Esta mañana llegó mi hermano desde Toronto. Mi viejo, Izabel y los niños fueron por él al aeropuerto, mientras mamá se quedaba haciendo aseo y yo dormía profundamente.
No sé que me ocurrió hoy, pero estuve toda la mañana con hambre y la tarde con un frío tremendo y sueño aturdidor.
Iván no nos mostró fotografías, pero grabó Peteborough y una buena parte de Toronto..., especialmente la torre, donde incluso caminó por el piso de vidrio transparente que te permite mirar hacia abajo. Me imagino que debe ser escalofriante.
Definitivamente la idiosincrasia canadiense es otra, mucho más civilizada que la nuestra. La gente no contamina tanto su ambiente, son honrados y según mi hermano, amables también.
Lo que Iván grabó fue las casas, bonitas y costosas. Dice que allá el sueldo mínimo equivale a $800.000 y ello, obviamente indica el alto costo de la vida.
Peteborough tiene un centro comercial muy pequeño, donde hay sólo una tienda grande y el resto son como los negocios pequeños de aquí. Le explicaron que eso se debe a querer preservar la ciudad y además, cada tanto hay una tienda de películas para adultos, comida rápida, cervecerías, etc.
Lo único malo es que casi todo es costoso, especialmente la ropa. Lo conveniente es la electrónica y por ello papá le encargó una cámara grabadora digital Sony, que es minúscula y hasta tiene control remoto. Ahora mi viejo podrá dejar de lado la antiquísima, grande y fiel cámara con que grabó hasta hace poco, en el cumpleaños de Rafael.
Una cajetilla de cigarros cuesta $5.000, por ello la gente casi no fuma y eso es porque se proponen mantener una buena calidad del aire. De hecho, en casi todos los sitios se prohibe fumar, bajo una infracción de US$300 que según estudios, es el costo de descontaminar un ambiente cerrado.
Así nos fue contando cosas nuevas y otras a las que antes ya les había dado una pincelada por correo electrónico.
Lo bueno es que le fue estupendamente bien en los cursos y regresó sano. Esta experiencia seguro le servirá mucho a lo largo de su vida laboral.
No sé que me ocurrió hoy, pero estuve toda la mañana con hambre y la tarde con un frío tremendo y sueño aturdidor.
Iván no nos mostró fotografías, pero grabó Peteborough y una buena parte de Toronto..., especialmente la torre, donde incluso caminó por el piso de vidrio transparente que te permite mirar hacia abajo. Me imagino que debe ser escalofriante.
Definitivamente la idiosincrasia canadiense es otra, mucho más civilizada que la nuestra. La gente no contamina tanto su ambiente, son honrados y según mi hermano, amables también.
Lo que Iván grabó fue las casas, bonitas y costosas. Dice que allá el sueldo mínimo equivale a $800.000 y ello, obviamente indica el alto costo de la vida.
Peteborough tiene un centro comercial muy pequeño, donde hay sólo una tienda grande y el resto son como los negocios pequeños de aquí. Le explicaron que eso se debe a querer preservar la ciudad y además, cada tanto hay una tienda de películas para adultos, comida rápida, cervecerías, etc.
Lo único malo es que casi todo es costoso, especialmente la ropa. Lo conveniente es la electrónica y por ello papá le encargó una cámara grabadora digital Sony, que es minúscula y hasta tiene control remoto. Ahora mi viejo podrá dejar de lado la antiquísima, grande y fiel cámara con que grabó hasta hace poco, en el cumpleaños de Rafael.
Una cajetilla de cigarros cuesta $5.000, por ello la gente casi no fuma y eso es porque se proponen mantener una buena calidad del aire. De hecho, en casi todos los sitios se prohibe fumar, bajo una infracción de US$300 que según estudios, es el costo de descontaminar un ambiente cerrado.
Así nos fue contando cosas nuevas y otras a las que antes ya les había dado una pincelada por correo electrónico.
Lo bueno es que le fue estupendamente bien en los cursos y regresó sano. Esta experiencia seguro le servirá mucho a lo largo de su vida laboral.
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