A la memoria de Kriko

Hoy me han robado la mayor ternura que tenía en la vida. La criatura más hermosa y angelical que he conocido, fue envenenada por un cruel demonio desalmado, quien insatisfecho con haber cegado la vida de Boby hace apenas unos días, ahora vino por una criatura aún más indefensa, la cual siempre entregó amor incondicional.

La vi por última vez convulsionando en el suelo, dolorida, con su mirada fija en mí, suplicando auxilio mientras mis padres la tomaban para correr a la clínica veterinaria, donde los doctores incluso debieron sedarla para calmar su dolor. Todos los intentos por salvarla fueron inútiles.

No quiero nada. Estoy vacío. Ni siquiera puedo escribir bien por la humedad en mis ojos. La rabia me supera ante esta demostración incalificable de miseria.

Hace dos días envié un correo electrónico a la Ilustre Municipalidad de Lo Prado para denunciar la situación, pero aún no recibo respuesta, como si a ninguna autoridad le importara. Sin embargo, ya no me importa, pues si las autoridades son tan frías, nada puedo esperar del desgraciado infeliz que administra el veneno.

"Cuando llegan a nuestras vidas, nos llenan de luz. Cuando se van, nos dejan sumidos en la más profunda oscuridad".