¿Cómo estás?
Con respecto a tu texto en El Mercurio y el debate político sostenido sobre los mal llamados "temas valóricos", sinceramente creo que sin importar la ideología política gobernante, es prácticamente imposible tener en Chile una legislación sobre el matrimonio gay.
Esto porque en principio, se pretende legislar para impedir la desprotección económica dentro de las parejas de hecho y ello, implica que los abanderados políticos utilicen a las parejas homosexuales como principales exponentes de estas uniones, en un patético pero a mi pesar, efectivo método para captar votos de esta población.
No viene a mal recordar que la actual Presidenta también comulgó en su tiempo de campaña con la comunidad gay y hasta hoy pueden hallarse pruebas de esto en internet, cuando los principales portales informativos de esta comunidad la mostraban recibiendo la bandera multicolor.
En cuanto a la postura eclesiástica, no debemos olvidar que siendo Chile un Estado laico, hemos visto muchas veces la intervención de altos jerarcas en asuntos netamente políticos o relacionados con cualquiera de los tres poderes del Estado. Como bien lo indicas en la breve epístola.
Mi postura sobreel matrimonio es simple: "La unión civil de dos personas que se aman". Sin embargo, políticos pertenecientes al Opus Dei, definen esto como "unión entre un hombre y una mujer".
La antropología cristiana está claramente influenciada por argumentos de la Inquisición, que como debes saber, hoy es la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la cual pertenecen el fallecido Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Al definir la homosexualidad como "enfermedad psicológica", se da paso a que tanto seguidores como detractores del catolicismo, entre ellos algunos miembros del comando de Marco Enríquez Ominami, vean la homosexualidad como una opción y no una orientación sexual.
Cualquier persona sin importar su vida íntima, sabe que la sexualidad no se determina porque el individuo "elija" sentirse atraído por determinado género, sino que es intrínseco a cada quien. El heterosexual se sabe atraído hacia el sexo opuesto no porque alguien más se lo dijera. Del mismo modo ocurre con los y las homosexuales.
En tanto la clase gobernante sea incapaz de asimilar ideas tan básicas y se permita la influencia para mi gusto, exagerada de la Iglesia en asuntos ajenos a la fe, lamentablemente ideas como la integración plena de nuestro segmento en la sociedad, seguirá siendo una utopía siniestramente utilizada como falso comodín político en períodos electotorales.
Sin más, se despide afectuosamente,
Carlos Flores A.
Escritor y Comunicador Social.
Foto: Obispo Goic, cortesía de diario El Rancahuaso.
3 comentarios:
Siempre certero en tus opiniones de actualidad.
Suerte en tu 2º novela amigo.
Estoy de acuerdo en todo lo que dices, Carlos. Podrías publicarlo en el blog que tiene abierto EMOL a propósito de la carta.
Saludos, Pablo.
Excelente, filetee tú como siempre amigo Carlos.
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