Este artículo es un reconocimiento a todos los carabineros de Chile, a través de su General Director José Alejandro Bernales, recientemente fallecido en un trágico accidente aéreo anteayer mientras se hallaba en Ciudad de Panamá, participando de un seminario antiterrorismo junto a su esposa, Teresa Bianchini Frost, igualmente fallecida y otros compatriotas, de entre quienes sus compañeros de armas eran el comandante Orozco. el comandante Tapia y el capitán Fuenzalida.
Fue denominado General del Pueblo, porque lejos de limitarse a cumplir su deber institucional, las obras que realizó al ser llamado por su vocación de servicio público, lo hicieron merecedor del reconocimiento internacional por gestionar la cercanía de su institución a la gente que servía, misma que lo despide masivamente ahora en medio de conmovedoras expresiones de cariño que cualquiera en su posición desearía lograr.
Su afable e idealista carácter lo llevó a comprometerse en causas sociales tan relevantes como el combate a la violencia intrafamiliar, además de la constante lucha contra la delincuencia, que inspiró en sus subordinados notable admiración.
No exagero al decir que todo el país está enlutado por la horrible tragedia que además de dejar a un padre sin su primogénito, le arrebató la infancia a un niño de apenas diez años.
Como si ello no fuese suficiente, en el particular caso del General, sus tres hijos quedaron absolutamente huérfanos. Cristián Bernales, que fue parte de la comitiva encargada de viajar a Panamá para repatriar los restos, tiene mi edad y ante esto, no me puede resultar ajeno su sufrimiento, pese a haber enfrentado los medios con estoico y admirable valor.
Es inevitable pensar que mis padres, contemporáneos de Bernales, indudablemente tuvieron la suerte de disfrutar a mis abuelitos hasta hace poco. Debe ser terrible perder a los padres siendo tan joven como Cristián.
Por otro lado, mis abuelitos también fueron afortunados, por dar su último aliento relativamente tranquilos y rodeados por sus familias, al contrario de los compatriotas siniestrados en Panamá, privados de una muerte pacífica e indudablemente, inmerecida.
Como pariente de un carabinero, obviamente me es íntimo el sentimiento de dolor y preocupación que toda persona tiene si en su clan hay alguien caminando esta loable senda.
Buen cristiano, leal, profesional, dado a la familia y virtuoso. ¿Cuántos de nosotros merecemos ser recordados como el General del Pueblo cuando dejemos este mundo?
Fue denominado General del Pueblo, porque lejos de limitarse a cumplir su deber institucional, las obras que realizó al ser llamado por su vocación de servicio público, lo hicieron merecedor del reconocimiento internacional por gestionar la cercanía de su institución a la gente que servía, misma que lo despide masivamente ahora en medio de conmovedoras expresiones de cariño que cualquiera en su posición desearía lograr.
Su afable e idealista carácter lo llevó a comprometerse en causas sociales tan relevantes como el combate a la violencia intrafamiliar, además de la constante lucha contra la delincuencia, que inspiró en sus subordinados notable admiración.
No exagero al decir que todo el país está enlutado por la horrible tragedia que además de dejar a un padre sin su primogénito, le arrebató la infancia a un niño de apenas diez años.
Como si ello no fuese suficiente, en el particular caso del General, sus tres hijos quedaron absolutamente huérfanos. Cristián Bernales, que fue parte de la comitiva encargada de viajar a Panamá para repatriar los restos, tiene mi edad y ante esto, no me puede resultar ajeno su sufrimiento, pese a haber enfrentado los medios con estoico y admirable valor.
Es inevitable pensar que mis padres, contemporáneos de Bernales, indudablemente tuvieron la suerte de disfrutar a mis abuelitos hasta hace poco. Debe ser terrible perder a los padres siendo tan joven como Cristián.
Por otro lado, mis abuelitos también fueron afortunados, por dar su último aliento relativamente tranquilos y rodeados por sus familias, al contrario de los compatriotas siniestrados en Panamá, privados de una muerte pacífica e indudablemente, inmerecida.
Como pariente de un carabinero, obviamente me es íntimo el sentimiento de dolor y preocupación que toda persona tiene si en su clan hay alguien caminando esta loable senda.
Buen cristiano, leal, profesional, dado a la familia y virtuoso. ¿Cuántos de nosotros merecemos ser recordados como el General del Pueblo cuando dejemos este mundo?
"Matar a un carabinero es como matar a Chile".
4 comentarios:
hola
ke tal grax x pasarte x mi log y aplikemos efes jejej obvio
mmm y ke pena lo del señor pero asi es el ciclo de la vida uno nunk sabe aiozz
hay q atroz noticia
AUN ME DA PENA
lamentable
el era un hombre bueno asi q ahora debe estar bien
besos
una pena su partida (L)
mxa tristeza , aunqe no lo conocia en persona , si lo conocia por tv . y me entristece demaciado su partida -... nos va a a ser falta el general ..
bueno mi niño cudiate mxo nos tamos posteando.
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