Cuando
comienzo a escribir, aunque tenga una idea general o específica del tema, jamás
sé hacia dónde me llevará la escritura. Supongo que en alguna medida, los
escritores necesitamos dejarnos llevar por la pluma para no caer en la
enfermiza estructuración del discurso.
Algunos
escritores se creen el cuento de ser intelectuales y librepensadores, yendo por
la vida como si todos los demás mortales no pudieran tener pensamientos
profundos. Peor aún, cuando alguien les hace una simple pregunta, no dan una respuesta
igualmente sencilla sino que al contrario, intentan profundizar inútilmente la
idea como si todo lo que un escritor dice debiera ser trascendente.
Creo
que un escritor no es respetado si dice que escribe sólo porque le gusta
escribir, sin dar mayores argumentos. Mi editora, me dijo una vez que el gremio
de los escritores es insolidario. Yo lo he comprobado con algunos colegas,
aunque otros son bastante más aterrizados, careciendo del insoportable ego que
podríamos tener quienes nos dedicamos a las letras.
Es
cierto. Corremos el riesgo de caer en patrones narrativos y quedar caducos
aunque tengamos talento. Pero a pesar de ello, parece ser inevitable que
siempre hablemos sobre los mismos asuntos y no cuidemos más el reinventarnos. Hablo
de una renovación completa, en la cual no sólo seamos capaces de abordar
diversas experiencias narrativas sino que además, dejemos atrás los típicos
convencionalismos intelectuales bohemios o ultraterrenos.
Yo
no bajé de ningún Olimpo literario para ser admirado como vaca sagrada por los
lectores potenciales y tampoco vine a dejar enseñanzas espirituales a este
mundo. Más bien estoy aquí escribiendo porque realmente me parece una necesidad
vital y lo digo ahora que no tengo dinero ni oportunidades suficientes para
publicar otra novela, como también podría decirlo si fuese un escritor famoso.
Creo
que la gran mayoría de literatos comienzan este camino con el mismo principio
idealizado y de a poco se van deformando hasta convertirse en escritores
meramente comerciales que no desarrollan su talento inicial. Es en este punto
cuando empiezan a alimentar un absurdo ego.
He
tenido la ingrata experiencia de conocer incluso a un escritor que me advirtió
con tomar medidas legales por criticar su modo de presentarse ante los
lectores. Por otro lado, también los hay quienes teniendo mucho más
reconocimiento y bien merecido, actúan naturalmente sin sentirse amenazados por
la crítica.
Por
desgracia, en este sendero donde yo al menos tengo la necesidad de expresar un
mensaje que tal vez a nadie le interese, pero que no puedo retener dentro, hay
quienes siendo realmente talentosos no tienen oportunidades porque carecen del
dinero, los contactos apropiados o una imagen de intelectual diseñada para
impresionar al público.
Así
es como injustamente muchos se quedan en el camino, debiendo darles el paso a
aquellos que compensan su inexistente talento con favores o relaciones de
interés. Así es como nuestra literatura tiene grandes joyas como algunas que
tengo autografiadas por sus autores en mi librero pero también, hay mediocridad
que uno nada más ver la portada, sabe el final.
2 comentarios:
completamente de acuerdo,vivimos en un país donde la falta de talento es compensada por compadrazgo ,apellido y dinero,y el talento,originalidad y creatividad,no es recompensada en lo absoluto,mas aun cuando es reconocido fuera de Chile,el artista debe viajar por sus propios medios,y con q dinero,si como artista no puede vender sus obras?,vendiendo un riñón? las corneas,óvulos...q ,realmente no se q esperan del arte y la cultura,saludos.
Así es Made, ambos sabemos cada uno en su terreno, cuánto cuesta que aquí se aprecie el talento. Yo tuve una oportunidad y no puedo ser desagradecido, pero sigo escribiendo y aún me falta una editorial audaz. Saludos.
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