El pasado martes 13 de mayo en Soma, Turquía,
ocurrió una de las tragedias más grandes en la historia de la minería de ese
país y del mundo, me atrevería a decir. Trescientos un mineros trabajadores del
carbón fallecieron tras una explosión catastrófica que los dejara bajo tierra.
El accidente, causado por la escasa seguridad
laboral brindada a los mineros, marcó para siempre al pueblo turco y desde ese
día los familiares de quienes han fallecido, protestan públicamente exigiendo
mejores garantías laborales.
Los testimonios de algunos rescatados son
conmovedores, describiéndonos cómo sus compañeros fallecidos gritaban
semejándose a animales que iban al sacrificio, mientras la tierra les tragaba. En
otros casos, los sobrevivientes detallan cada momento de aquella pesadilla que
marcó sus vidas.
Los mineros muertos en su mayoría eran
bastante jóvenes, padres de familia. Pero todos, sin excepción, trabajadores
esforzados que aún sabiendo el riesgo, no podían dejar su labor.
Ahora un pueblo entero vive su duelo. Todos los
turcos sin importar las fronteras se han visto afectados enormemente por esta
gran tragedia que se ha cubierto en todos los noticiarios internacionales. En 2010
los chilenos vivimos algo muy parecido con los treinta y tres mineros
sepultados en San José luego de que la mina se derrumbara.
Sin embargo, en aquella ocasión el entonces
Presidente Sebastián Piñera movilizó todos los recursos y la ayuda disponible,
incluso internacionalmente, hasta que se pudo rescatar a cada trabajador
convirtiéndolos en auténticas celebridades.
Desgraciadamente el desastre mayúsculo en
Turquía nos mostró la cara opuesta, provocando que muchos quienes no somos
turcos pero amamos ese país y su gente, solidaricemos al ver los rostros o
conocer sus historias.
Es por ello que, habiendo dedicado tantos
artículos de este humilde blog a ese hermoso país y su maravillosa gente, no
quiero ahora mantenerme al margen aunque sin duda alguna, no habrá palabra
suficientemente adecuada para darles el consuelo que necesitan.
En memoria de aquellos trescientos un mineros
fallecidos, por los heridos, sus familias y un pueblo al cual muchos amamos sin
haber nacido allí, sólo porque nuestro corazón es turco, ruego a Allah (swt)
que la seguridad sea mejor implementada en el ambiente laboral, para no ver
nuevamente un desastre como éste y al mismo tiempo, que sus almas hallen la paz
y resignación lo más pronto posible…, sabiendo desde luego, que muchos les
apoyamos y ternemos sincero afecto.
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