Esta vez no copiaré todos los saludos que me llegaron por correo electrónico y Facebook, porque son más de cien. Agradezco todos y cada uno, las llamadas telefónicas o comentarios.
No haré distinciones especiales, precisamente porque cada palabra cariñosa tiene en sí misma su propio valor.
Sin embargo, sí les diré que este año la vida me dio grandes obsequios espirituales, más duraderos que los materiales: alegrías de familia, presencia de la gente que amo, detalles amistosos con mucho valor agregado... Así, da gusto hacerse viejo.
Gracias a todos, porque soy un tipo para quien cumplir años es casi una fecha como cualquier otra e hicieron de éste, un día realmente especial y estoy feliz por tenerlos conmigo.
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