La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia…
Ayer por la mañana, viendo “S.Q.P.”, no pude evitar reflexionar sobre los últimos acontecimientos en la farándula criolla: La nueva Ley Bolocco, el accidente automovilístico de Sigrid Alegría y la enfermedad de José Aravena.
La farándula como tema puede parecer muy frívolo, pero en realidad da paso a apasionadas discusiones familiares que revelan diversos puntos de vista sociales sobre la actitud de los protagonistas, que ciertamente al ser personajes públicos se convierten en modelos de conducta estableciendo parámetros de tolerancia y patrones de comportamiento.
Cuando recién se publicaron las fotos de Cecilia Bolocco y Luciano Marocchino, escuché muchas veces “Ella puede hacer lo que quiera; es su vida”. Al parecer, éste es el mismo argumento empleado por cuatro parlamentarios entre los cuales se encuentra Guido Girardi, que propusieron la cuestionada Ley Bolocco. Ésta impedirá a los medios y periodistas informar sobre sucesos relacionados con la vida privada de personajes públicos, que pudieran no ser de interés social y tampoco sean un aporte.
El gran problema de esto es que no sólo los artistas y entes mediáticos son personajes públicos sino también los políticos. El senador Girardi declaró que con esta ley, un periodista deberá informar el contenido de una reunión entre dos políticos por suponer que es de relevancia nacional, pero no podrá informar si ve a uno de estos hombres paseando con su hijo en un parque, pues esto pertenece a la vida privada.
Sin embargo, el senador Nelson Ávila aclara que con el escándalo de Bolocco se originó esta “Ley Seta” tras la lluvia mediática y los cuatro promotores pretenden escudarse en ello para promocionar su iniciativa, lo cual le permitiría cubrirse las espaldas a cualquier político que más adelante se vea involucrado en una polémica. Ocurrió con los casos “Lavandero”, “Sobresueldos” y “MOP”; también con algunos políticos a quienes se les ha descubierto amantes, así como cuando salió a la luz pública que personeros actuales y anteriores de gobierno hicieron uso de la beca Presidente de la República con parientes directos o cercanos.
En adelante es muy posible que debido a la censura, el periodista no pueda investigar más allá de la versión oficial cuando la noticia se relacione con personajes públicos que, temerosos de ser descubiertos en conductas impropias, se amparen en la Ley Bolocco.
Personalmente jamás he creído que un periodista pueda ser totalmente objetivo, pero con esta ley la información se volverá muchísimo más subjetiva. El accidente sufrido por Sigrid Alegría es un claro ejemplo de esto.
Al respecto, los periodistas han debido informar trascendidos, versiones oficiales, no oficiales, testimonios claves y desmentidos. Primero se dijo que la actriz viajaba sola, luego acompañada, que un hombre había bajado del carro después de estrellarse, que nadie bajó, que el susodicho era la actual pareja, que era un transeúnte ayudando a Alegría, que estaba sobria, borracha, drogada y finalmente bajo la influencia de antidepresivos como también, que sufrió una crisis de estrés.
Aunque la ambigüedad informativa sobre el accidente de Sigrid Alegría no se deba a la censura que impondrá la Ley Bolocco, resulta obvio que al entrar en vigencia no podremos considerar ninguna información como definitiva, pues al coartar la capacidad investigadora del periodista, éste deberá informar cada versión que sepa, sin importar si se contradicen entre sí.
La esencia del periodismo radica en la naturaleza inquisitiva e inconformista del reportero, que no se queda con sólo ver la superficie, sino que además, siempre desea saber más y trascender el manto de lo oculto, arrancar el velo de lo secreto y exponer la verdad desnuda.
Mucho se ha hablado sobre la orientación sexual del bailarín José Aravena, a quien incluso se le acusó de prostitución al descubrirse su perfil en la página web www.dametusexo.cl que yo mismo visité, en el cual había fotografías y números telefónicos de contacto.
Recientemente calló hospitalizado en medio de una increíble controversia que intenta aclarar el polémico diagnóstico. Oficialmente es toxoplasmosis, aunque también se le atribuyó un cuadro de estrés, pues la primera enfermedad puede considerarse un derivado del V.I.H., padecimiento al cual muy escasamente se le menciona en los medios, producto de múltiples prejuicios sociales impuestos por las grandes esferas de poder en Chile, conservadoras y tradicionalistas al punto de querer mantenernos en la ignorancia sin importar el costo en vidas humanas.
¡¿Qué importa si Aravena es o no gay?! Lo realmente importante es que al frivolizar su supuesto estado y contribuir al prejuicio del homosexual con sida, lo único logrado es no dar a los enfermos un tratamiento social digno, retrasar la prevención de este horroroso mal y limitar extremadamente las posibilidades laborales o la aceptación comunitaria que ahora tendrá el sujeto.
Si la gente sigue creyendo erróneamente que sólo los homosexuales, prostitutas y drogadictos tienen sida y que es un castigo divino merecido por tus pecados, definitivamente se ignorará la calidad de seres humanos que deben tener los enfermos entre quienes hay devotas esposas y madres, inocentes niños y bebés, calificados profesionales y adolescentes normales.
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