En la foto: Üsküdar, el sitio más romántico que conocí en Turquía. Se ubica en la orilla asiática de Estambul.
Este año comprobé que lo más importante de la vida es saber disfrutar y agradecer los regalos que Dios nos da. Después de viajar a Turquía y conocer a personas tan maravillosas como Mismo Mismo, aprecio mis afectos cuales tesoros invaluables. Ahora mi mayor deseo no es hallar el amor ideal que antes no me permitía dormir; quiero regresar donde hallé algo aún más significativo, algo tan importante como un hogar, cariño sincero y felicidad comprobable.
Mi camino no está aquí en Chile, donde tanto sufrí. Mi destino está en Turquía, donde seguramente tuve y tendré muchas vidas. Es que puedo destacar su preciosa arquitectura, milenaria historia, riquísima cultura, pero lo más valioso es su magnífica gente. Allí encontré una segunda familia, que me ha hecho olvidar mi doloroso pasado.
Este año mi vida pasó de ser un desolado desierto a un frondoso bosque. Ahora hasta tengo un propósito para seguir existiendo y luchar. No importa que existan grandes distancias, pues allá me espera la felicidad.
Tengo tantas personas a quienes agradecer por cómo me hicieron sentir cuando estuve allá. Gente que me adoptó como un pariente y que además de amarme, también quiere a mi familia.
Éste fue un gran año. Aprendí cuan cierto es aquello de que la felicidad sólo es verdadera si se comparte. Pude distinguir cariños sinceros o si lo prefieren, hallé el amor que realmente tiene importancia, más allá del interés o atracción sexual.
Ahora sé que el amor, cuando es verdadero, tiene muchos significados, pero siempre viene de Dios.
Cuando me vaya, dejaré aquí gran parte de mi pasado, porque mi presente es más importante y el futuro me espera.
Allah sizinle olsun!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario