Hace poco recibí una reseña de mi novela "Alma Negra", hecha por el blog Fantasía Austral. Quise responderla aquí porque quizás muchos lectores tienen las mísmas críticas y no sería ético pretender recibir sólo elogios. En la variedad está el gusto.
Aquí les va la reseña:

Nabok, cuyo nombre significa “el que tiene alma negra”, es convocado por el gran hechicero de la corte del rey Hammurabi como la última esperanza para moralizar a sus tropas y levantar la resistencia definitiva que le permita al pueblo babilonio liberarse del yugo de los asirios. La premisa del libro no precisa de mayor introducción. Estamos frente a una arquitectura que es de sobra conocida en la literatura fantástica, así que desde ya hay que advertir al lector que no se espere nada nuevo. En este libro hay espadas mágicas, dioses, ángeles, demonios, vuelan cabezas y miembros amputados, hay mezclas absurdas de panteones y sistemas mitológicos de Europa Occidental y Oriente próximo y lejano. Es un pastiche de proporciones épicas, condensado en un tomo de poco más de ciento treinta páginas.
Una aspecto notable de Alma Negra es su estructura. Las primeras páginas muestran un documento que perfectamente podría ser un tratado sobre materias antiguas. Se cita a grandes eruditos de la antigüedad clásica, como Tácito, Plutarco y Aureliano, de tal manera que uno inmediatamente empiece a preguntarse dónde muere el tollo y comienza la fantasía.
La historia propiamente tal comienza en el apartado El Mito Hecho Hombre. En esta sección, la más larga del libro, se nos cuenta como Nabok —que es un híbrido, hijo de demonio y mujer mortal—, llega a convertirse en la figura mesiánica de un pueblo azotado por el yugo invasor, tras superar una serie de pruebas que lo pondrán cara a cara con el lado más oscuro de su naturaleza. Se enfrentará a demonios, luchará contra el mismísimo Ángel de la Muerte, mutilará sin compasión a su tía Lilith… todo con tal de evitar la aniquilación total de la humanidad.
Hasta aquí, la novela es un disparatado compendio de mitologías diversas. De hecho, el único aspecto que creo que es posible destacar de Alma Negra es que su autor investigó cuidadosamente diversas tradiciones míticas de la antigüedad. Sin embargo, la apabullante cantidad de notas explicativas a pie de página no basta para compensar una historia predecible y llena de personajes unidimensionales, que actúan por su amor a las proezas físicas o porque son instigados precisamente a la violencia. Las infinitas secuencias de batalla se suceden una a la otra sin otro hilo conductor que la propia naturaleza del relato épico, que consiste en la representación de una sociedad donde el que gana es el que tiene el arma más filosa.
Todas estas razones hacen que Alma Negra sea un libro muy apropiado para aquellos que rayan con He-Man, Conan el Bárbaro o Xeena y Hércules. Es, como dije, una épica en clave tradicional, con una particular obsesión por plasmar de manera casi teatral las proezas físicas de los protagonistas. Durante el transcurso de la novela, los mandobles de espada, los triple-saltos mortales, las patadas en la jeta y la combinación de sensualidad, virilidad y masa muscular se comen a los personajes. Las notas a pie de página (que si bien son breves) caen a ratos, en la sobrecarga de datos anecdóticos. La cantidad de personajes terciarios, de nombres que vienen y van, marea hasta el límite del hartazgo. Y si bien el lenguaje de la obra es bueno y razonablemente cuidadoso, apropiado para su registro, las palabras que dan vida al tejido de Alma Negra no pasan de ser accesorias. El contenido del libro es imaginativo y enciclopédico, pero no encierra ni un secreto que no hayamos oído antes.
Alma Negra
Carlos Flores
Editorial Forja, 2009
132 p.
Publicado por Emilio en 03:12.
Y aquí les va mi defensa. Que espero los satisfaga:
Estimado Emilio:
Antes que todo, quisiera agradecer el espacio brindado en tu blog para criticar mi primera novela, escrita cuando tenía veintidós años. Empero, no sería buen autor sin defender mi obra.
Mencionas entre otros puntos que la novela tiene demasiadas citas a pies de página y aquello se debe a una razón muy simple: mientras la escribía, también hacía mi seminario de título y se me ocurrió la idea de plantear una novela como si fuese tesis universitaria. Esto es: con introducción, marco teórico, marco metodológico, conclusión y bibliografía. De modo que al leer los primeros capítulos, cuando menciono a historiadores eruditos de universidades estadounidenses o cronistas romanos, también deben ser tomados como personajes del relato que si bien no comienza sino hasta el tercer capítulo, aportan.
Si he de ser sincero, confieso que la novela estaba pensada como saga en un principio, pues el protagonista aparece en distintas épocas, con distintos cuerpos y de ese modo, era una intertextualidad de epopeyas populares diversas como Xena y Buffy… En ello acertaste, pues Nabok pelea contra los hijos de Lilith, que en pocas palabras son vampiros.
La obra en sí es una adaptación literaria de muchos mitos e historias que otros han interpretado… Algo así como las muchas versiones de Drácula o el uso que Bram Stoker hizo de Vlad Dracul y Erzsebet Bathory para adaptarlos a su ficción.
Mezclar diversas mitologías concentrándome en la griega y nórdica no es al azar y por cierto, los personajes tampoco son antojadizos. La novela en sí misma es una intertextualidad de diversos mitos repetidos o adaptados a través de los tiempos y civilizaciones. Un ejemplo evidente de ello es la aparición de amazonas y valquirias que son dos versiones para el mismo ente.
"Alma Negra" sí ofrece nuevos aportes desde el momento en que mantiene el lado vulnerable del héroe en varios aspectos: Nabok se resiste a los dones conferidos por su origen sobrenatural, sufre cuando sus amigos pasan penurias y lo más importante es que al principio rechaza las misiones conferidas por Dios Todopoderoso, todos estos pueden considerarse defectos para un ángel. Él no es un soldado autómata y deshumanizado… Quizá su mayor cualidad sea abrazar las características humanas a partir del instante en que sale del Cielo, llamado por los hechiceros babilonios.
Otra razón por la cual "Alma Negra" no es como cualquier novela épica puede fundamentarse porque He-Man y Conan el Bárbaro son héroes excesivamente viriles, casi invencibles, pero Nabok muchas veces debe ser rescatado. En cierta medida, ésta es una epopeya feminista y lésbica, pues no presenta doncellas en apuros, sino que muchas veces son ellas quienes socorren a Nabok.
De hecho, presento a Brunilda y Svava, las valquirias más mencionadas, como dos amantes lesbianas.
Como si ello fuera poco, Nabok es un personaje sexualmente ambiguo, abusado y enamorado. La novela completa es el peregrinaje de autodescubrimiento que un ser sobrenatural hace para concluir en su esencia… No es Dios quien obliga al héroe, ni éste busca la gloria, sino que defiende a la Humanidad por sentirse parte de ella y cumpliendo una voluntad propia, al revelarse contra sus parientes demoníacos.
No lo mueve la violencia o furia, sino la justicia y el amor. Debe enfrentar una última misión que cualquier ser humano rechazaría rotundamente, excepto el patriarca Abraham.
Quien quiera encontrar análisis psicológico en la obra, puede hacerlo porque hasta los seres sobrenaturales como demonios y ángeles muestran cualidades humanas. Decir que el protagonista viene para salvar a los babilonios es no haber leído atentamente, pues Nabok supera sus propias pruebas hercúleas para alcanzar su rango sobrehumano sin dejar de ser persona.
La historia está narrada en sólo una de las múltiples apariciones que Nabok tiene, cuando lucha a favor de los babilonios contra los asirios, pero su primera encarnación es para proteger a Adán y Eva de los ataques que Lilith hace. Luego pelea contra los romanos al lado de Boudica y Zenobia, ayuda a la reina amazona Hipólita cuando a ésta la ataca Hércules, llegando a aparecer en la II Guerra Mundial. Si prestan atención a los primeros capítulos sin concentrarse sólo en las batallas cuerpo a cuerpo, notaran cuan atemporal es este personaje. La yuxtaposición de tiempos y espacios es algo a lo cual deben prestar atención.
Aún así -lo digo sin ánimo de excusarme-, la novela fue escrita cuando una noche soñé con la Antigua Babilonia y quise hacer algo productivo de ello. Si los entretiene, me alegro. Habiendo escrito ya mi segunda novela e iniciando la tercera, de temáticas completamente distintas, espero complacer a mis lectores puliendo mi estilo narrativo.
No quiero despedirme sin antes solicitar que agreguen el segundo apellido a mi nombre. Gracias.
Sinceramente tuyo,
Carlos Flores Arias.
Escritor chileno.