Selamünaleyküm […]:
Debo reconocer que ahora no he tenido tiempo para estudiar turco,
pues intento terminar la novela que escribo desde hace dos años. ĺnşAllah
puedas entenderme; no pretendo causarte molestias y agradezco que tomes tiempo
para leer.
Te envié el presente mensaje PRIVADO por Facebook con copia a tu correo electrónico para
asegurarme de que lo recibas y no se pierda, pero no pretendo acorralarte; no
te lo tomes a mal. Han pasado cuatro años desde la última vez que nos
escribimos y espero que haya sido suficiente tiempo para hallarte más
tranquilo. No quisiera recordarte cada desagradable detalle de nuestro
distanciamiento, pero has de saber que durante estos años me ha hecho mucha
falta tu amistad.
Quise escribirte ahora porque no deseo irme de esta vida
teniendo asuntos pendientes y no quiero ser desagradecido. He tenido mucho
tiempo para reflexionar sobre todo lo ocurrido e intentar entender tu enojo.
Debo ser sincero y admitir que también estuve molesto, decepcionado,
desilusionado pues me sentí discriminado, humillado y herido (aunque nunca te
odié) pues en principio tu reacción me pareció exagerada. Ahora sigo pensando
lo mismo, pero no tengo rabia por eso.
Mi error fue no tomar en cuenta que eras muy tolerante
conmigo y para un hombre turco heterosexual debe ser difícil relacionarse con
alguien como yo por el qué dirán. Sin embargo, te pido intentar comprender mis
carencias afectivas; en ese contexto, tu
amistad fue tan importante para mí, que desafortunadamente no pude evitar confundirme.
Viajar a Estambul fue para mí un sueño hecho realidad y me enamoré de ti
teniendo las emociones demasiado exaltadas por vivir un momento muy feliz;
podrás suponer que mi vida no ha estado llena de felicidad.
Las emociones exaltadas se calman con el tiempo. Como dije
antes, sentí que tu reacción obedecía más al qué dirán y no tanto a errores
míos; posiblemente te preocupó la opinión que nuestra amistad causaría en otros
y eso me dolió, porque tenías un lugar muy importante en mi corazón: me ayudaste
en Estambul, estuviste conmigo durante la etapa más feliz de mi vida, incluso
mi madre te quiso casi como un hijo… Yo soy un hombre enfermo (diabético y físicamente
discapacitado), solitario, me han discriminado muchas veces, he sufrido
bastante, también me ha faltado el amor romántico y de pronto, pude cumplir un
sueño viajando a Turquía, conocer a Tarkan, recorrer lugares muy hermosos, encontré
amigos maravillosos, olvidé mis enfermedades, mis tristezas; ahí estuviste tú y
por eso me enamoré como pude haberlo hecho de cualquiera que me demostrara
cariño, pues se me vino encima una avalancha de emociones que no supe cómo
procesar porque jamás viví algo parecido, pero nunca he querido lastimar a
nadie.
Espero sepas comprenderme como ahora, después de años, pude
entender que tu reacción fue exagerada quizás por un motivo. Siempre supiste
sobre mi amor y mi homosexualidad, pero me dijiste que no podías
corresponderme; yo sin embargo, insistí hasta cansarte… Soy capaz de comprender
esto porque también me he visto en situaciones donde algunos me insisten sin
ceder terreno. Si nos reconciliáramos, no cometería el mismo error porque he
cambiado; no soy como antes.
Por otro lado y sin ánimo de desentenderme, debes saber que
en aquel tiempo hubo terceras personas que alimentaron mis fantasías
románticas, haciéndome soñar como un niño. Hoy esas personas ya salieron de mi
vida y ha sido lo mejor.
Por favor, no seas cruel conmigo, pues tu indiferencia me ha
hecho sufrir demasiado en estos años… Me acusaste de ser mentiroso, pero la
verdad es que siempre te hablé frontalmente de mis sentimientos hasta provocar
tu cansancio. Actualmente escribo una novela que trata sobre todo lo sucedido
después de mi viaje a Turquía y en ese contexto, he tenido la oportunidad para
leer los mensajes que nos escribíamos mutuamente, pues acostumbro archivar
todos mis correos: pude notar que muchas veces hablamos sobre mis sentimientos
y esto pudo agobiarte, pero entonces no me daba cuenta. Tu nombre no aparece en
este trabajo literario; lo digo para evitar problemas. Quédate tranquilo… Ni
siquiera sé si será publicado en Turquía, como podría ocurrir con Síndrome de Estambul, una novela que
publiqué en Chile al finalizar el año dos mil quince y de la cual te envié un
ejemplar en español como obsequio; espero puedas leerla.
Ahora mismo debería escribirte un mensaje breve, pero temo
que no bastaría para explicarte mis argumentos con la suficiente claridad.
Reitero que me gustaría mucho reconciliarme contigo, pero esta vez puedes estar
seguro de que no estoy enamorado de ti y sólo te
daría una amistad sin acosarte, porque he aprendido de mis errores y no quiero
sufrir más. Perderte fue demasiado doloroso, por muchas razones.
Yo no escogí ser homosexual pero acepto esto como voluntad
de Allâh
(cc). No quiero inspirarte lástima sino más bien admitir que tal vez no
debí ser tan insistente contigo. Pero por favor, intenta entender que no
siempre puedes controlar de quién enamorarte y esto hace que la mayoría de las
veces, uno se equivoque…, seguramente también te ha sucedido. Enamorarse es
parte de la experiencia humana y así como tú puedes interesarte en una chica,
los demás tampoco queremos estar solos; si alguien me prohibiese enamorarme
sólo porque soy homosexual, estaría quitándome parte de mi humanidad y no sería
justo. Mi propósito nunca fue perjudicarte y como suele suceder en estos casos,
el amor pasa. Ciertamente nadie se enamora sin darle motivos; todos queremos
amar, pero nadie va por la vida enamorándose de cualquiera.
Cuando me enamoré de ti, tal vez malinterpreté señales pero es que
me gustó la atención amistosa que me dabas. No quiero hacerte responsable de
mis sentimientos pasados, pues eran mi problema y yo debía lidiar con ellos.
Sin embargo, siempre te decía que nuestra amistad era muy importante para mí;
pensé que seríamos capaces de superar este conflicto en poco tiempo, pero me
equivoqué y debo confesarte que el dolor de perderte a veces era muy difícil de
superar, soportar y
olvidar.
Sigo siendo un musulmán practicante y aunque a veces me
equivoco porque no pretendo ser santo, intento hacerlo lo mejor posible; nadie
puede ser un musulmán perfecto. Te consta que soy una buena persona porque
mientras fuimos amigos, te demostré muchas veces cuánto me importabas… Por
favor, no olvides esto y tampoco me cierres las puertas por un error. Ten en
cuenta que todos somos criaturas imperfectas y nos equivocamos; si estuvieses
en mi lugar, también te gustaría tener una segunda oportunidad.
No seas severo con quien tanto te quiso y aún se preocupa
por ti. Yo podría ser muy orgulloso y haberte ignorado desde hace tiempo, pero
he intentado muchas veces acercarme a ti porque todavía me importas. Siendo
ambos musulmanes, podría esgrimir muchos argumentos religiosos de por qué
deberías disculparme, pero mi intención no es presionarte basado en el Noble
Corán o los hadices sino más bien, prefiero hablarte desde el corazón como
siempre lo hice. No subestimes esto.
Sé que tal vez me odias y no quieres saber nada de mí.
Durante estos años he hecho mucho du’â por ti,
escribí una novela para dedicártela (con permiso de Allâh, Síndrome de Estambul pronto será publicada en Turquía), te escribí
más de cuarenta mensajes al principio, le pedí a […] que hablara contigo (por favor, no te
enojes con él, pues más que un amigo para mí ha sido un hermano), ahorré dinero
para viajar a verte y aún no puedo hacerlo sólo porque nadie me acompaña junto
a mamá. Sin embargo, todos estos esfuerzos han sido inútiles porque sigues
enojado conmigo. ¿De verdad merezco ese castigo?
Tal vez has olvidado ya los buenos momentos que tuvo nuestra
amistad, pero te pido hacer un esfuerzo para recordarlos. Después de tanto
tiempo, quizás te parezca patética mi insistencia, pero en esto puedes ver cuánto
me importas… Aunque no estoy de acuerdo, sé bien que mi amistad y mi
enamoramiento pudieron resultarte problemáticos por la opinión de otros, pero
mi intención nunca fue avergonzarte… Debo confesarte que hasta cierto punto me sentí
humillado, por insistir tanto sin obtener ningún resultado favorable mientras
que otra persona en mi lugar, no habría demorado en olvidar el asunto y seguir
adelante con su vida. Me apena mucho pensar que te resultara tan fácil dejarme
atrás, pero me es imposible saber hasta qué punto mi actitud pudo incomodarte.
He sufrido a causa de tu indiferencia, pero reconozco también ser culpable de tu
enojo por mi insistencia en algo que obviamente jamás podría ser.
Ten presente por favor, que este mensaje no es para reprocharte ni
sacarte cosas en cara sino más bien, para reconocer mis errores y apelar al cariño
que alguna vez me tuviste como amigo. Voy por la vida como puedo y ya que las
emociones son todo mi capital, regularmente tropiezo. No quiero inspirarte pena
porque sería humillante, pero ponte la mano en el corazón, sé sincero contigo
mismo y considerando todo cuanto sabes de mí, te darás cuenta de que siempre
intento demostrar mi amor a quienes me rodean… Si fuese millonario, seguramente
compraría cariño con costosos regalos; si fuese guapo, atraería con mi
apariencia o siendo carismático; pero sólo puedo dar mi corazón a quien quiera
recibirlo. ¿No es suficiente?
En esta vida se pueden conocer pocas personas que realmente tengan
importancia por su bondad, su lealtad, su cariño desmedido. Durante estos años
muchos falsos amigos se han ido de mi lado porque sólo buscaban algo en
específico. Sin embargo, otros muy pocos han permanecido junto a mí,
permitiéndome valorarles.
Uno que siempre ha estado conmigo es […], quien
incluso me consoló cuando el club de fanáticos de Tarkan desapareció y más al
romperse nuestra amistad. Te consta que es una excelente persona y siempre está
presente cuando sus amigos le necesitamos. Ahora que está en otro país,
hablamos muy poco; lo extraño mucho.
Sé que reconciliarnos es algo difícil porque la confianza se
rompió en ambos extremos y si nos aproximamos, las condiciones serán muy
distintas ya que no tendremos el mismo trato de antaño. Pero por favor, considera
que estoy dando un paso para acercarme a ti con las mejores intenciones. Al
principio de este mensaje te decía que deseo poner en orden mis asuntos antes
de morir y además, tenemos muy poco tiempo en este mundo para desperdiciarlo
con prejuicios, temores, rencores, quiebres, discusiones, orgullo u otras
emociones negativas.
Demoré mucho en entender tu posición porque lo más fácil es creer
que uno tiene la innegable razón siempre; pero este tiempo me ha servido para
reflexionar y aunque no comparto tu opinión, soy capaz de ponerme en tus
zapatos. Cuando se tiene conflictos con alguien, la gente tiende a pensar que
los años borrarán el sufrimiento causado; muchos no reconocen sus errores y les
parece humillante ofrecer disculpas… Ignoro si esta carta llegará a tu corazón
porque he fracasado antes pero ciertamente nadie sabe cuándo morirá y por esto,
todos deberíamos ser capaces de superar el rencor; no sería correcto dejar esta
vida pasándole a otro la responsabilidad de aliviar el dolor que hemos causado;
debemos ser nosotros mismos los que consolemos a quien hayamos lastimado.
Sinceramente espero que nos reconciliemos, pero si esto no sucede deberé
aceptar la voluntad de Allâh (cc), teniendo la consciencia tranquila por haber
hecho lo posible para solucionar este problema.
Espero que puedas ponerte en mi lugar. Tal vez no te hice falta
durante este tiempo pero si decides darme otra oportunidad, por favor no me
tengas lástima. Me costó mucho escribir este mensaje, pues debí ignorar mi
orgullo y el temor de que me cerraras las puertas; al menos eso debería considerarse
un mérito.
Tal vez tu enojo aumentaba cada vez que te escribía esperando una
respuesta, pero lo cierto es que el amor se transformó en cariño. Por eso
intentaba contactarme contigo cuando en Turquía sucedía alguna mala noticia. Te
ofrezco disculpas sinceras por cualquier mal rato derivado de esto.
Este mensaje ya se ha extendido demasiado y creo haberte explicado
mis más importantes argumentos buscando una reconciliación. Hay cosas que
omití, pues no merece la pena mencionarlas. No quiero presionarte pero
cualquiera sea la decisión tomada, medítala bien, sin ser impulsivo. He sido lo
más honesto que me es posible sin pretender enojarte más… Espero que puedas
apreciarlo.
Gracias por tener la paciencia de leerme hasta este punto. Me
despido con un abrazo que espero quieras recibir. Selam.
Yahya Flores Arias.
Nota: Algunos meses después de haber enviado este mensaje y sin tener respuesta, el destinatario de quien protejo la identidad, fue bloqueado en las redes sociales que ocupo; sus mensajes fueron borrados habiendo sido registrados éste y algunos anteriores en mi diario íntimo. Todavía guardo algunas cosas que me lo recuerdan, pero ahora tienen otro significado porque son recuerdos del viaje que hice con mi madre.
Éste fue el último correo electrónico enviado para intentar reconciliarme con el destinatario y recuperar sólo su amistad. Pera ya que no hubo respuesta, decidí seguir con mi vida y olvidarlo.
Subo este mensaje aquí sólo para tener un registro, tal como lo hice cuando terminé mi relación con el Sr. L.
Subo este mensaje aquí sólo para tener un registro, tal como lo hice cuando terminé mi relación con el Sr. L.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario