«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

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jueves, 13 de enero de 2011

Las relaciones virtuales

Acabo de leer una columna femenina en Yahoo! del tipo "Sex and the City", pero francamente muy al pedo. Se titulaba "Un novio virtual" y pretendía en base a una experiencia fallida, aconsejar sobre cómo las mujeres deberían buscar relaciones virtuales, especialmente siendo madres solteras.
Ximena conoció a un ingeniero agrónomo, padre soltero, muy interesante y mientras más se escribían, mayor era la ilusión pese a las distancias. Cuando ella debió viajar al campo desde Buenos Aires para conocerle, pagando su pasaje en bus, el tipo prometió que le regresaría su dinero.
Como lo importante era encontrarse y estaba tan ilusionada, Xime partió a la aventura y una vez allá, tras tener gran sexo, el ingeniero le ignoró por todo un fin de semana dejándola abandonada en los campos y al final, esta ingenua mujer debió regresar a Buenos Aires por sí misma pero, sin dinero del primer pasaje.
Me pareció bastante ridícula -la columna y no la autora-, porque en gran medida es muy difícil encontrar una pareja estable haciendo click y basándose en fotos de perfil. No nos engañemos, conozco algunos casos exitosos, pero son dos entre miles y la verdad es que del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Un individuo -regularmente un hombre- puede parecer muy guapo, encantador, romántico, sensible, interesado, sexual y fascinante por la Web, pero cuando da la cara resulta ser todo lo contrario.
Es cierto que ahora gran parte de las relaciones se establecen a partir de Internet porque, querámoslo o no, es el medio más masivo y en la sociedad actual, por diversos motivos a veces no podemos conocer a alguien por otros medios. Sin embargo, lo más prudente es dejar fluir la relación sin tener expectativas desde un principio.
Ello nos lleva a idealizar al individuo -si lo sabré yo-, ilusionarnos y luego, pagamos las consecuencias decepcionándonos.
Les parecerá bastante desalentador lo que diré, pero a estas alturas de mi vida -con veintinueve años- me resulta ingenuo esperar algo de cualquier persona. Tampoco digo que uno deba conformarse mendigando cariño, porque es agradable percibir interés de la otra parte, pero hasta cierto punto no podemos somos culpables de nuestras propias desilusiones.
Antes las abuelas usaban ese viejo y conocido refrán "El papel aguanta mucho". Hoy en día es la página web y aunque cueste aceptarlo, si esperamos encontrar a la pareja ideal con sólo un click, acabaremos encontrando siempre gente interesada únicamente en sexo esporádico o inclusive menos.
Hace poco me di cuenta de que la gente le teme más al sufrimiento que a la muerte. Dolor por ser heridos, rechazados, engañados, etcétera. Por ello, ahora prefieren echarse un polvo con distintas personas para no comprometerse, que varios polvos con la misma pareja y tener un compromiso establecido.
Por eso uno, que sigue siendo tonto romántico, debe tener especial cuidado con los elogios gratuitos y el interés esporádico.
En algo sí le concedo razón a la autora del artículo: prestar atención a las señales de alerta como excusas para conocerlos, plantones, correos electrónicos informando cosas que deberían decirnos por teléfono, horarios extraños para arreglar citas, etcétera.
Cuidado también con leer falsas señales o involucrarse con gente que tira la piedra y luego, esconde la mano. Me pasó y lo pagué caro. Aunque Jack Berger acabara siendo un maldito hijo de perra, Carrie aprendió que cuando se trata de relaciones, las palabras de Berger son sólo eso.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.