El domingo pasado al fin salió el viaje que tanto querían hacer mis viejos para sacar de Santiago a mis tíos Eduardo y Rosa. Por supuesto que también fui yo, aunque Pichilemu no fue nuestro destino, sino la casa de El Quisco.
Como es de suponerse, en esta época la playa estaba prácticamente muerta. Aunque había veraneantes que incluso se bañaron en el mar ayer con tormenta eléctrica incluida, no hubo vida nocturna y las múltiples ferias artesanales no tenían más de seis o siete locales.
Sin embargo, lo importante fue que aun preocupados por haber dejado sola a Gladys en la capital, mis tíos disfrutaron su paseo, pues dentro de El Quisco visitamos sitios que desconocían e incluso, fuimos a Algarrobo y San Antonio, donde tía Rosa y mamá fueron quienes más disfrutaron paseando por las vitrinas, aunque dejaron de lado las atascadísimas galerías comerciales.
En la foto de arriba se ve a tío Eduardo podando unas pocas hortensias marchitas del extenso jardín que tía Rosa mantiene allá.
Como no había mucho en qué entretenerse, salvo la conversación, aproveché el tiempo durmiendo y recuperándome del principio de tendinitis que sufrí en la muñeca por chatear tanto en MSN... Tomé Ibuprofeno de 600 mg. Los demás pasaban el día haciendo hartos arreglos en aquella casa.
Todos los días estuvieron soleados a excepción de ayer, cuando se desató una tormenta eléctrica que ingenuamente creímos sería leve luego de pasar el túnel Lo Prado. Cuando llegamos a casa de mis tíos, había un corte eléctrico e interferencias en las líneas telefónicas, el tránsito vehicular estaba insoportable y ni siquiera funcionaban algunos semáforos importantes.
Para rematarla, Copito el canario de tía Rosa, falleció de un ataque el pasado martes. Además, Izabel está hospitalizada con una infección de cuidado por una amigdalitis mal tratada y tal vez, hasta deban operarla.
Como es de suponerse, en esta época la playa estaba prácticamente muerta. Aunque había veraneantes que incluso se bañaron en el mar ayer con tormenta eléctrica incluida, no hubo vida nocturna y las múltiples ferias artesanales no tenían más de seis o siete locales.
Sin embargo, lo importante fue que aun preocupados por haber dejado sola a Gladys en la capital, mis tíos disfrutaron su paseo, pues dentro de El Quisco visitamos sitios que desconocían e incluso, fuimos a Algarrobo y San Antonio, donde tía Rosa y mamá fueron quienes más disfrutaron paseando por las vitrinas, aunque dejaron de lado las atascadísimas galerías comerciales.
En la foto de arriba se ve a tío Eduardo podando unas pocas hortensias marchitas del extenso jardín que tía Rosa mantiene allá.
Como no había mucho en qué entretenerse, salvo la conversación, aproveché el tiempo durmiendo y recuperándome del principio de tendinitis que sufrí en la muñeca por chatear tanto en MSN... Tomé Ibuprofeno de 600 mg. Los demás pasaban el día haciendo hartos arreglos en aquella casa.
Todos los días estuvieron soleados a excepción de ayer, cuando se desató una tormenta eléctrica que ingenuamente creímos sería leve luego de pasar el túnel Lo Prado. Cuando llegamos a casa de mis tíos, había un corte eléctrico e interferencias en las líneas telefónicas, el tránsito vehicular estaba insoportable y ni siquiera funcionaban algunos semáforos importantes.
Para rematarla, Copito el canario de tía Rosa, falleció de un ataque el pasado martes. Además, Izabel está hospitalizada con una infección de cuidado por una amigdalitis mal tratada y tal vez, hasta deban operarla.
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