Hoy me levanté a las 11:00 que como ya saben, es algo extraño en mí; estaba muy entusiasmado con la idea de recibir el par de sais que compré en Punto Marcial.
Mis viejos y yo estábamos almorzando empanadas de pino y de pronto, sonó mi móvil… Era Gonzalo avisándome que estaba fuera, buscando el timbre, pero no lo hay. De inmediato, mamá salió a recibirlo.
Es muy simpático, afable e incluso guapo. Sin embargo, charlamos brevemente mientras hacíamos la transacción, pese a que mamá le ofreció bebida y almuerzo, pues dijo tener trámites pendientes y poco tiempo.
De todas las referencias que le mencioné para que supiera la razón de mi agrado por estas armas, sólo sabía de Elektra, pero no conoce a Xena y tampoco ha visto “La momia regresa”, aunque poco importa.
Practica karate, pero dijo que también tenía un par de sais, aunque viejos y cromados. Se nota que sabe manejarlos porque me enseñó un par de movimientos y me hizo algunas recomendaciones de seguridad para no autolesionarme cuando me dé por practicar creyéndome un ninja, después de la guerra nuclear.
El par en sí, sirve para pelear, pero el mango tiene un forro pasajero que con el tiempo es lo primero que se estropea, aunque si sucede siempre puede forrarse con algo más resistente o simplemente dejarlos así.
¿No les parecen estupendos? Valió la pena esperar, hacer los trámites bancarios y todo especialmente porque Gonzalo y yo seguiremos en contacto, por mi afición a las armas y más prontamente porque es posible que en su próximo pedido añada las típicas espadas chinas como la Destino Verde que aparece en el film “El tigre y el dragón” y cuyo modelo también se conoce por la película “Héroe”.
Ahora tengo un par de sais, dos estrellas ninja, tres cuchillos, una navaja suiza, un nunchaku, una katana, una espada medieval, una romana de estilo Julio César, una cimitarra, una ballesta y un pequeño escudo de armas con dos espadines.
Mis viejos y yo estábamos almorzando empanadas de pino y de pronto, sonó mi móvil… Era Gonzalo avisándome que estaba fuera, buscando el timbre, pero no lo hay. De inmediato, mamá salió a recibirlo.
Es muy simpático, afable e incluso guapo. Sin embargo, charlamos brevemente mientras hacíamos la transacción, pese a que mamá le ofreció bebida y almuerzo, pues dijo tener trámites pendientes y poco tiempo.
De todas las referencias que le mencioné para que supiera la razón de mi agrado por estas armas, sólo sabía de Elektra, pero no conoce a Xena y tampoco ha visto “La momia regresa”, aunque poco importa.
Practica karate, pero dijo que también tenía un par de sais, aunque viejos y cromados. Se nota que sabe manejarlos porque me enseñó un par de movimientos y me hizo algunas recomendaciones de seguridad para no autolesionarme cuando me dé por practicar creyéndome un ninja, después de la guerra nuclear.
El par en sí, sirve para pelear, pero el mango tiene un forro pasajero que con el tiempo es lo primero que se estropea, aunque si sucede siempre puede forrarse con algo más resistente o simplemente dejarlos así.
¿No les parecen estupendos? Valió la pena esperar, hacer los trámites bancarios y todo especialmente porque Gonzalo y yo seguiremos en contacto, por mi afición a las armas y más prontamente porque es posible que en su próximo pedido añada las típicas espadas chinas como la Destino Verde que aparece en el film “El tigre y el dragón” y cuyo modelo también se conoce por la película “Héroe”.
Ahora tengo un par de sais, dos estrellas ninja, tres cuchillos, una navaja suiza, un nunchaku, una katana, una espada medieval, una romana de estilo Julio César, una cimitarra, una ballesta y un pequeño escudo de armas con dos espadines.
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