tenía suficiente dinero y como utilizo silla de ruedas, debo movilizarme en taxi a todos lados.
La tercera y quizás más importante, es que no tengo suficientes amigos gays que pudieran acompañarme, porque tampoco creo que a mis amistades heterosexuales les interese ir. Por las razones anteriormente expuestas, prefiero tener compañía pero entendería si a alguien le parezco un cacho problemático.
Sin embargo, inşAllah espero tener los suficientes amigos el próximo año para compartir con ellos una ocasión así, de igual manera que salud y dinero.
No estoy quejándome de mis enfermedades; Allâh (cc) sabe por qué me las dio y uno no debe cuestionar Su voluntad. El Islam enseña que a la gente enferma se le perdonan muchos pecados y sólo el Creador lleva la cuenta de los míos.
No estoy escribiendo esto para predicar. Seguramente al hablar de diversidad sexual –y por favor, no nos limitemos solamente a los gays– mucha gente piensa de manera instantánea en prejuiciosos tópicos como la promiscuidad –que algunos fomentan–, superficialidad, vicios e incluso enfermedades de transmisión sexual. Les invito cordialmente a ir más allá, pera ver si entendemos por qué a estos eventos se les denomina Marcha del Orgullo, pues muchos podrían preguntarse si acaso cabe sentir orgullo de no ser heterosexual.
Foto: Stonewall Inn (septiembre de 1969). En el cartel de la ventana puede leerse: «Los homosexuales rogamos a nuestra gente que, por favor, colaboren para mantener una conducta tranquila y pacífica en las calles de Village-Mattachine». Diana Davies, copyright propiedad de la Biblioteca Pública de Nueva York.

Pues bien, todo comenzó con los disturbios de Stonewall que consistieron en una serie de manifestaciones espontáneas y violentas contra una redada policial que tuvo lugar en la madrugada del veintiocho de junio de 1969, en el bar conocido como Stonewall Inn del barrio neoyorquino de Greenwich Village. Frecuentemente se citan estos disturbios como la primera ocasión, en la historia de Estados Unidos, en la que la comunidad LGBTI luchó contra un sistema que perseguía a los homosexuales con el beneplácito del Gobierno.
Durante las décadas de 1950 y 1960, las minorías sexuales estadounidenses debían enfrentarse a un sistema legal mucho más severo con los homosexuales que en muchos de los países al este del telón de acero. Todos los estados del país, a excepción de Illinois, penalizaban el sexo homosexual consentido entre adultos en el ámbito privado y así es como en 1961 un hombre adulto podía ser acusado de cometer un crimen por mantener sexo con otro adulto del mismo género aunque fuera de forma consensuada en la privacidad de su casa y podía imponérsele una multa ligera o pasar entre cinco y veinte años –a veces incluso toda la vida– en prisión. En 1971 veinte estados mantenían leyes sobre sexo psicopático que permitían la detención de homosexuales. En Pensilvania y California, los considerados ofensores sexuales podían ser encerrados en instituciones mentales de por vida y en siete estados podían ser inclusive castrados. Durante las décadas de 1950 y 1960 la castración sí como terapia emética, hipnosis, electrochoque y lobotomías eran los medios usados por los psiquiatras para intentar curar a los homosexuales. Los primeros grupos homofóbicos de Estados Unidos fomentaron una cultura de no confrontación entre homosexuales y heterosexuales en su afán por demostrar que los primeros podían insertarse en la sociedad. Sin embargo, los últimos años de la década de 1960 fueron turbulentos debido a la confluencia de varias reivindicaciones sociales, como el movimiento afroamericano pro derechos civiles (1955-1968), la contracultura y las manifestaciones contra la guerra. Este clima beligerante, junto al ambiente liberal de Greenwich Village, influyó en el desencadenamiento de los disturbios de Stonewall.
Es por todo esto que aquellas manifestaciones son consideradas inicio del movimiento pro derechos de la diversidad sexual en todo el mundo, existiendo aún hoy algunos países que penalizan las orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad.
¿Alguien sabe el origen de la palabra gay? Actualmente se denomina así a un homosexual asumido, pero en principio ni siquiera era un término inglés como se cree popularmente sino más bien, un anglicismo de origen occitano y esto a su vez corresponde a una lengua romance europea hablada por dos millones de personas. Posteriormente en la Inglaterra Victoriana, se denominaba gay al hombre alegre que ejercía la prostitución homosexual, lo cual degeneró en gay boy y después taxi boy.
Considerando las anteriores referencias contextuales, me parece irónico llamar alegre a un homosexual por cómo se viste, dado que en estricto rigor una persona no heterosexual lleva la carga de pertenecer a una minoría que no escogió caprichosamente como algunos creen y cuyo modus vivendi ha sido sistemáticamente discriminado, reprimido e incluso castigado a lo largo de casi toda la historia humana.
A pesar de ello y como seguramente muchos ignoran, grandes personajes históricos han sido parte de la diversidad sexual y su aporte no puede negarse: la poetisa Safo –quien vivió en la isla de Lesbos de donde deriva el término lesbiana–, Sócrates, Platón, Alejandro Magno, Julio César, Ricardo Corazón de León, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel –también conocido como Michelangelo Buonarroti–, William Shakespeare, los sultanes otomanos Mehmet II el Conquistador y Murat IV sólo por mencionar algunos, Oscar Wilde y Federico García Lorca.
Como limitados seres humanos que somos, a veces no comprendemos la voluntad de Allâh (cc) y tampoco nos corresponde siquiera intentarlo sino sólo aceptarla, pues Él nos designa un destino al momento de nacer. También incorporó en la receta de nuestros corazones los sentimientos y como ya he dicho ates en algún artículo, ningún otro ser humano imperfecto como nosotros tiene la facultad de prohibirnos aquellas emociones bajo concepto alguno, pues de hacerlo transgrede nuestros derechos humanos y nos coarta parte de la propia existencia.
Sin extender más este artículo y ya para finalizar, tomando en cuenta los párrafos anteriores sólo les planteo una última interrogante que cada uno deberá responderse a sí mismo según su propio criterio: ¿Por qué no sentirse orgulloso de ser LGBTI?

Fuente de datos históricos: Wikipedia.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente publicación. Entretenida y muy clara. Un abrazo.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.