Después de tantos días sufriendo penas infernales por la indiferencia del Sr. L encerrado en casa, ayer finalmente salí al mundo o más bien, a Santiago, para encontrarme con Esteban.
Es un amigo común del Sr. L y mío. Nos conocimos por Facebook cuando aún mi crisis con el Príncipe Azul destronado no iniciaba.
Llegó una hora más tarde, pero mereció la pena estar con él desde las 15:00 a 23:00 horas, pues por momentos me hizo ver que la vida no es sólo una amistad truncada o la enorme tristeza causada.
Esteban es un hombre muy simpático, desprejuiciado e interesante. Disfrutamos mucho recorriendo desde la Vega Chica hasta el restaurante bar Victorino en Lastarria, donde nos atendió mi prima, Ulis Paola. Pasamos por el Parque Forestal donde comimos helado, la Feria de Antigüedades y la Plaza Mulato Gil de Castro, donde se expone un fragmento del muro de Berlín, conmemorando los veinte años del derrumbe.
Se puede decir que es místico, pues practica el budismo, conoce mucho sobre la reencarnación y el karma, pero también tiene una conexión muy particular con el judaismo. Su sabiduría es como una menestra religiosa que comparte sin petulancia.
Hoy fue realmente un día inolvidable, joya rara entre tantos días dignos de sufrir u olvidar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario