Sr. L:
Para haberse enojado tanto conmigo durante el último mes, es irónico que ahora no esté interesado en conocer los verdaderos detalles de la situación puntual que causó su furia.
Me molesta que sea tan indiferente sabiendo por cuánto pasé este mes y que me diga "Basta. Ya no me interesa". La verdad es que a mí tampoco, porque paso de aceptar acusaciones que no me corresponden. Acepté mi culpa, le ofrecí disculpas dos veces, lo busqué y aún esta tarde intenté abrirle los ojos con respecto a lo sucedido. Todo esto a usted le parece un rollo y no quiere hacerse problemas. ¡Yo tampoco!
Ya di mi versión y usted sabe que jamás le mentí. En contraste, también conoce el carácter mentiroso de Juan Carlos, porque ésta es la cuarta mentira que yo le descubro. Créale a quien quiera, a su propio riesgo.
El alcohol nunca es buen compañero, especialmente si lo mezcla con gente peligrosa. Usted salió bien librado por pura suerte, porque ahora hasta tiene lagunas mentales y me acusa de faltas ajenas.
Hice todo lo posible por solucionar nuestro entuerto, pero veo que nadé contra la corriente, porque no le interesa resolver nada. El tiempo le demostrará su error y cuando así sea, búsqueme.
Ya que no le interesa seguir sabiendo de mí, si alguna vez lee esto, he borrado todos sus mensajes -especialmente los últimos, por ser bastante hostiles-. Tampoco lo tengo agregado a mis contactos, Facebook ni en mi agenda telefónica. Puede quedarse tranquilo, pues si no desea que le estorbe más, así será. Es todo lo que le diré.
Sinceramente, que tenga suerte en todo. Adiós.
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