Juan Juliá, propietario de la cadena hotelera Axel, explica las claves para el éxito de su negocio.
“En esta sociedad, hasta que no tienes un valor económico no te valoran”, afirma Juan Juliá, propietario de la primera cadena hotelera gay a nivel mundial, refiriéndose a cómo la comunidad GLBT ha pasado de ser un colectivo ignorado por la rama empresarial a convertirse en el público objetivo al cual todos desean llegar.
“Nadie tenía en cuenta a este colectivo hasta que se descubrió que posee un importante valor económico por explotar. A partir de ese momento se empezaron a crear productos específicos para este público”, explica Juliá.
Este empresario catalán de 38 años fue el primero en ver el potencial de este público como consumidores y por ello, la Cámara de Comercio GLBT de Montreal (Canadá) le otorgó el premio al mejor empresario del año.
Se formó en ESADE y comenzó su carrera en SANYO, dedicándose después al rubro turístico en el Grupo Barceló. “Yo siempre había querido montar un hotel –explica –. Era mi sueño, y en 2003 lo conseguí”. Juliá notó la evidente falta de hoteles destinados exclusivamente para el público gay. “No existían establecimientos urbanos, de diseño, en ciudades cosmopolitas que reconocieran abiertamente que están destinados al público gay sin renunciar a una filosofía heterofriendly”, explica.
“Parece mentira, pero nadie había pensado en ello, así que creé el primer hotel gay del mundo”. Así fue como nació el Axel de Barcelona, un verdadero referente del turismo GLBT. Los números avalan la apuesta hecha por Juliá, pues tras cinco años, las cifras rondan los 3,5 millones de euros y la ocupación anual es de un 75%. El éxito del hotel barcelonés ha permitido que el negocio se expanda y de esta manera, en octubre se inaugurará un Hotel Axel en Buenos Aires, mientras que en un año la apuesta llegará a Berlín.
El hotel contará con 87 habitaciones, 16 de las cuales serán suites, un restaurante con terraza, un cocktail bar, servicios de spa, zonas con ordenadores y conexión a Internet, y una sala de reuniones.
Juliá está ultimando su cuarto establecimiento, del cual por el momento sólo dice que “estará en el continente americano –y añade–. Nos interesa expandirnos hacia ciudades tolerantes, abiertas y gayfriendly”.
“En esta sociedad, hasta que no tienes un valor económico no te valoran”, afirma Juan Juliá, propietario de la primera cadena hotelera gay a nivel mundial, refiriéndose a cómo la comunidad GLBT ha pasado de ser un colectivo ignorado por la rama empresarial a convertirse en el público objetivo al cual todos desean llegar.
“Nadie tenía en cuenta a este colectivo hasta que se descubrió que posee un importante valor económico por explotar. A partir de ese momento se empezaron a crear productos específicos para este público”, explica Juliá.
Este empresario catalán de 38 años fue el primero en ver el potencial de este público como consumidores y por ello, la Cámara de Comercio GLBT de Montreal (Canadá) le otorgó el premio al mejor empresario del año.
Se formó en ESADE y comenzó su carrera en SANYO, dedicándose después al rubro turístico en el Grupo Barceló. “Yo siempre había querido montar un hotel –explica –. Era mi sueño, y en 2003 lo conseguí”. Juliá notó la evidente falta de hoteles destinados exclusivamente para el público gay. “No existían establecimientos urbanos, de diseño, en ciudades cosmopolitas que reconocieran abiertamente que están destinados al público gay sin renunciar a una filosofía heterofriendly”, explica.
“Parece mentira, pero nadie había pensado en ello, así que creé el primer hotel gay del mundo”. Así fue como nació el Axel de Barcelona, un verdadero referente del turismo GLBT. Los números avalan la apuesta hecha por Juliá, pues tras cinco años, las cifras rondan los 3,5 millones de euros y la ocupación anual es de un 75%. El éxito del hotel barcelonés ha permitido que el negocio se expanda y de esta manera, en octubre se inaugurará un Hotel Axel en Buenos Aires, mientras que en un año la apuesta llegará a Berlín.
El hotel contará con 87 habitaciones, 16 de las cuales serán suites, un restaurante con terraza, un cocktail bar, servicios de spa, zonas con ordenadores y conexión a Internet, y una sala de reuniones.
Juliá está ultimando su cuarto establecimiento, del cual por el momento sólo dice que “estará en el continente americano –y añade–. Nos interesa expandirnos hacia ciudades tolerantes, abiertas y gayfriendly”.
El secreto del éxito.
“La clave de todo es creer en lo que haces”, dice. Sin embargo, esto no es suficiente y a la receta mágica se agregan otros ingredientes: “Tienes que tener un buen plan de negocio que te permita ganar dinero. Y ser perseverante y muy constante, porque hay muchos momentos duros y no te puedes hundir. Además, es necesario tener un buen equipo”, expone.
Por otro lado, siempre están los detractores y en este caso, las críticas fueron hechas desde el sector del turismo, apuntando a que este tipo de establecimientos convierten al colectivo gay en un gueto. Juliá argumenta que “se trata sólo de segmentar el mercado” y aclara: “Yo no obligo a nadie a hacer nada”.
Datos importantes.
- Según un reciente estudio realizado en el Salón Internacional de Turismo de Cataluña, que por primera vez incluyó un espacio para el turismo gay, la comunidad GLBT gasta en promedio 300 euros más que el resto de la población.
- La mayoría de los turistas de esta colectividad son varones, viajan en pareja y no tienen hijos, lo cual posibilita el empleo de dos sueldos en viajes, ocio y cuidarse.
- Los empresarios consideran muy interesante este segmento y han empezado a crear servicios exclusivos.
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