En 2008 la reconocidísima escritora Margaret George dio a luz junto a Roca Editorial, una magnífica obra que ha sido contada desde hace milenios pero esta vez, quien da su versión es la propia protagonista: Helena de Troya.
Desde que era muy pequeño recuerdo estar familiarizado con el mito de la mujer más bella del mundo, cuyas excepcionales dotes llevaron a dos poderosas naciones al campo de batalla. Hemos tenido el relato homérico como principal fuente, ¿pero cómo veía su existencia la mismísima Helena?
Ciertamente nadie antes de Margaret George se lo había preguntado, pues en la Antigua Grecia las mujeres eran consideradas muy por debajo del varón y hasta cierto punto, esta hermosa reina espartana nace para reivindicar a su género, según me parece.
La novela histórica, narrada como una autobiografía, nos enseña los pasajes perdidos de la vida que tuvo Helena, desde su niñez hasta el último suspiro, dando una visión mucho más completa del conflicto entre Grecia y Troya pero además, mostrándonos íntimos pormenores que seguramente eran irrelevantes para Homero. Él quería inmortalizar a grandes héroes y poderosos reyes, pero no le interesaba una simple mujer, aunque ésta fuese la causa del desastre, supuestamente.
George en cambio, considera también otros motivos paralelos para los acontecimientos ocurridos entonces y si bien destaca la hermosura de Helena por ser éste el principal atributo destacado durante épocas, aborda los patrones en la vida del personaje cuyos orígenes son el amor, los celos, la ira, la venganza, el deseo y la muerte.
Los personajes con quienes Helena interactúa no pasan a segundo plano como podría esperarse, sino más bien adquieren un renovado vigor que apasiona tanto como la leyenda en sí.
La autora de “Memorias de Cleopatra” tiene el talento para cautivarnos con un relato dinámico, conmovedor, mostrando el lado negativo de ser incomparablemente hermosa. Siempre hemos creído que este don puede abrirnos puertas y tal vez no nos equivoquemos, pero Helena es también alguien condenada a la soledad, por ser única.
Debió soportar por ejemplo, que indeseables y machistas reyes se disputaran su mano hasta ser Menelao quien la desposara. Hija indeseada de Tindáreo, permaneció escondida durante bastante tiempo para evitar desastres. Fue considerada un objeto de placer y hasta un trofeo, siendo deshonrada al no haber nacido hombre. Amada y odiada en igual medida, Helena sufrió la constante pérdida.
Son éstos los detalles archiconocidos en torno al mítico personaje. ¿Pero qué novedad entrega Margaret George? Con una maestría incomparable, la autora humaniza a Helena haciendo que hable por vez primera y nos entregue su opinión, todo esto sin degradarla ni quitarle el carácter legendario. Cómo la trataban sus padres, cuánto amó o sufrió, su visión del mundo y aquellos instantes cuando a solas se enfrentaba a la dura realidad.
Esta obra sin duda alguna coloca en su merecido sitial al nunca bien ponderado ser cuya existencia redefinió de un modo u otro nuestra historia y cultura.
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