«Quien no conoce Estambul, no conoce el amor».

Yahya Kemal Beyatlı.

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Carlos Flores Arias – Yahya.

Escritor chileno.

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sábado, 16 de junio de 2012

Explorando las oraciones

Hace pocos minutos terminé mi salâh de 'Asr. La verdad es que podría considerarse que hago duâ's interminables. ¿Pero qué es el du'â? Estuve leyendo en páginas dedicadas exclusivamente al Islam, así que esto no es sólo idea mía.
Según leí, el du'â es la súplica a Allah siendo específico e incluso no sólo sirve para pedir algo tan simple como «protégenos de todo mal», que es lo más común. También implica los agradecimientos por las bendiciones concedidas, que incluso son otorgadas sin previa solicitud.
No es que quiera irme en la profunda, pero es inevitable tratando este tema, porque no sólo se trata de la simplicidad del ser solicitante y la magna generosidad del Ser divino. También se trata sobre cómo nos desenvolvemos cada día y si notamos lo que ya tenemos, desde una nueva oportunidad amaneciendo vivos hasta algo como la rosa que florece en nuestro jardín, cuya belleza suele pasar desapercibida ante tantas obligaciones: estudios, trabajos y compromisos varios.
Seguro muchos de ustedes pensarán que no tienen tiempo de contemplar una rosa. Pero el du'â incluso nos permite agradecer por ello, aunque absortos en nuestro egoísmo mundano, a veces solemos concentrarnos suplicando sólo cosas que van en nuestro beneficio personal. Debemos entender pues, que si bien el du'â se hace en tiempo imperativo, como dándole una orden a Allah, no consiste en frotar la lámpara maravillosa para cumplir nuestros deseos.
Es más. En lo personal y por un asunto de respeto que no sé si será correcto, yo suplico, imploro y ruego majaderamente y no sólo por mí, sino también por otras personas de las cuales, no necesariamente todas están en mi alta estima. Yo entiendo el du'â y lo abordo como un medio de comunicación por el cual podemos beneficiar hasta a quienes nos odian. ¿Por qué? Porque para mí, el du'â debe servir como método de ayuda a quienes se han alejado de nosotros o se han extraviado del camino recto.
Lo sé. Estoy hablando como predicador fanático tal vez. Pero cuando pido a Allah que alguien regrese al buen camino es para que esa persona lleve una actitud recta y honesta, no necesariamente dentro de una religión determinada. Es usual pedir que alguien he incluso uno no le haga daño a otros ni a sí mismo.
Es muy común comentar públicamente cuando hacemos du'â por alguien específico. Las abuelitas suelen decirnos «te tengo en mis oraciones» y hasta yo lo hacía, pero ya no. En primer lugar, me di cuenta de cuanta petulancia involuntaria -e incluso voluntaria- contiene esa frase, pues uno espera que los demás le agradezcan las oraciones cuando realmente es Allah el único a quien debemos agradecer. En segundo lugar, que una persona te considere en sus plegarias no necesariamente es bueno, porque inconscientemente podría intervenir en tu libre albedrío. Por ejemplo, alguien puede pedir insistentemente «que mi nieto Pablito sea médico», ¿pero qué pasa si Pablito en realidad quiere ser actor? He ahí otro punto importante cuando hacemos du'â: nada ocurre si no es la voluntad de Allah.
En lugar de eso, yo pido por bendiciones y protección en general, pero siempre entendiendo que antes está la voluntad de Allah y Él decide cómo bendecir a quienes amo.
El du'â no es un pase mágico que decimos para cumplir nuestros caprichos como hacernos millonarios ganando un juego de azar en plan  «haz que me gane la Lotería». Tampoco quiero decir que sólo debamos pedir lo que podría considerarse dentro de un rango realista o posible, pues sabemos que para Allah no existen los imposibles. Si algo sucede, es sólo porque Allah lo permite.
¿Cómo funciona el du'â entonces? Es tan simple como pedir intensa y sinceramente aquello que está en nuestros corazones. No necesitamos ser políticamente correctos pidiendo la paz mundial como Miss Universo si en realidad, queremos hallar un empleo estable. ¿Me explico? Es tonto intentar engañar a Allah con frases de bronce porque Él puede ver nuestros corazones.
Además, el salâh u oración como es entendido en Occidente, es un momento íntimo no sólo con Allah, sino con uno mismo. No con quien creemos ser sino con nuestro verdadero yo interno, aquél despojado de apariencias mundanas y ajeno al escrutinio público. Debemos recordar también que Allah no es una entidad separada del ser humano. «Allah está más cerca de nosotros, que nosotros de nuestra vena yugular».
¿Por qué los musulmanes oramos cinco veces al día? En realidad, lo deben hacer todas las religiones abrahámicas, pero se explica de manera fácil. La gente dice creer en Dios, pero aquí en Chile por ejemplo, ya muy pocos católicos van a las iglesias o rezan el Mes de María y son más quienes sólo hacen plegarias desesperadas cuando están en desgracia. El salâh es una forma de conectarnos con Allah y recordarlo permanentemente, en buenos y malos momentos. No sólo tenemos presente que Él es lo que más importa sino quien más importa.
¿Por qué Allah o Dios es lo más importante? Esto lo digo sin ningún ánimo fundamentalista, porque no pretendo alcanzar niveles santos. Pero según he leído y aprendido en este tiempo, nuestra realidad o lo que comprendemos por ese concepto no existe. Sólo Él existe y todo lo demás -incluídos nosotros- es consecuencia de Su amor.
Él hace que todo sea posible y haciendo du'â sincero, nosotros contribuímos a aquella existencia de sucesos conectados, porque mi du'â también depende del que hagan otros y en conjunto, todo conforma un existir y un suceder. Entender esto implica que Allah se vale de nosotros para cumplir Su voluntad, pero si sólo Él existe, quiere decir que en realidad nosotros no existimos y más bien somos efecto de Su amor. Simple.

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Yahya. Carlos Flores A.
Escritor chileno.