Mientras más experiencia tengo como
comunicador social, más valoro el silencio.
El mundo actual está gobernado por las redes
sociales donde aunque no quieras, todo lo que haces termina sabiéndose, ya sea
porque lo publicas tú o alguien a quien conoces.
Se ha perdido el sentido de privacidad,
tomando los perfiles como verdaderos diarios que poco o nada tienen de íntimos,
porque cualquiera puede leer tu contenido y hasta la información personal. Es irónico
que las celebridades se esfuercen tanto en mantener la vida privada y nosotros,
los anónimos, en publicarla.
Seguro es un efecto directo de perseguir
constantemente el reconocimiento de otros, por banal que sea. Algunos se jactan
de tener un millón de amigos o seguidores en esas redes, como si en realidad
mantuvieran vínculos afectivos con dichas personas cuando lo cierto es que
apenas frecuentan o tienen contacto con diez, como mucho.
Pero te tomas fotos estúpidas o incluso
desnudos y publicas frases aparentemente profundas como si realmente
comprendieras su sentido, no porque desees entregar un mensaje significativo
sino porque odias la idea de que nadie te conozca. Es así como la mayoría de
usuarios publica basura incoherente en lugar de contenido trascendente.
Yo dejé de publicar contenido en mi biografía
de Facebook desde el 21 de abril pasado, pues en primer lugar me di cuenta de
que la gente publica cosas cada vez más íntimas o ridículas en un afán de ser
comentados. Además, prefiero ser de aquellos que hablan poco y dicen mucho, en
lugar de lo contrario.
Ahora estamos más expuestos que los actores
de pornografía, porque al menos ellos se guardan sus emociones, frustraciones y
vulnerabilidades. Nosotros lo enseñamos todo; andamos completamente desnudos
por la vida como si el pudor sólo se refiriese a usar ropa para salir a las
calles.
Ahora están de moda las selfies doquiera que
vayas, mostrándote hasta en las situaciones más insólitas e incluso
arriesgándote a morir en un accidente automovilístico porque en lugar de
concentrarte mientras conducías, preferiste tomarte una foto para subirla a
Facebook. Antes al menos las fotos de desnudos tenían ciertas características
estéticas que, aún enseñando, podían ser denominadas artísticas; sin embargo,
en la actualidad no es raro ver imágenes incluso de gente famosa desnuda en su
cuarto de baño, con el WC como decoración de fondo… La metáfora me parece
obvia, ¿y a ustedes?
Por eso creo que el silencio, aunque a veces
sea incómodo y solitario, nos brinda la tranquilidad de saber que podemos controlar
nuestras palabras mientras otros padecen incontinencia verbal. ¿Acaso creen que
no importa quién lea su verborrea?
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