Apenas puedo escribir esto, porque me acosté a las 8 de esta mañana, y es que ayer, tras la clase de turco con las chicas en casa, quisimos ir al patio Bellavista para tomarnos algo.
Acabamos en La Casa en el Aire, donde nuestro profesor confesó conocer muchos rincones ocultos de Santiago y Estambul. Karina no podía creer que su amigo supiera llegar a sitios donde nosotros aún no llegamos. Sin embargo, las chicas quedaron sorprendidas cuando sugirió comprar condones en el baño; todo porque son saborizados y querían probarlos. Lamentablemente ya no quedaban de chocolate, por lo que debimos conformarnos con las frutillas.
Mientras ellas se quedaron con gusto a plástico entre los labios, yo apenas sentí esencia del sabor, pero terminamos intentando inflarlos y entonces comprobamos su mala calidad, pues el aire salía por todos lados. Afortunadamente no pretendíamos darles otro uso.
Las bromas, risas y escándalo abundaron en nuestro camino de Papagayo's Club, donde la salsa era estridente. Salimos de ahí a las 5:30 para acercar a nuestro profesor y Karina hasta sus respectivas casas o paraderos, cuando ya estábamos tan trasnochados que Pauly quedó traspuesta en la camioneta; lo deduzco porque ya ni respondía mis bromas.
Una vez en casa y tras haberme inyectado insulina para desayunar, mamá las atendió y fue entonces cuando Pauly se quedó completamente dormida en el sofá, mientras las otras chicas seguían bromeando y riendo.
Cabe mencionar que sólo Pauly bebió alcohol y tal vez por ello quedó planchada, pero nosotros estábamos igualmente enfiestados al punto de desperfilarnos.
Lo pasamos realmente bien, aunque hoy casi no pude levantarme y de tanto bailar, los demás deben estar muy adoloridos. De todos modos, el amanecer me saludó contento.
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