Hace algún tiempo recibí un correo electrónico de J. M. Villouta dándome el número de su teléfono particular y proponiéndome hoy ver a Circus Rock en vivo, evento donde él haría su rutina de Stand Up Comedy… Todo esto en el marco de su concurso “Gane una cita con José Miguel Villouta”, del cual yo fui ganador.
Para resumir un poco el cuento, participé a mediados de marzo con ánimo de que un periodista evaluara mi redacción, pues el concurso consistía en escribir un ensayo titulado “Soy extremadamente gay!”, cuyo contenido aludía a un artículo periodístico criticando la exposición de J. M. como homosexual mediático… Se suponía que los resultados serían entregados el 6 de abril, fecha que se postergó por diversas circunstancias hasta fines de mayo.
En todo ese tiempo y consciente de que Villouta podía contactarme a través del blog, correo electrónico, número de móvil y teléfono particular, no me preocupé hasta que cierto día Iván me preguntó si acaso ya había salido con él. Me aconsejó que le insistiera y por eso, le escribí.
Ciertamente nos escribimos cuatro o cinco veces para acordar la cita, hacer un panorama y cambiar la fecha por diversas circunstancias. Cuando lo llamé, estaba saliendo de la tina, escribiendo para su trabajo o haciendo alguna otra cosa. Acordamos que hablaríamos en una fecha más próxima a hoy.
Pues bien, el martes pasado y después de publicar mi último artículo, lo telefoneé para pedirle su opinión, sabiendo que mi ensayo le pareció maravilloso. Sin embargo, como los dioses me otorgaron el don de la oportunidad, lo desperté. Obviamente creyó que lo llamaba para programar nuestra cita y como era de esperarse, me despidió más rápido de lo que corre Hermes, prometiéndome llamarme o escribirme.
Esperé, esperé y esperé noticias suyas, proponiéndome no llamarlo para evitar ser inoportuno nuevamente, pero ésta es la hora en que definitivamente no me contactó.
Ya resignado, visité su videoblog para escuchar por segunda vez su discurso sobre Pamela Jiles y comparar opiniones. Sin embargo, me encontré con que ayer blogueó el afiche del evento, donde claramente se leen todos los detalles como día, hora, lugar, valor de entradas, dónde adquirirlas y el programa. Basándome en la opinión que tanto Cury como Katty despotricaron cuando el martes las telefoneé para contarles toda la historia del concurso, sin resúmenes, deduzco que Villouta esperaba mi visita a su blog y no consideró necesario llamarme o escribirme como prometió.
Perdí como en la guerra por no tener programada mi lectura de “Media Text Rehab” en el primer lugar de mi agenda. ¿Mala suerte? Definitivamente no estoy seguro… En mi caso, nadie cumple los compromisos que adquiere conmigo, ya sea llamarme, escribirme, visitarme o reunirnos.
Villouta no debió hacerme esperar una llamada o un correo electrónico, si pretendía que me enterara de los detalles del evento a través de su blog. En fin, tal vez Cury y Katty, quienes saben mucho más de citas y carretes que yo, estén en lo cierto al despotricar tanto.
Por otro lado, sabiendo que cualquiera en mi posición consideraría el seguir planeando dicho encuentro como una indignidad, sé que nada se consigue si antepones el orgullo a la consecución de un objetivo.
No seguiré buscándolo ni insistiéndole, pues si él quiere reunirse conmigo para conocernos, me contactará; si ello no ocurre, es porque no tiene caso seguir adelante.
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