La semana pasada comenté “El diario de Bridget Jones” por recordar aquella polvorienta edición que tanto agrado me causó leer. Pues bien, en 2000 Femenino Lumen publicó la secuela, donde Helen Fielding nos muestra a un personaje más delineado, aunque igualmente divertido e inseguro, pese a haber cumplido su objetivo del diario anterior: «encontrar un novio amable y sensato, y no seguir estableciendo lazos afectivos con ninguno de los siguientes tipos: alcohólicos, adictos al trabajo, fóbicos al compromiso, mirones, megalómanos, gilipollas emocionales o pervertidos».
Cabe destacar que para mí tiene un valor especial, pues cuando compré mi ejemplar hace algunos años, era el último que quedaba en Chile y lo hallé tras pedirle a un taxista que recorriera todas las librerías de Santiago. Me pareció vital leer la segunda parte del libro que me había gustado tanto y sólo supe de su existencia porque sería llevada al cine.
Bridget inicia esta nueva entrega narrando su idílico romance con el abogado Mark Darcy, teniendo un trabajo estable como reportera de un reconocido matutino británico donde constantemente se ve expuesta a cómicas situaciones y desde luego, frecuentando al mismo círculo social sin cuya intervención, Jones definitivamente no sería la misma.
De una genialidad particular, la protagonista narra cual escritora consumada otro año donde le ocurren muchas vicisitudes que reavivan sus dudas existenciales: un posible embarazo, desacuerdos con el novio, trabajar junto al funesto Daniel Cleaver nuevamente y la aparición de una rival que podría romper su relación son sólo algunos ingredientes.
Sin embargo, el clímax de esta obra para mi gusto, son las aventuras de Bridget en Bangkok, donde experimenta con hongos alucinógenos y conoce una cárcel femenina de donde quizás no pueda salir. Fielding tiene ese talento especial para lograr que este fascinante personaje esparza sus vivencias entre pintorescos bares londinenses y exóticas islas.
De todos modos, como ambas partes de la saga fueron llevadas al cine, no puedo evitar sentirme en parte decepcionado por las versiones fílmicas, donde Bridget pierde mucho de su encanto esencial al no mencionarse pasajes importantes del trabajo literario… Un ejemplo es que en el primer diario se nombra sólo una vez al hermano de Jones mientras el celuloide la muestra como hija única.
Así mismo, tal vez sólo para no confundir al público, la segunda parte cinematográfica no menciona en absoluto aquella fascinación de Bridget con la serie “Orgullo y prejuicio” transmitida por la BBC y su estrella Colin Firth, a quien conoce en Italia. Firth, además, es el actor que interpreta a Mark Darcy en las dos adaptaciones y habría sido antojadizo pretender rigurosidad narrativa.
Por ello, el libro conserva ese encanto primordial que la gran pantalla no tiene: leer un diario íntimo con detalles aparentemente frívolos pero que en conjunto, enriquecen el relato hasta brindarle cierto realismo deseable cuando leemos este tipo de documentos.
Me parece notable, aunque no extraño, que Fielding alcanzara reconocimiento escribiendo para la prensa británica una columna diaria sobre su adorable personaje: una soltera treintañera que vive en Londres y trabaja para una editorial. Argumento simple, pero significativamente desarrollado.
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