En esta vida el corazón muchas veces
se conforma siendo ciego,
actuando como un niño que no sabe
distinguir entre muchos caminos.
Pero si abre los ojos en algún
momento, por tardío que sea,
aprende que el sufrimiento es la
mayor riqueza de este mundo
para quien realmente desee aprender
lo valioso.
¡Oh, infantil e ingenuo corazón!
Me dices claramente en cada latido
lo que mi Señor espera de su criatura,
aunque mi ego, soberbio y orgulloso,
me repite cada día
que el verdadero amor no humilla ni
castiga,
que sólo el Gran Creador es digno de
otorgar el perdón
y que hasta el más poderoso de los
sultanes humanos,
morirá como el resto de los hombres.
Consciente estoy de mis muchas
limitaciones
y aunque no me enorgullezco de
ellas, las acepto como pocos,
porque no tengo otro camino para
recorrer en esta vida
y si mis errores parecen
superficiales o profundos,
sólo mi Señor y yo conocemos el peso
en mi espalda.
Que el amor se me haya negado hasta
ahora, en mentira,
porque no sólo en un beso se ama
sino también en la familia,
en cuya cuna suavemente fui mecido,
con dulce leche alimentada fue mi
alma.
Que algunas amistades hayan sido mis
peores enemigos,
ya no tiene ninguna importancia ante
lo trascendente,
porque mis verdaderos tesoros no son
el oro y la plata
ni mi hogar es un gran palacio,
pero mis arcas están repletas de
cariño verdadero,
que no se mide sobre la balanza.
Si Malak al-Mawt viene a por mí de
improviso,
como en cualquier caso, de noche o
día,
espero haberme retractado a tiempo
de toda queja e inconformidad,
arrepentirme de sentir desdicha
teniendo toda oportunidad para ser
feliz con lo sencillo.
Pretendo no llevarme de esta vida
más que mis plegarias y el amor,
ni una moneda en los bolsillos
quiero,
porque tampoco me ha importado el
color de la piel
o las diferencias entre quienes
deberían llamarse hermanos.
Mi Señor dirige mis pasos y aunque
he sido rebelde,
Él sabe que tengo un corazón sincero;
mi nobleza no está en cargos o
coronas
sino en contar mis emociones como
capital.
Que al irme, mi sonrisa sea olvidada
y hasta la mirada,
mis palabras se borren del papel y
la memoria,
mi voz sea silenciada por el tiempo,
porque a todos nos ocurre tarde o
temprano.
Los días se escurren como el agua
hasta agotarse sin darnos cuenta;
saciar nuestra sed es como el beso
de un breve idilio,
pero podría ser un hermoso sueño del
cual debemos despertar
y después, podría haber algo más
hermoso.
2 comentarios:
Carlos muy buen poema ,es lo que vives, sientes y lo expresas se transmite el sentimiento.. me gusto :) Felicidades!
Gracias amigo. Me alegro de que te haya gustado. Saludos.
Publicar un comentario