«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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martes, 13 de julio de 2010

Mis mejores compañeros

Ayer a eso de las 19:00 horas me encontraba por primera vez en el nuevo departamento del Sr. L, tras siete meses sin verle.
Lo mejor es que también fue invitado Esteban a tomar once, como llamamos popularmente en Chile a la hora del té.
Hasta las 23:00 horas parlamentamos y reímos variados temas como lo harían buenos compañeros. Nunca mejor dicho y les explicaré por qué:
Etimológicamente el término Compañero se deriva de la expresión latina compuesta Companio, que se traduce "el que come su pan con".
Antes de llegar a mi destino, hice una breve escala en el Mall Plaza Alameda para llevarle un juego de toallas como obsequio a nuestro anfitrión. Fue todo un espectáculo ver al taxista y el vendedor corriendo por la tienda para encontrar el regalo perfecto, pues no se trataba de cualquier ocasión ni persona.
A las 18:15 horas salimos del centro comercial sin perder más tiempo con las ventas, habiendo rechazado todo ofrecimiento de tarjetas.
Si el conductor hubiese instalado un sistema extra de propulsión, no habrímos llegado tan rápido. Este atochamiento típicamente santiaguino fue menor que aquella ocasión cuando Sr. L y yo tuvimos aquella no-cita. Por vez primera, el destino estuvo a mi favor, porque entendí cómo debe ser nuestra amistad.
Llegué al edificio residencial diez minutos antes de la hora señalada, pero cuando lo vi entrar, por una fracción de segundo temí que el tiempo no hubiese transcurrido desde nuestro último encuentro y hasta pude desear que así fuese. Sin embargo, los meses me trajeron una bendita madurez.
Ya en el departamento, relajados por mi sorpresiva puntualidad, nuestra charla fue desde cómo estábamos hasta su peculiar humor negro.
Por esta vez, el mío lo superó al ocurrírseme que podía esconderme en el cuarto cuando Esteban llegó. Éste se asombró muchísimo al verme, aunque Sr. L le advirtiera sobre mi presencia a tiempo para impedirle hablar demás.
No es que Esteban tenga una lengua larga, para nada, pero a todos nos puede pasar cuando creemos que la persona de quien pudiésemos hablar está ausente. Su reacción fue hilarante.
El acogedor hogar del Sr. L es un punto perfecto para sentirse querido fuera del núcleo familiar propio. Su hospitalidad es digna de destacarse.
La situación ha cambiado al punto de poner a Cury, Esteban y el Sr. L en un mismo nivel, como mis mejores amigos o cables a tierra. A veces las familias cambian o simplemente desaparecen, pues el tiempo nos arrebata todo. Pero cuando ello me acontezca, espero que aún estén conmigo estas personas por quienes tengo aprecio sincero.
Esteban nos arrancó carcajadas y nos tuvimos como confidentes los unos a los otros en ese ambiente de camaradería espontánea. Él diría que tal vez es remanente del cariño existente durante vidas pasadas. Yo digo que no debe racionalizarse, sino sólo sentirse.
Espero que sea la primera de muchas reuniones.
Nota: Anoche habría posteado esto, pero llegué tan cansado que fui incapaz de encender mi ordenador y lo posteo hasta ahora porque Sr. L visitó el blog esta mañana, no encontrando nada. Esperaba la inspiración.
Le escribí un mensaje diciendo entre otros asuntos: "... Aprovecho de darte las gracias por ayer... Echaba de menos verte y si es con Esteban, mejor".
Su respuesta fue: "En cuanto a tu último párrafo, mínimo esperaba un posteo en tu blog, hasta entre en él, y sólo para darme cuenta de que no me gané ni un premio".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

de hecho me comentaste que ibas a ir con 1 amigo, que bueno que te acogieran tan bien!


es que los amigos y compañeros son pa siempre!

Mauro L. dijo...

Estoy conmovido (Lo que para mi es mucho) Gracias :)

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.